¿Qué son los límites y por qué son importantes?
Si eres padre o madre, en algún momento vas a tener que ponerte firme y fijar algunas normas sin rodeos, pautas que comúnmente conocemos como ‘límites’. Estos límites no son más que la forma cariñosa de decir “hasta aquí hemos llegado” y de hacer entender a tus hijos que, como todo en la vida, existen ciertas líneas rojas que no podemos cruzar. Son las normas familiares que establecemos para marcar lo que es aceptable y lo que no. Irse a la cama temprano, comer sano, cepillarse los dientes, respetar a los demás, cumplir con las tareas de la escuela y las de casa o apagar las pantallitas cuando toca son algunos de los límites ineludibles con los que convivimos a diario. No son reglas aleatorias y menos aún simples prohibiciones que se implantan en casa con el ánimo de imponer nuestra propia visión del mundo, sino que se instauran para ayudar a nuestros hijos a crecer de forma segura y responsable. Aunque comúnmente ven estas normas como un incordio para ellos, realmente son una forma de cuidado que les genera beneficios y juegan un papel importante en su desarrollo por diferentes razones:1. Refuerzan el vínculo
Nos ayudan a fortalecer el vínculo con nuestros hijos y les proporciona un entorno de seguridad. Aprenden a reconocer aquellos comportamientos y conductas que consideramos adecuados para cada momento, llegando a reducir el estrés y la ansiedad una vez identifican lo que esperamos de ellos.2. Se fomenta la responsabilidad
Un niño que conoce los límites asume que sus acciones tienen consecuencias. Esta lección les sirve para potenciar el autocontrol y aumenta la aptitud para poder tomar decisiones de forma responsable.3. Ayudan a generar rutinas y estructura en la vida diaria
Respetar las reglas es necesario para desarrollar hábitos que sean saludables.4. Aumentan la autoestima y la autoconfianza
Es cierto que, en el caso de los adolescentes, tienden, una y otra vez, a intentar transgredir las reglas, experimentando nuevas sensaciones y explorando hasta dónde pueden llegar. Pero los límites establecidos con cariño y afecto les hacen entender que, como adultos, nos preocupamos por ellos, lo que genera en ellos un sentimiento de pertenencia.5. Mejoran las relaciones sociales con los demás
Existen ciertas normas sociales y de convivencia que vamos asimilando con el paso de los años en el seno de nuestras familias. A través de ellas conseguimos convivir con los demás, resolver conflictos, respetar otras culturas y aprender de las diferencias.6. Una preparación para el mundo adulto
A medida que crecemos, vamos encontrando un sinfín de reglamentos y responsabilidades que debemos cumplir. Todos esos límites que hemos ido adquiriendo desde que éramos pequeños nos preparan para enfrentarnos al ‘mundo real’ de manera positiva y nos ayudan a encarar la vida con mayor resiliencia y resolver aquellos problemas que irán apareciendo a medida que vayamos creciendo.5 Consejos para establecer límites sin dramas
Seguramente te estés preguntando cómo fijar esas reglas de forma eficaz y evitando situaciones dramáticas con tus hijos. Pero has de saber algo importante, poner límites no significa pasarte el día diciendo que ‘no’ a todo.1. Sé claro
Los límites tienen que ser coherentes, concisos, consistentes, pero, sobre todo, comprensibles. Es primordial que especifiques bien el porqué de la norma y que no haya ambigüedades. Pueden provocar confusiones que lleven a tus hijos a frustrarse ante determinadas pautas por no haberlas entendido con claridad.2. Adáptalos a su edad
Es fundamental ajustar las normas a la etapa evolutiva de tus hijos. Resulta obvio que los límites para un adolescente no serán los mismos que para un niño pequeño. Con el paso de los años y a medida que crecen, es necesario ir adaptándolos en función del grado de madurez de tus hijos.3. Con firmeza y empatía
Los límites han de ser sólidos, pero resulta vital imponerlos con afecto y empatía. Es elemental hacer entender a tus hijos que las reglas que estableces no son un simple capricho, sino una manera de velar por su seguridad y de cuidarlos.4. Consecuencias claras
Saltarse una regla ha de tener consecuencias, y los niños y adolescentes deben conocerlas con anterioridad. Estas consecuencias tienen que ser proporcionales y razonables, y es preciso que tengan una relación directa con la falta que se ha cometido. Tratemos de evitar los castigos sin sentido.5. A veces, es mejor ser flexible
Aunque los límites sean concisos, firmes y con repercusiones claras, es importante mantener cierta flexibilidad dependiendo de la situación o el contexto. La rigidez no siempre es buena compañera y conviene aprender a perder ciertas batallas en función del momento y las circunstancias.Educar en llamas. Un manual de supervivencia y pedagogía para familias y docentes


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