El miedo a la oscuridad es
uno de los más frecuentes en los niños pequeños. Su temor puede deberse a diferentes factores, como
la pérdida de un ser querido, alguna experiencia personal o haber escuchado alguna historia de monstruos, fantasmas o de un suceso real, entre otros. En la mayoría de los casos, es un problema pasajero que se soluciona en poco tiempo, y los padres podemos ayudar a que así sea siguiendo los consejos de los expertos.
¿Por qué surge el miedo a la oscuridad?
Nadie nace con él. Se trata de una reacción adquirida de manera inconsciente. Esto significa que, igual que el niño la ha incorporado, también será capaz de desprenderse de ella.
Nuestros ojos reciben constantemente información visual del entorno. Cuando la vista queda limitada, nos sentimos indefensos y desorientados, lo que despierta una cierta necesidad de apoyo externo. En los niños, esta sensación se intensifica:
se sienten más vulnerables y expuestos ante posibles peligros.
Los expertos de Psikids, centros especializados en psicología y psiquiatría para niños y adolescentes en Madrid, explican en
un artículo que es más habitual que se produzca entre
los 2 y 3 años y los 7 y 8. Se consideran
miedos evolutivos, es decir, tienen una función adaptativa, pues actúan como
sistema de seguridad y "hacen que los niños sean más prudentes, ya que en general no tienden a evaluar las situaciones como arriesgadas o peligrosas".
Principales causas que lo originan
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Habla con tu hijo para descubrir qué le asusta | Fuente: Canva[/caption]
La Asociación Española de Pediatría, a través de su portal
En Familia, explica que “aparece en
uno de cada tres niños hacia los 2 años y disminuye a los 8-9. Puede incluir ingredientes de otros temores, como miedo a la separación (de las figuras de apego), a seres imaginarios y peligrosos, ladrones, ruidos y al abandono”. Veámoslo con detalle.
1. Sentimiento de inseguridad y desprotección
La oscuridad limita la capacidad de percibir lo que nos rodea, lo que genera una
sensación de inseguridad y vulnerabilidad, especialmente en los niños. De esa manera, la causa no es la ausencia de luz en sí, sino el hecho de quedar
desprotegido, sin el resguardo de sus padres, ante el ataque de un monstruo, o un enemigo imaginario o real.
2. Miedo a lo desconocido
Está muy ligada a la causa anterior, pues la ausencia de luz representa un ambiente desconocido en el que no se puede ver, y esto les genera ansiedad.
3. La poderosa imaginación infantil
El ‘pensamiento mágico’ propio de la infancia potencia estas emociones. Los niños tienden a confundir
fantasía y realidad, y a veces llegan incluso a creer en figuras malignas capaces de aparecer y llevárselos o hacerles daño. No obstante, en otras ocasiones, el temor se debe a algo real, como que entre un ladrón en casa.
4. Una experiencia traumática
Si el niño ha recibido
una fuerte impresión, es normal que necesite luz para sentirse tranquilo. Por ejemplo, un suceso, como haber sido testigo (o parte) de un accidente de tráfico o un robo, probablemente deje en tu hijo una huella emocional que derive en este miedo.
5. Historias, películas o videojuegos
Una historia que ha escuchado a un compañero, una escena tenebrosa que ha visto en alguna película o las imágenes violentas de algún videojuego son, asimismo, causas habituales.
6. Conductas aprendidas
Esta emoción no es exclusiva de los menores, claro. Si los niños escuchan conversaciones familiares que la reflejan, pueden asumir que algo malo ocurre cuando se apaga la luz. Es importante cuidar lo que decimos delante de ellos para
no transferirles miedos ajenos.
Consejos para ayudar a los niños
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Crea una atmósfera agradable y cuéntale un cuento bonito | Fuente: Canva[/caption]
Los expertos sostienen que
lo mejor para vencerlos es afrontarlos. Así lo explican en Psikids, y argumentan que, "cuando los evitamos o
sobreprotegemos a nuestros hijos, en realidad, conseguimos el efecto contrario al buscado, potenciamos el miedo y limitamos su capacidad de crecimiento emocional y de afrontamiento".
Partiendo de esta base, os presentamos algunas
estrategias sencillas que los padres podemos aplicar para ayudar a nuestros hijos en este tipo de situaciones.
1. Muestra comprensión y empatía
Para ellos su temor es muy real y un problema serio, por lo que no debes tomarlo a la ligera. Hablad de ello,
deja que te explique lo que le pasa, muestra una actitud comprensiva y
valida lo que siente. Si percibe que no le tomas en serio, terminará ocultando sus preocupaciones, les dará vueltas en la cabeza y les será más difícil solventarlas.
2. Ofrécele tu apoyo
Hazle saber que le ayudarás a vencerlo, para lo que convendrá que le expongas
razones que lo expliquen con palabras adecuadas a su edad, así podrá comprender lo que lo causa. Hazle ver lo valiente que es en tantas ocasiones de su vida y que con esto también lo va a ser.
3. Nada de pantallas antes de irse a la cama
La luz azul de los dispositivos electrónicos y los estímulos visuales activan el cerebro y dificultan el descanso, por lo que
no debe usar el móvil, la tablet o la tele en la cama. Además, si ve algo perturbador antes del sueño, es más fácil que se altere.
4. Acompáñalos a la hora de dormir
El respaldo emocional de los padres es clave para superarlo.
Quédate un rato con el niño por la noche hasta que se relaje. Según la Asociación Española de Pediatría, es recomendable crear
un entorno cómodo para dormir y mantener
una luz tenue que disminuya progresivamente la intensidad. También funciona bastante bien dejar
la puerta entreabierta para que la luz del pasillo entre en la habitación y poner
un enchufe con una lucecita quitamiedos, útil cuando se despierte en medio de la noche.
Enseñarle
técnicas de relajación, como hacer respiraciones profundas, visualizar un paisaje agradable o recordar momentos felices, también resulta eficaz. Y, por supuesto,
leerle un cuento o cantarle una canción ayudará a que sus pensamientos se dirijan a cosas agradables.
5. Recurre a los libros
Y, hablando de cuentos, aunque te servirá cualquier libro con una historia alegre, también puedes recurrir a alguno de los que enfocan sus tramas en la superación del miedo con sentido del humor y empatía. Al final del artículo te dejamos un par de ejemplos.
6. Afrontarlo poco a poco
En Psikid recomiendan exponer al niño o niña a la oscuridad
de forma gradual, siempre sin forzar los cambios. Por ejemplo, si te quedas un rato con él después de leer un cuento y apagar la luz, ve reduciendo este tiempo cada día. Refuerza con palabras de aliento y orgullo cada avance en su valentía.
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Cuando los recursos no funcionan, hay que pedir una opinión especializada | Fuente: Canva[/caption]
Si, pese a poner en práctica todos estos recursos, persiste un miedo intenso y prolongado, no dudéis en pedir
la valoración de un profesional de la psicología, que analizará el caso concreto de vuestro hijo y aplicará la terapia más adecuada.
La Fundación Orienta, especializada en salud mental infantil en Cataluña, realizó
un estudio con 85 niños, con una edad media de 6 años, que participaron en
terapias de exposición a la oscuridad, a veces acompañados de sus padres y otras veces solos. Los resultados fueron muy positivos: con menos de once sesiones, las conductas de valentía aumentaron, y las de miedo y evitación disminuyeron significativamente.
Cuentos que ayudan a superar el miedo
Autora: Laura Pazos | Marta Moreno
Edad: De 3 a 5
Editorial: Timun Mas
Nina es una niña risueña y valiente, pero cuando llega la noche y la luz de su mesilla se apaga, el señor Miedo se cuela por una rendija de su cuarto, se sienta en la esquina de su cama y no la deja dormir.
Un cuento escrito por Laura Pazos, de SleepyKids, psicóloga especialista en sueño infantil, vínculo seguro y disciplina positiva, en el que muestra los recursos de Nina para ahuyentar sus temores nocturnos.
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Autora: Carmen Gil Martínez
Edad: De 3 a 5
Editorial: SM
Luis tiene un conejito al que quiere mucho, pero lo ha perdido. Sus hermanos le han ayudado a buscarlo, pero no aparece. Entonces, el perro del vecino les dice que quizá esté en la casa gris de enfrente. Lo malo es que a Luis le asusta mucho esa casa porque está embrujada.
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el cariño que siente por su mascota es más fuerte que sus temores y se decide a ir a buscarlo. Y era verdad: encuentra allí a su conejito y supera su miedo. Tampoco era para tanto, se encuentra al fantasma cantando en la ducha y a la bruja lavándose los dientes.
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Autor: Santi Balmes
Edad: De 4 a 7
Editorial: Principal de los libros
Martina
tiene miedo por las noches. La razón más importante es que cree que bajo el suelo de su habitación se esconde un mundo habitado por monstruos que caminan con la cabeza hacia abajo. Y entonces, ¿qué pasaría si la frontera entre ambos mundos se rompiera?
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