En la actualidad, la
música urbana, en particular el reguetón y el trap, es la favorita de muchos niños y adolescentes en España, que la consumen a diario a través de Internet y las redes sociales. Esta tendencia preocupa a las familias, ya que buena parte de las canciones contienen
mensajes que pueden influir negativamente en el desarrollo emocional y social, sobre todo si se trata de menores de 12 años, pues aún son muy vulnerables.
Una gran parte de las letras giran en torno a una misma temática:
sexo, alcohol, drogas y armas. Los videoclips tampoco se quedan atrás: mujeres escasamente vestidas, bailes con una gran carga erótica y una exaltación constante del estilo de vida narco, en el que abundan las joyas grandes y ostentosas, las armas y los deportivos de alta gama. No es extraño que muchos padres se sientan incómodos con
la música que consumen sus hijos, y no saben cómo hacer frente al problema.
La
psicóloga infantil Daniela Muñoz, en declaraciones a la agencia EFE, advertía que en niños con edades comprendidas entre los 6 y los 12 años, el reguetón puede generar ansiedad y tener una repercusión negativa en su desarrollo cognitivo. Según explica, este género no respeta las etapas del desarrollo físico y emocional del menor, ya que lo expone a contenido inapropiado para su edad.
Los riesgos de que tus hijos escuchen reguetón
[caption id="attachment_263253" align="aligncenter" width="1200"]

Las canciones tienen ritmos pegadizos y letras hipersexualizadas | Fuente: Canva[/caption]
Estos son algunos riesgos de permitir que los niños, en particular los menores de 12 años, escuchen esta clase de canciones:
1. Utiliza un lenguaje inadecuado
Las letras del reguetón suelen incluir
expresiones vulgares y explícitas que no son adecuadas para ellos. Estos mensajes repetitivos terminan por influir en su forma de hablar y por modificar su percepción de lo que está socialmente aceptado. Si tenemos en cuenta que durante la infancia y la adolescencia, la identidad está en plena construcción, comprendemos mejor los riesgos.
Por eso es crucial cuidar el tipo de contenido que consumen en YouTube o a través de plataformas musicales. La exposición continua a este lenguaje hará que
lo interioricen como algo normal.
Un
informe de UNICEF sobre el papel de los medios de comunicación en la infancia señala que “la influencia de la música más popular afecta a los jóvenes entre unos 12 y 20 años en el lenguaje, la manera de vestir y
la forma de tratar a las mujeres, que generalmente son cosificadas”.
2. Contenido sexual explícito
Los vídeos musicales de reguetón están cargados de referencias sexuales. La presencia constante de
cuerpos hipersexualizados puede tener consecuencias sobre la inocencia y el desarrollo emocional de los niños, que aún no están preparados para asimilar esta clase de imágenes.
Además, muchas de estas producciones refuerzan
estereotipos de género: los hombres aparecen como dominantes y las mujeres como meros objetos de deseo. Estos mensajes condicionan el desarrollo de
actitudes machistas o, en el caso de las niñas, hacer que intenten imitar los comportamientos y estéticas que ven, así como un talante sumiso.
3. Materialismo y vanidad
Las letras de reguetón
exaltan la vanidad y el materialismo como objetivo de vida. Les hacen creer a los niños que la existencia consiste en tener un coche lujoso y miles en efectivo para derrochar en la discoteca. Y si el éxito se mide por la apariencia, ¿para qué esforzarse?
“Los intérpretes ostentan lujosas joyas y lanzan palabras de grueso calibre en sus letras. También usan ropa de marcas como Supreme, Gucci, Louis Vuitton o Chanel, además de relojes prominentes y muchas cadenas al cuello. Así influyen en los jóvenes que quieren imitarlos”, explica el informe de UNICEF.
4. Sensación de fracaso personal
La comparación constante con los lujos que muestran sus ídolos musicales genera una
profunda insatisfacción en los adolescentes. Si no logran alcanzar ese nivel de vida, es posible que se sientan fracasados, lo que afectará a su autoestima y bienestar emocional.
En casos extremos, este
sentimiento de inferioridad deriva en conductas de riesgo como la búsqueda de dinero fácil a través de actividades ilícitas o en problemas psicológicos como la depresión.
5. Normalización del consumo de alcohol y drogas
Otra de las grandes preocupaciones es
la apología del consumo de sustancias que se hace en muchas letras de las canciones de reguetón y trap. La marihuana, la cocaína o el abuso de alcohol están presentes de forma recurrente, incluso es el tema central de algunas canciones. Y la música actúa como un vehículo que refuerza estos comportamientos.
Consejos para los padres
[caption id="attachment_263254" align="alignnone" width="1200"]

Los menores de 12 años no deberían tener acceso a este tipo de música | Fuente: Canva[/caption]
Prohibir no siempre es la solución más efectiva. Es necesario ir más allá y establecer un
diálogo abierto, basado en la confianza y la educación crítica. Pero cuando son demasiado pequeños, haremos bien en poner, además, ciertas
restricciones, la primera de ellas será no dejar que tengan un
teléfono móvil propio a una edad demasiado temprana.
En cualquier caso, estas recomendaciones te ayudarán:
1. Habla con ellos y razona
La música es una parte importante de la identidad de niños y adolescentes. En lugar de imponer una prohibición tajante, es más útil explicar con argumentos claros por qué ciertas canciones pueden ser perjudiciales.
2. Marca límites con coherencia
Es parte de la labor educativa establecer normas claras. No se trata de ser autoritarios, sino de ejercer una
orientación responsable. Como afirmaba el pediatra T. Berry Brazelton, citado por José Antonio Marina en un
artículo de Pediatría Integral, “los límites ofrecen seguridad y demuestran amor. Cuando un padre impone una norma, está mostrando que le importa el bienestar de su hijo”.
Si tu hijo o hija es aún muy pequeño, asegúrate de que no navega por Internet sin supervisión. Además, recurre a alguna de las
aplicaciones de control parental que permiten bloquear el acceso a determinados contenidos o canales. Suelen ofrecer funciones que permiten
filtrar música, restringir el uso de ciertas apps y conocer en todo momento la clase de contenido que consumen.
3. Sigue educándolos en valores
A medida que van avanzando en la adolescencia, prohibir que escuchen un cierto tipo de música o que se vistan de determinada manera no sirve de mucho. Lo sabemos porque algo parecido nos sucedió a nosotros y, antes que a nosotros, a nuestros padres, y así sucesivamente, solo que con otros estilos y otras modas.
La opción que nos queda a los padres y madres es
seguir educándolos en valores, en igualdad, en respeto y tolerancia. Estimula en ellos
el espíritu crítico para que sean capaces de cuestionarse por sí mismos los mensajes que escuchan en las canciones. Por otra parte, si reciben a tiempo una
educación sexual apropiada, será más fácil que ni protagonicen ni admitan roles machistas en su vida.