https://youtu.be/Z9YKSvr4sX0
1. Marie-Louise Dubreil-Jacotin
Marie-Louise Jacotin nació en 1905. En el inicio de sus estudios superiores tuvo que sortear numerosas dificultades. En 1926, quedó en segundo lugar en el examen de ingreso en la École Normale Supérieure (ENS) de París. Aunque recibió una beca de estudios, rechazaron su solicitud de entrada en el centro. Los estudiantes varones tenían prioridad y solo aceptaban a veinte. La solución fue sencilla: la degradaron al puesto veintiuno en las pruebas de ingreso. Finalmente, consiguió ingresar en la prestigiosa escuela como alumna externa. En 1929, Marie-Louise obtuvo una beca para comenzar sus estudios de física matemática en Oslo. Allí trabajó con el físico Vilhelm Bjerknes en mecánica de fluidos y la ecuación de ondas. Su encuentro con Emmy Noether en Gotinga fue determinante en su carrera. Marie-Louise terminó y defendió su tesis doctoral y decidió dejar la mecánica de fluidos (la ecuación de Dubreil-Jacotin-Long en esta rama de la física lleva su nombre) y dirigir sus esfuerzos hacia el álgebra y la teoría de números. En 1943 fue nombrada profesora titular de la cátedra de Cálculo diferencial e integral de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Poitiers. Allí fundó una escuela matemática que trabajó en diferentes problemas de álgebra. Estos incluían los conjuntos ordenados, los semigrupos (los semigrupos de Dubreil-Jacotin llevan su nombre) y la teoría de ideales. Fue la primera mujer en obtener una cátedra universitaria en Francia. [caption id="attachment_437366" align="aligncenter" width="700"]
2. Grete Hermann
Hermann, una mujer inteligente y versátil que trabajó en las áreas de la física, las matemáticas, la filosofía y la educación, nació en Bremen, Alemania, en 1901. Fue una adelantada a su tiempo en algunas de esas ramas científicas y llevó a cabo un trabajo que se reveló pionero en la interpretación de la teoría cuántica. Probó que la demostración del teorema de Lasker-Noether se podía convertir en un algoritmo de computación primaria mucho antes de que los ordenadores fuesen algo común y de que esa computación tuviese una eficacia real. A principios de los años 30 trabajó con reputados físicos como Heisenberg o von Weizsäcker en Leipzig. De hecho, su investigación más conocida fue el descubrimiento en 1935 de un error de lógica en la supuesta demostración de John von Neumann de que es imposible que existan variables ocultas en la mecánica cuántica. Si bien el error descubierto por Hermann invalidaba el trabajo de von Neumann, su refutación pasó inadvertida durante tres décadas. Por tanto, la prueba de von Neumann, aunque falsa, siguió dándose por buena hasta que el trabajo de Hermann fue redescubierto en torno a 1965 por John Bell, que demostró también de forma independiente el error del primero. La abrumadora autoridad del relativamente ya conocido y estimado von Newmann en contraste con la desconocida mujer matemática probablemente jugó un papel importante para que su trabajo fuera ignorado. [caption id="attachment_437372" align="aligncenter" width="700"]
3. Ann Mitchell
Ann Mitchell, matemática británica, tuvo un importante papel en los trabajos de decodificación de la máquina Enigma. Esta máquina sirvió para cifrar los mensajes alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, durante décadas nadie lo supo, ni siquiera su familia. Sus hijos oyeron a menudo las hazañas bélicas de su padre, que participó en el desembarco de Normandía, pero no supieron que su madre había contribuido al esfuerzo de guerra de forma, quizá, más determinante. No fue hasta los años 70 cuando el trabajo realizado por Mitchell y otros muchos fue desclasificado, y se convirtió en objeto de interés y atención pública. También para su marido y sus hijos. [caption id="attachment_437374" align="aligncenter" width="700"]
4. Elizabeth Langdon Williams
El 18 de febrero de 1930, el astrónomo estadounidense Clyde William Tombaugh descubrió desde Arizona lo que después recibiría el nombre de Plutón. Pero la curiosidad y placer al observar Plutón se deben no solo a Tombaugh, sino también a otra persona. Una mujer cuyo nombre es mucho menos conocido: Elizabeth Langdon Williams, matemática y astrónoma que realizó los cálculos matemáticos que 'colocaron' a Plutón en su sitio años antes de que fuese descubierto. Williams nació en Connecticut, Estados Unidos, en 1879. En 1903 se graduó con honores académicos en Física en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Fue una de las primeras mujeres en hacerlo. En aquella época anterior a los primeros ordenadores, los cálculos matemáticos necesarios para llevar a cabo investigaciones astronómicas los hacían a mano las llamadas calculadoras humanas, que en muchos casos eran mujeres. Williams fue contratada como una de estas calculadoras en 1905 por el astrónomo Percival Lowell. [caption id="attachment_252860" align="aligncenter" width="700"]
5. Grace Hopper
El azar ha inspirado y ha propiciado algunos de los hallazgos científicos más conocidos de nuestra historia. La matemática Grace Hopper protagonizó una de estas célebres anécdotas en el terreno de la informática cuando acuñó el término 'bug' refiriéndose a un problema en el sistema de software. La causante de ese nombre fue una simple polilla. Hopper y su equipo de ingenieros estaban trabajando en la Universidad de Harvard con el ordenador Mark II. Una polilla voló a través de una ventana abierta, entró en uno de los relés y se quedó enganchada, lo que hizo que se apagara temporalmente el sistema. Retiraron la polilla y pegaron sus restos en un libro de registro junto a la frase First actual case of bug being found. Ese 'bicho' pasó a la historia como la forma de denominar a un fallo del sistema. De hecho, a los programas que ayudan a la detección y eliminación de errores de programación de software se les llama debuggers. [caption id="attachment_437378" align="aligncenter" width="700"]
6. Emma Castelnuovo
Nacida en Roma en 1903, pensaba que las matemáticas son una herramienta para alcanzar la justicia social y la igualdad, creadoras de cultura e impulsoras del cambio. Su objetivo era muy concreto y extremadamente ambicioso: revolucionar la enseñanza de las matemáticas en la escuela pública italiana. La propuesta de Emma era abandonar el uso axiomático de la geometría euclídea. En su lugar, proponía introducir un método nuevo que invirtiera el proceso de aprendizaje. La geometría euclídea, según era presentada en clase, forzaba la introducción de entidades abstractas. A partir de ellas se lograba la deducción y enumeración de las propiedades asociadas a estas entidades. El método que Emma proponía, al contrario, era utilizar objetos concretos y en movimiento. A partir del uso y de la observación de estos, estimular la intuición del alumnado. Conseguiría, de este modo, dar al aprendizaje un carácter intuitivo, natural y progresivo. Lo aprendido sería mejor interiorizado, y estimularía un pensamiento crítico en los estudianets. Además, se impulsarían su creatividad e independencia. El método y las prácticas propuestos por Emma Castelnuovo tuvieron enorme éxito y difusión, y su labor fue reconocida a nivel nacional e internacional. [caption id="attachment_437380" align="aligncenter" width="700"]
7. Annie Easley
Annie Easley entró en el National Advisory Committee for Aeronautics (NACA), el organismo que precedió a la NASA, por casualidad. Simplemente, necesitaba un empleo. Ella no sabía que esa casualidad era el principio de una carrera de más de tres décadas como programadora, matemática y científica aeroespacial especializada en cohetes. Cuando empezó, lo hizo como 'ordenador humano', llevando a cabo un trabajo de computación y cálculo para los investigadores. Sin embargo, cuando la tecnología evolucionó, ella también lo hizo. Aprendió a programar en distintos lenguajes para operar con ellos para distintos programas de lo que ya era la NASA. Easley fue autora del código que se utilizó en los primeros coches híbridos. También ayudó a desarrollar el software del proyecto Centaur, un cohete de alta energía utilizado como plataforma superior para una lanzadera espacial. Este trabajo sentó las bases del siguiente programa de transbordadores espaciales, así como el lanzamiento de decenas de satélites de comunicaciones, militares y meteorológicos. Annie Easley vivió una época en la que la discriminación por ser mujer y por ser afroamericana era palpable. Ejerció como consejera de igualdad de oportunidades en el empleo de la NASA, en el que ayudaba a los supervisores a solucionar denuncias de discriminación por género, raza o edad de la forma más cooperativa posible. [caption id="attachment_437382" align="aligncenter" width="700"]
8. María del Carmen Martínez Sancho
Desde su fundación, en 1911, y hasta el fin de la Guerra Civil, en 1936, la Sociedad Matemática Española sumó tan solo doce socias. En ese contexto fraguó su carrera uno de los nombres más destacados de las Matemáticas españolas de principios del siglo XX: María del Carmen Martínez Sancho. Martínez Sancho, que comenzó sus estudios en la Institución Libre de Enseñanza, se doctoró en Ciencias Exactas en 1928 con una tesis —Concepto de función, funciones continuas y semicontinuas, sus propiedades— que obtuvo el premio extraordinario. Se convirtió así en la primera doctora española en Matemáticas. Ese mismo año protagonizaba otro hito al ser nombrada catedrática numeraria de Matemáticas del Instituto de Ferrol. Tras una vida volcada en la docencia, cuando se jubiló, impartió clases de forma altruista en el Colegio Jesús María de Vallecas. [caption id="attachment_437384" align="aligncenter" width="700"]
9. Susan Landau
Susan Landau es matemática y especialista en ciencias de la computación. Ha investigado en seguridad en sistemas gubernamentales y seguridad en internet, entre otros campos. En 1989 introdujo el primer algoritmo para decidir en qué casos un radical jerarquizado puede reescribirse como un radical no jerarquizado. Es el algoritmo de Landau. Interesada por la situación de las mujeres en la ciencia, ha promovido la creación de la lista de distribución ResearcHers (un foro para investigadoras en ciencias de la computación) y el repositorio online CRA-W de mujeres que publican en esta área. Por todas sus aportaciones ha recibido numerosos galardones. [caption id="attachment_252861" align="aligncenter" width="1200"]
10. Philippa Garrett Fawcett
Ser mujer en la época victoriana era sinónimo de debilidad, pero también de ser frágil, dependiente, con rasgos de histerismo y una mente varios puntos por debajo de la del hombre. Durante gran parte del siglo XIX, no podía aspirar a brillar ni académica ni atléticamente y, aquellas que lo intentaban, eran advertidas del terrible riesgo que asumían. Philippa Fawcett triunfó en el reto más difícil de todos ellos al situarse, en 1890, en el primer lugar en el Mathematical Tripos de Cambridge, uno de los cursos más difíciles e intensivos del mundo. Esto obligó a una reevaluación de la creencia sobre la supuesta inferioridad del llamado 'sexo débil'. Fawcett murió justo un mes después de haber sido aprobada 'La Gracia' que abría Cambridge a las mujeres. Había vencido a la sinrazón humana, los cerebros masculinos no tienen por qué ser superiores a los femeninos. [caption id="attachment_437409" align="aligncenter" width="700"]
11. Emmy Noether
Amalie Emmy Noether, hija del matemático Max Noether, fue una de las grandes mentes científicas del siglo XX. Considerada la madre del álgebra abstracta, sus trabajos abrieron caminos nuevos que marcaron de manera fundamental la trayectoria seguida por las matemáticas contemporáneas. Su análisis de los grupos de simetrías que aparecen en las teorías especial y general de la relatividad permitió entender y resolver el problema de la conservación de la energía en la teoría general de la relatividad de Einstein. Sin embargo, a Emmy Noether se le negó durante toda su vida un puesto de trabajo digno en la universidad por la única razón, abiertamente reconocida, de ser mujer. [caption id="attachment_437415" align="aligncenter" width="700"]
12. Sophie Germain
Sophie Germain fue una estudiante autodidacta. Nació en París en las últimas décadas del Siglo de las Luces. Los cambios políticos y sociales que se producían en Francia durante su niñez determinaron que, desde muy pequeña, considerara la ciencia y, especialmente, las matemáticas, como el estímulo intelectual que daba sentido y tranquilidad a su existencia. La historia de Sophie es la de una matemática brillante que no consiguió su pleno desarrollo porque en sus años de formación no pudo acceder a una educación matemática formal. Además, en su madurez tuvo que trabajar en solitario porque una jerarquía científica totalmente masculina la excluía. Aunque su obra merecía el reconocimiento académico, nunca recibió título alguno. Una calle de París y un Liceo llevan su nombre, y una placa, en la casa donde murió, la recuerda como matemática y filósofa. [caption id="attachment_437417" align="aligncenter" width="700"]
13. Maryam Mirzakhani
Esta matemática iraní obtuvo en 2017 el máximo galardón que concede la comunidad matemática: la Medalla Fields. Fue la primera mujer en conseguir este premio, que se otorga cada cuatro años a aquellos científicos con edades no superiores a los 40 años que realizan descubrimientos sobresalientes. Y eso es lo que fue Maryam Mirzakhani, una persona sobresaliente. Ya empezó a destacar en sus años de adolescencia cuando ganó la Medalla de Oro en las Olimpiadas de Matemáticas durante dos años seguidos. Aunque al principio soñaba con ser escritora, la fascinación de los números terminó por atraparla. Después de licenciarse en Matemáticas en la Universidad de Tecnología Sharif en Teherán con solo 22 años, hizo sus estudios de posgrado en Estados Unidos. Y el doctorado, en la Universidad de Harvard. Su tesis doctoral consiguió resolver problemas complejos sobre superficies hiperbólicas y se publicó en las principales revistas especializadas. Su trayectoria profesional, que comenzó con una beca de investigación en el prestigioso Clay Mathematics Institute, también fue extraordinaria. Siguió como profesora asistente en la Universidad de Princeton y terminó como profesora de Matemáticas en la de Stanford. Lo suyo era el plano teórico y la ‘matemática pura’, pero su trabajo tiene implicaciones para el estudio de los números primos y la criptografía. Y, además, podría tener aplicaciones en la física teórica y aportar novedades a la teoría cuántica de campos. Murió con solo 40 años, en 2017, a consecuencia de un cáncer de mama, dejando un gran legado académico y científico tras de sí. Para acercarnos más a su figura, Onintze Salazar Pérez, física y meteoróloga, la describe en un retrato alfabético en el que nos habla de los campos en los que trabajó, su talante, su manera perseverante de trabajar y los premios y honores que obtuvo. Pero si algo que dice mucho de Maryam Mirzakhani son sus propias palabras después de recibir la Medalla Fields: "Este es un gran honor. Seré feliz si esto anima a las mujeres científicas y matemáticas jóvenes. Estoy segura de que habrá muchas más mujeres que ganen este tipo de premio en los próximos años". [caption id="attachment_252865" align="alignnone" width="1200"]