La Basílica de San Martiño de Mondoñedo es reconocida como la catedral más antigua de España. Es conocida en gallego como San Martiño de Mondoñedo, se encuentra en el municipio de Foz, en la provincia de Lugo. Su origen parece remontarse al período prerrománico, evidenciado por vestigios de un antiguo monasterio que precedería al edificio actual: una construcción del románico tardío del siglo XI, con grandes contrafuertes agregados en el siglo XVIII. Dentro de sus muros alberga un museo, donde se destacan reliquias como el anillo y el báculo de San Gonzalo, y desde 2018 cuenta con un Centro de Interpretación situado en la antigua casa rectoral. Desde 1931 está protegida como Bien de Interés Cultural y en 2007 fue elevada a la categoría de basílica. Uno de los aspectos más intrigantes de su historia es que en el siglo IX fue sede de dos obispados: el de Dumio, trasladado desde Braga, Portugal, y el de Bretonia, trasladado desde Lugo, ambos movidos respectivamente por la amenaza vikinga y musulmana. Actualmente, la basílica sirve como iglesia parroquial y alberga el Museo Parroquial de San Martiño de Mondoñedo.

Historia

La historia comenzó en el siglo VI, cuando un grupo de cristianos huyó de los anglosajones en la provincia romana de Britania y se estableció en Galicia, formando el obispado de Bretoña, que llegó a tener gran influencia y participó en los Concilios de Toledo. Se localizaba entre Meira y Mondoñedo, en la provincia de Lugo. En el año 866, el obispado de Dumio tuvo que abandonar su sede debido a la invasión musulmana y se refugió en un lugar llamado Mendunieto, que más tarde se conocería como San Martín de Mondoñedo. A mediados del siglo IX, los vikingos destruyeron Bretoña y el obispado se trasladó a San Martín de Mondoñedo, lugar ofrecido por el rey Alfonso III para fundar un monasterio y establecer la sede episcopal doble, siendo su primer obispo, Sabarico. Después de este obispo, la sede tuvo otros 14 obispos.

El edificio

Su estilo arquitectónico, poco común en el noroeste de la península ibérica, se caracteriza por ser un románico lombardo-catalán, en contraste con el estilo borgoñón o francés predominante en otras catedrales, como la de Santiago de Compostela. Presenta elementos arquitectónicos de los siglos X, XI y XII, con tres naves y tres ábsides semicirculares, donde se aprecian las características bandas y arquillos ciegos propios del estilo lombardo. En el lado sur se encuentra el sepulcro del obispo San Gonzalo y el Museo parroquial. El ábside central está dividido por tres franjas verticales con ventanas en cada tramo adornadas con un diseño ajedrezado. La estructura cuenta con un crucero y un cimborrio cuyo tambor tiene la particularidad de ser rectangular con esquinas redondeadas. Las naves están separadas por tres pares de pilares con columnas adosadas a los que están más cerca del crucero.