El fenómeno fan y su irracionalidad
El fenómeno fan surge en lo más profundo de nuestro ser. En concreto, lo desencadenan ciertos mecanismos cerebrales que nos hacen idolatrar, o incluso emular, a un determinado personaje. Esa admiración irracional bloquea procesos de control e inhibición neuronal que, de funcionar correctamente, nos permitirían analizar la realidad de forma coherente. Por eso, aunque algunos ídolos de los niños protagonicen conductas inadecuadas, es probable que ellos tiendan a justificarlas. [caption id="attachment_245264" align="aligncenter" width="1200"]
Admiración descontrolada, fuente de placer
Como explican los expertos del Hospital Sant Joan de Déu, este tipo de admiración sin control provoca en el cerebro la liberación de cantidades considerables de dopamina. Causa una sensación de placer desmedido que todos hemos presenciado en alguna ocasión. Al ver, por poner un caso, imágenes de fans que, en busca de los mejores sitios para el concierto, permanecen días en la puerta de los recintos. O de otros completamente eufóricos tras conseguir un autógrafo o hacerse una foto con su venerado referente. Esta efusiva expresión de las emociones acontece independientemente del género de la persona. No obstante, según la publicación mencionada, suele exteriorizarse con una mayor intensidad y frecuencia entre el público femenino.El último gran escándalo y otras conductas poco ejemplares para los niños
En la actualidad, gran parte de los ídolos de los niños y adolescentes promueven la importancia del lujo y los excesos. Especialmente dentro del mundo de reguetón, en el que las mansiones, los yates y los deportivos se presentan como elementos imprescindibles para que la vida tenga sentido. Para redondear esa existencia idílica, no pueden faltar mujeres despampanantes que, normalmente, son expuestas como una parte más del decorado. [caption id="attachment_245263" align="aligncenter" width="1200"]
El peligro de los 'influencers' nocivos
Por su parte, las redes sociales representan un terreno fértil para algunos influencers nocivos que terminan convirtiéndose en ídolos de los niños. A diferencia de otros creadores de contenido que propagan valores constructivos, existen quienes basan su popularidad en la polémica perpétua. Las consignas y comportamientos inmorales se convierten en su seña de identidad, llegando a traspasar, a veces, los límites de la legalidad. Los mensajes tóxicos que extienden llegan, de forma directa, a su joven audiencia. Compuesta, en importantes proporciones, por menores con una mente aún permeable. Los vehementes discursos, mirando a cámara y simulando una interacción cara a cara con los receptores, son acogidos por muchos sin cuestionarlos. La comentada empatía previa hace el resto.Cómo hablar de ello con nuestros hijos
Que nuestros hijos e hijas sean libres para opinar no quita que, en algunas situaciones, necesiten que les orientemos. Una labor que no ha de limitarse a una mera charla en la que transmitamos nuestras impresiones. También sería útil formularles preguntas relacionadas con los supuestos logros de sus ídolos, con la manera de alcanzarlos, con las proclamas que lanzan o las acciones que realizan. Cuando quieran responder a tales cuestiones de manera honesta, es probable que comiencen a cuestionar algunas posturas que, en principio, no les parecían negativas. En cualquier caso, no estaría de más mostrarles otro modo más saludable de admirar a alguien. Uno que, centrado en las cualidades artísticas, físicas, intelectuales o humanas de un individuo, sea llevado a cabo con mesura y coherencia.
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