Cuando pensamos en el Día de la Madre surgen ideas bonitas, pero también ideas relacionadas con las obligaciones que se tienen como tal. Es verdad, la madre es fundamental en el desarrollo de los niños como personas e individuos que crecerán y se independizarán. Consciente e inconscientemente, somos un modelo para ellos. Como dice un libro que me encanta “Los niños se parecen a las esponjas. Absorben todo: el nerviosismo, las malas ideas, el miedo de los demás”. Las madres nos esforzamos en dar el “gran ejemplo” a nuestros hijos. Estamos continuamente diciéndoles cómo tienen que hacer las cosas, cómo tienen que ser y estar. Pero si solo nos limitamos a esto, será difícil conectarnos con ellos y tener su confianza. Nuestros hijos necesitan vernos como personas. Eso significa que nos mostremos como somos y lo que nos hace disfrutar de la vida. Este es el punto de partida para que el tiempo que compartimos con ellos sea agradable y divertido para ambos. Pensemos en lo que nos gusta y desde ahí planteemos hacer algo juntos. De esta manera, además de vernos como madres nos verán como compañeras de experiencias. Esta idea, que es la piedra angular de Sapos y Princesas. Durante las vacaciones hacemos un paréntesis en el frenético ritmo de la vida cotidiana. Cambiamos las prioridades y nos damos la oportunidad de pararnos y disfrutar de la compañía de nuestra familia, haciendo que los vínculos se fortalezcan por el mero hecho de estar juntos sin hacer nada. Así, se crea un ambiente relajado en el que la comunicación es mucho más fácil y sincera. En este número os presentamos algunos destinos y os invitamos a planificar las vacaciones con antelación, para permitirnos soñarlas, disfrutarlas y recordarlas.