¿Por qué tu hijo no necesita padres perfectos?
Si fueses un padre perfecto, tu hijo no podría aprender que todas las relaciones humanas conllevan sudor y lágrimas, pero que podemos arreglarlas y hacerlas más fuertes. Nuestros hijos aprenden esto desde que son bebés, cuando no somos capaces de interpretar lo que necesitan. Pero estos momentos no causan daños irreparables. Si nuestro bebé llora porque no hemos sabido interpretar bien lo que quiere, lo que hacemos es cogerle en brazos y hacer ruiditos para que se calme. Y, cuando lo hace, aprende que el universo no es perfecto y que a veces no consigue lo que necesita, pero que los malentendidos en su relación contigo se pueden reparar. Lo sabe porque has respondido rápidamente a su queja y aprende que el universo es seguro y que puede contar contigo cuando te necesite.
Tus hijos aprenden de tus imperfecciones
Así que, aunque tú no quieras crear experiencias difíciles para tu niño, la vida le pondrá delante muchas de ellas sin tu ayuda. Esos distanciamientos con él serán oportunidades para aprender, siempre y cuando estén seguidos de reconexión y sean menores que los momentos positivos. Esto también sucede en el caso de hijos más mayores. Cuando respondemos a un enfado infantil gritando, nos distanciamos. Si estuviéramos atentos, nos daríamos cuenta de que el enfado de nuestros niños es señal de que necesita ayuda con algo más profundo de lo que muestran. Por lo tanto, no nos tomaríamos su enfado como algo personal, que es lo que nos hace gritar. Empatizaríamos, y se calmaría. Pero muchas veces, nos enfadamos y se nos olvida ver las cosas desde el punto de vista de nuestros hijos y luego nos llenamos de remordimientos. Podemos aprovecharlo para enseñarles cómo resolver un malentendido, simplemente disculpándonos con ellos. Siempre que estos enfados vayan seguidos de reconexión y momentos positivos, serán momentos de aprendizaje para nuestros hijos. Y si no nos paramos enseguida, nunca es tarde para pedir perdón. Cuando admitimos nuestro error, enseñamos a nuestros hijos a hacer eso también. Piénsalo. Si nunca te disculparas, tu hijo no aprendería a disculparse. ¿No agradeces no ser perfecto?
Prueba
Lorem ipsum dolor, sit amet consectetur adipisicing elit. Nobis dolorum modi dolores beatae atque eaque. Quia necessitatibus veritatis tempora quibusdam tenetur quas, dignissimos atque id modi eveniet, dolores harum eos!