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Ejercicios fáciles e infalibles para niños 'muy inquietos'

Selina Benito Orduña, psicóloga de ILD Psicología nos enseña estas técnicas de relajación infalibles para calmar a niños inquietos.

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La propuesta de actividades que queremos plantear está dirigida a aquellos padres preocupados porque sus hijos son algo movidos, les cuesta prestar atención, concentrarse o se muestran poco pacientes. Este programa de ejercicios es una guía para la familia propuesta por Robert E. Valett y van a poder ayudar al niño a incrementar el autocontrol o inhibición muscular, basado en:
  • La práctica de la relajación
  • El control de la respiración
  • El incremento del tiempo de concentración y de la inmovilidad
  • Ejercicios para mejorar el control tónico postural y poder retardar la ejecución de un gesto
Como cualquier tipo de actividad que se quiere aprender, requiere una práctica continuada, es decir, que se debe buscar un momento cada día y preferentemente a la misma hora para crear una rutina. El ambiente debe ser tranquilo, silencioso, agradable y seguro para el niño. Es muy importante apoyarle fundamentalmente con halagos, besos y abrazos.

Tareas y ejercicios

Las actividades están agrupadas en cuatro apartados: entrenamiento en la relajación, reducción de la tensión, entrenamiento en inhibición perceptivo-muscular y entrenamiento en inhibición y concentración.

1. Cómo entrenar la relajación

Hay muchas formas de empezar a relajarse y ser conciente de ello. Dependiendo de la edad de tu hijo y de cómo vaya afianzándose en la técnica, te damos varias ideas a continuación.
  • Enseñar al niño a respirar profunda y lentamente, mientras permanece de pie, sentado o tumbado.
  • Hacer que se siente con los ojos cerrados y escuche el ritmo uniforme y lento de la música.
  • Ofrecerle juegos de agua y baños templados siempre que sea posible para que se relaje.
  • Enseñarle a concentrarse y a relajar los músculos. Tumbado en una colchoneta puedes pedirle, por ejemplo, que cierre los ojos y lentamente levante el brazo derecho por encima del cuerpo, que lo vuelva a poner después en la colchoneta y hacer esto mismo con otras partes del cuerpo.
  • Permanecer tumbado escuchando música.
  • Ofrecerle objetos suaves para acariciarlos y abrazarlos.
  • Proporcionarle caricias en el cabello y en la espalda.
  • Tratar de hablarle siempre de una forma lenta, tranquila y suave.

2. Ejercicio físico y entrenamiento para reducir la tensión

Es posible que antes de que pueda relajarse, necesite soltar energía y trabajar su actividad física al máximo. Aquí van ideas.
  • Práctica de ejercicios como saltos y juegos con pelotas y globos.
  • Ejercicios de carreras rápidas y lentas, dar pasos cortos o largos y buscar objetos escondidos siguiendo una pista.
  • Estimular ejercicios de dar golpes y pelear con bolsas colgadas del techo.
  • Darle oportunidad de golpear diferentes tambores.
  • Hacer que levante objetos pesados o pesos.
  • Ejercicios de apretar y después extender la mano empleando pelotas de goma, esponjas o pelotas de papel.
  • Ejercicios variados con movimientos de desplegarse, tales como moverse lentamente alrededor de la habitación siguiendo el ritmo de la música.
  • Hacer que el niño haga muecas con la cara (alegre, triste, asustado y enfadado) para relajar los músculos faciales.

3. Cómo entrenar la inhibición perceptivo-muscular

Para estar relajado y ser conciente de ello, es necesario que el niño entienda lo que se siente estando quieto. Así interiorizará la sensación de quietud.
  • Hacer que el niño permanezca inmóvil sobre ambos pies durante un tiempo y tan quieto como pueda. También puede hacerlo sobre un solo pie.
  • Decirle que se siente derecho, con los ojos cerrados y sin moverse durante tanto tiempo como pueda.
  • Pedirle que intente comer pipas o cacahuetes tan lentamente como sea capaz.
  • Pedirle que intente prolongar el tiempo que usa para comer o beber. Contando hasta diez las veces que mastica para cada bocado.
  • Proponerle que abra y cierre suavemente puertas, ventanas y cajones. Intentado no hacer ruido.
  • Muéstrale cómo debe recoger, guardar y ordenar la ropa lentamente.
  • Hacer que dibuje, recorte, pegue y organice dibujos o diseños de manera cuidadosa.
  • Darle un caramelo y al final de un tiempo pactado, premiarle con puntos o recompensa si ha mantenido el autocontrol y no se lo ha comido.
  • Pedirle que ordene lápices, papeles o diferentes objetos en su lugar correspondiente para desarrollar un sentido personal del orden y la organización.
  • Proponerle practicar carreras de tortugas y otros movimientos y juegos lentos.

4. Cómo entrenar la atención y la concentración

Ayudar a que reduzca la cantidad de estímulos que lo invaden, enseñándole con ejercicios a enfocarse y concentrarse en los que él elige.
  • Pedirle que cierre los ojos mientras escucha una historia previamente grabada.
  • Enseñarle a anotar sus propios progresos y éxitos en un cuaderno.
  • Estimularle para que trabaje en un proyecto propio que refleje sus intereses.
  • Ofrecerle tareas y actividades breves para evitar que se canse.
  • Hacer que el niño observe por ejemplo un acuario, un reloj de arena, cepille un perro u otro animal. Actividades que requieran un mínimo de atención y donde la acción se desarrolla lentamente.
  • Leer frases de autosugestión de manera repetida del tipo: "Puedo hablar muy despacio”, "estoy progresando en aprender a relajarme y concentrarme” y "ahora controlo mucho mejor mi comportamiento”.
Hay actividades que el niño debe apuntar en su cuaderno registrando él mismo, la fecha y el tiempo empleado. Cuando hayamos avanzando con estos ejercicios, podemos seguir avanzando y enseñar a nuestros hijos a meditar. Por último, recordad que los padres somos los primeros que debemos aprender a ser pacientes. Si no les trasmitimos serenidad no podemos pretender que el niño la tenga.

Dª Selina Benito Orduña Psicóloga Psicomotricista del Instituto de lenguaje y desarrollo ILD Psicología

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