Montmartre no solo es el escenario de muchas obras del
polifacético Toulouse-Lautrec, sino el motor social y cultural que definió su
estilo moderno y carácter bohemio. A través de
pinturas, dibujos, carteles e ilustraciones,
Toulouse-Lautrec y el espíritu de Montmartre, en
CaixaForum Sevilla, muestra la producción del artista en sintonía con la de sus artistas contemporáneos en el París de finales del s. XIX.
Las calles, los cabarets y los cafés del barrio de Montmartre fueron escenario de una explosión creativa, marcada por la bohemia y la vanguardia de la mano de
jóvenes artistas e intelectuales que desafiaron a lo establecido. Henri de Toulouse-Lautrec (Albi, 1864 - Château Malromé, 1901) y otros artistas como Vincent van Gogh, Jean-Louis Forain, T. A. Steinlen, Pierre Bonnard o Édouard Vuillard contribuyeron a este florecimiento de un
movimiento rompedor al margen de la burguesía.
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Fuente: Prensa de Obra Social La Caixa[/caption]
La exposición, que consta de
más de 350 obras con préstamos internacionales de colecciones públicas y privadas, representa un viaje por el París bohemio de entre siglos. Una muestra multidisciplinar para comprender el papel fundamental que el espíritu de Montmartre tuvo en el desarrollo del arte moderno, y la manera en la que Toulouse-Lautrec y sus contemporáneos influenciaron la evolución de la producción artística efímera:
carteles, ilustraciones, impresiones y diseños, que expandieron a nuevos públicos el espíritu bohemio y las creaciones artísticas.
Un barrio transformador
En 1880, Montmartre era una zona marginal y peligrosa apartada de París que empezó a atraer a numerosos jóvenes creadores. Los artistas Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Signac, Pierre Bonnard y Henri-Gabriel Ibels, los intérpretes Aristide Bruant e Yvette Guilbert, los escritores Émile Goudeau, Alphonse Allais y Alfred Jarry, y los músicos Erik Satie, Vincent Hyspa y Gustave Charpentier se mudaron allí. Todos ellos querían vivir gastando poco, trabajar en el París bohemio y
evitar el centro burgués de la capital francesa. Montmartre fue el denominador común geográfico de muchos artistas, que contribuyeron activamente a definir la
estética vanguardista de la época.
Las propias calles de Montmartre y el entretenimiento que se encontraba en
los cabarets, los teatros, los cafés concierto y los circos era una fuerte inspiración para los artistas. No solo asistieron a los espectáculos y participaron en ellos, sino que empatizaron con los vagabundos o las prostitutas, y se veían a sí mismos al margen de la sociedad establecida. El lado más oscuro de la vida de
fin de siècle quedó plasmado en la obra de numerosos talentos. Toulouse-Lautrec representa una figura clave para enlazar a los artistas e intelectuales que situaron Montmartre en el punto de mira de
la transgresión y la vanguardia de finales del s. XIX.