1. Enseñarles fórmulas de cortesía
Antes de nada, es importante que los niños interioricen, en las primeras etapas, diversas fórmulas de cortesía básicas. Saludar y despedirse, pedir las cosas por favor o dar las gracias no solo son formalismos que denotan buena educación. Además, acostumbrarse a utilizarlos les ayudará a comprender, desde que son pequeños, que deben mostrar respeto por los demás, al tiempo que ellos mismos son merecedores de un trato considerado. [caption id="attachment_250905" align="aligncenter" width="1200"]
2. Establecer límites
Más allá de esas convenciones sociales, haríamos bien en dejar que los niños se expresen y actúen con libertad, algo que impulsará la autonomía a lo largo de su desarrollo. Sin embargo, han de conocer ciertos límites que no deben traspasarse de ningún modo, una misión que se incluye entre nuestras competencias como padres. Tanto en lo referente a explicar con claridad lo que esperamos de ellos como en establecer y hacer que experimenten determinadas consecuencias ante los comportamientos indeseados.3. Premiar sus progresos
Retirarle temporalmente la oportunidad de disfrutar de algún privilegio es plenamente compatible con premiar los progresos positivos de nuestro hijo o hija, aunque nunca con obsequios materiales. Relajar puntualmente alguna restricción, organizar algún plan familiar especial, destacar sus capacidades y apoyarlo para seguir mejorando son buenas opciones, entre otras similares, para transmitirle nuestro agrado por ser cada vez más educado.4. Dar ejemplo
Una constante en cualquier ámbito de la crianza es que los padres demos ejemplo de cómo hay que actuar. Por mucho que se ajusten a nuestras consignas, si los niños observan cómo las infringimos sistemáticamente, no tardarán mucho en imitarnos. Dicho esto, por supuesto que podemos equivocarnos en un momento dado, caso en el que sería beneficioso para ellos saber que lo reconocemos y nos disculpamos con los posibles agraviados. [caption id="attachment_250906" align="alignnone" width="1200"]
5. Fomentar la responsabilidad
Así aprenderán a responsabilizarse de los comportamientos propios, incluso cuando no les dejen en el mejor lugar. Una implicación ampliable al cumplimiento de sus horarios y obligaciones, así como de los compromisos adquiridos con los demás. Sin ir más lejos, el simple hecho de ser puntual transmite la imagen de que nuestro hijo está bien educado.6. Inculcarles valores positivos
El respeto, no obstante, debe estar presente en otras muchas facetas de su vida, del mismo modo que la tendencia a mostrar solidaridad y empatía, o la firmeza al aceptar la inclusión de quienes son diferentes a ellos. Y la única fórmula eficaz al respecto solo surte efecto cuando sentamos las bases, resaltando tales valores, desde las etapas más tempranas de la infancia.7. Detectar posibles influencias perjudiciales
Lejos de culpar a otros por lo que los niños hacen mal, es importante detectar, si las hay, influencias que puedan moverles a actuar de la manera equivocada. Ya procedan de su entorno, de la televisión, los videojuegos o las redes sociales, sería conveniente profundizar con ellos en el asunto, explicándoles por qué son perjudiciales y otorgándoles nuestro apoyo para huir de ellas.8. Resolver cualquier duda que tengan
Y es que, en ocasiones, el continuo desarrollo de nuestros hijos implica que puedan toparse con situaciones que, al experimentarlas por primera vez, todavía no sepan gestionar adecuadamente. Algunas veces serán ellos quienes acudan en busca de información, pero muchas otras, la iniciativa tendrá que partir de nosotros, para anticiparnos a los problemas más comunes a su edad. Por supuesto, adaptando nuestro lenguaje a su grado de madurez y mostrándonos pacientes hasta resolver cualquier duda que pueda quedarles.
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