En la madrugada del 30 de marzo del 2025, avanzaremos el reloj.
El cambio de hora, especialmente el paso al horario de verano, puede afectar significativamente al
sueño de los más pequeños. Este ajuste implica adelantar el reloj sesenta minutos (
las 2:00 de la madrugada pasarán a ser las 3:00), lo que reduce el tiempo de descanso nocturno y altera su reloj biológico. Esta no es una buena noticia para los padres y madres que no descansan bien de por sí. Pero hay algunas cosas que podemos hacer para facilitar la adaptación.
Nuestro
reloj biológico se sincroniza principalmente con las
variaciones de luz y oscuridad. Al modificar la hora, se altera la cantidad de luz diaria, lo que puede ‘descolocar’ el biorritmo de los niños. Este desajuste suele manifestarse en
dificultades para conciliar el sueño, más despertares nocturnos y cambios en los momentos dedicados a las siestas. Mientras que los adultos somos conscientes de esta modificación que se aplica cada año y podemos adaptarnos con el tiempo, los niños dependen de su reloj interno, que no sabe de las agujas del reloj.
Estrategias para facilitar la transición al horario de verano
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Es fundamental mantener las rutinas de sueño, como el momento del baño[/caption]
Tenemos dos opciones igualmente válidas:
1. No realizar cambios previos
Continuar con las rutinas habituales y permitir que el niño
se amolde de forma natural al nuevo horario. Es esencial observar las señales de somnolencia y respetar las ventanas de sueño para evitar el cansancio acumulado.
2. Implementar una adaptación gradual
Una semana antes del cambio de horario,
adelantar progresivamente las rutinas diarias (hora de despertar, siestas, comidas, baño y hora de acostarse) en incrementos de 10 a 15 minutos cada día. Este enfoque gradual ayuda al niño a adaptarse sin experimentar una gran alteración en su patrón de sueño.
Recomendaciones adicionales
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Aprovecha las horas de luz para sincronizar su reloj biológico | Fuente: Canva[/caption]
- Prioriza las siestas: si todavía duerme siestas, asegúrate de que el niño descanse adecuadamente durante el día para que no llegue excesivamente cansado al momento de dormir por la noche.
- Controla la exposición a la luz: Oscurece la habitación durante las horas de sueño para evitar que la luz que entra por la mañana interfiera con el descanso. Por el contrario, durante el día, fomenta la exposición a la luz natural para reforzar la sincronización del reloj biológico.
- Mantén la consistencia y la paciencia: Es normal que los niños tarden algunos días en hacerse con el nuevo horario. Durante este período, es probable que se muestren más irritables o cansados. La consistencia en las rutinas y la paciencia por parte de los padres son fundamentales para una transición exitosa.
El cambio al horario de verano representa un desafío para el sueño de la familia, pero con una planificación adecuada y algunos ajustes graduales, la transición resultará mucho más llevadera. Es importante recordar que cada niño tiene su propio ritmo y que la adaptación puede tomarnos algunos días. Con
paciencia, flexibilidad y constancia, pronto recuperará su equilibrio y el descanso volverá a la normalidad.