El papel de la familia y los educadores
El escape nocturno "impacta en mayor o menor medida en la situación emocional del menor. La familia debe gestionar esa situación desde el refuerzo positivo, compresión y el acompañamiento, pero no desde la crítica o la recriminación", continúa el experto. En el caso de los educadores, "normalmente son ciegos al problema. No es un trastorno que impacte en el día a día del colegio, a no ser que haya afectación de la calidad del sueño y el niño por la mañana esté más cansado. En la mayoría de las ocasiones, no es algo que se comparta con los centros educativos o los profesores". Hay que estar atentos: mojar la cama "puede ser un factor de vulnerabilidad para que se condicione una dinámica de acoso cuando lo saben los compañeros". Pero, además, la enuresis secundaria puede uno de los primeros síntomas observables del acoso: "en niños que habían controlado bien y de repente empiezan a tener escapes, hay que pensar en un foco de tensión emocional, ya que la enuresis nocturna puede aparecer como un síntoma regresivo por un detonante estresante externo, y a veces ese detonante es una dinámica social incómoda en el contexto escolar". Un fallo en el mecanismo del despertar, la alteración del ciclo circadiano de la vasopresina (hormona antidiurética encargada de disminuir la producción de orina durante la noche), o la inestabilidad vesical con contracciones involuntarias del músculo detrusor, son algunas de las causas del trastorno. Por eso, si tu hijo de más de 5 años sigue mojando la cama, consulta cuanto antes con su pediatra. Si necesitas más información www.mojarlacama.esOfrecido por Mojarlacama.es

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