¿Por qué recurrimos a las comparaciones entre niños?
Muchas veces los padres establecemos semejanzas y diferencias entre nuestros hijos y otros niños y ni siquiera somos conscientes de que lo hacemos. Por ejemplo, si queremos enseñarle una habilidad como montar en bici, señalamos a otro que sí que sabe montar para que le sirva de modelo. O, si pretendemos que aprenda a esperar su turno para hablar, le nombramos a un amiguito del parque que nunca corta las conversaciones de su madre con otros adultos. Utilizamos la comparación como una forma de motivarlos para que adquieran una habilidad, una conducta o una cualidad que nosotros consideramos que puede ser beneficiosa para ellos. Pero en realidad les estamos dejando entrever cómo queremos que sean sin dejar espacio a sus propias características y habilidades reales. Entonces, la pregunta es obligada: ¿es realmente beneficioso para ellos, por mucho que tengamos una intención buena y constructiva? Lo cierto es que no. Veamos por qué.Consecuencias en el niño
Comparar a nuestro hijo con sus amigos, hermanos, vecinos o compañeros tiene consecuencias, que se manifiestan tanto en el momento en el que lo hacemos como a lo largo de su desarrollo. Estas son las más evidentes:1. Rivalidad con otros niños
El niño empieza a ver al otro con el que se le compara como un rival, pues lo percibe como más aceptado y admirado por sus padres que él mismo.2. Aparecen las envidias y los celos
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A ningún niño le gusta oír que otro hace algo mejor que él | Fuente: Canva[/caption]
Esto sucede, particularmente, cuando el parangón es entre hermanos. Los niños lo perciben como una división del amor de sus padres entre las cualidades de cada hijo. Es decir, piensan que a cada uno le quieren por unas cosas y pueden llegar a la conclusión de “si les gustan más cosas de mi hermano, es porque le quieren más”. Esto, naturalmente, crea envidias y celos entre ellos.
3. La autoestima del niño se ve mermada
Aunque nuestra finalidad sea el aprendizaje de algo positivo, lo que el niño lee entre líneas es que valoramos más aquellas cualidades que no tiene. Esto deriva en el desarrollo de inseguridades que dificultan su camino hacia una autoestima saludable.4. Distorsión a la hora de medir los logros personales
Comparar a tu hijo o hija con otros puede sentar unas bases equivocadas sobre sus expectativas y su autoexigencia, y esto es algo que arrastrarán durante todo su desarrollo personal, pues el niño se acostumbrará a medir sus éxitos y fracasos en función de los éxitos de los demás y no de su propia evolución.Cómo fomentar el aprendizaje de conductas o habilidades evitando comparar
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Acompáñalos en el aprendizaje y practica el refuerzo positivo | Fuente: Canva[/caption]
En lugar de usar la comparación para motivar a nuestros hijos a que aprendan una determinada conducta o habilidad, utilicemos el refuerzo positivo. Es decir, motívalos elogiando un comportamiento o una acción cuando estos aparezcan, pero no porque se personalicen en un amigo, compañero o hermano. Es importante que sean conscientes de que les aceptamos incondicionalmente, con sus virtudes y con las cosas que aún pueden mejorar, pero que estas últimas no influyen en nuestro amor absoluto por ellos.
Otra manera eficaz de estimular el aprendizaje es haciendo alguna actividad con ellos. Nada les gusta más a los niños, ni les resulta más motivador, que pasar tiempo con nosotros y tener nuestra atención. Por ello, cuando queremos que realicen algo, será mucho más efectivo y estimulante si los acompañamos o participamos en el proceso.
