1. Tener expectativas realistas y no comparar
Para empezar, no debemos dar por hecho que porque los niños tengan una determinada edad pueden y deben hacer unas u otras cosas. No siempre es así. Debemos también conocer sus habilidades y limitaciones y, en ningún caso, comparar sus acciones con las de sus iguales.2. Revisar los discursos y el tono de las expresiones
Hay que tener en cuenta que los más pequeños todavía están aprendiendo a hablar y a comprender determinadas expresiones. Es conveniente utilizar palabra más cortas para que puedan procesarlas. Eso sí, en cualquier caso la manera de transmitirlas es muy importante ya que (lo hagamos como lo hagamos) afectará a la reacción posterior de nuestros hijos, por lo que es recomendable dejar atrás los gritos, no utilizar un tono alterado y transmitir cualquier mensaje de una manera amable. De no ser así, lo detectarán y se pondrán más nerviosos. Además podemos dar varias opciones en lugar de órdenes (siempre dentro de unos límites). Por ejemplo, estaría bien preguntarles si quieren cepillarse los dientes antes de ponerse el pijama o propuestas de ese tipo.3. Prestar atención y saber interpretar las señales
Puede que lloren de forma habitual o por el contrario que estén actuando de una manera diferente a como suelen comportarse. En este momento, en vez de reaccionar de una forma negativa, debemos analizar si de verdad le ocurre algo o es una mera llamada de atención. Debemos observar su expresión facial y lenguaje corporal para tener una idea general de cómo se siente y poder ayudarlo de una manera correcta.4. Educar con el ejemplo
Quizá es una de las partes más importantes de la crianza positiva. No debemos olvidar que somos un modelo a seguir para nuestros hijos. Estos imitarán todo aquello que vean en nosotros ya sea bueno o malo. Por ello, es fundamental que, nuestros comportamientos les enseñen conceptos clave y respuestas apropiadas a situaciones. De esta manera podrán enfrentarse al día a día.5. Ponerse a 'la altura' de los niños para hablar con ellos
Los niños están en desventaja (en cuanto a la altura) cuando les hablamos. Por esto, cuando queramos transmitirles algo, es fundamental que nos arrodillemos y mantengamos un contacto visual con ellos. Se trata de una excelente manera de conectar.6. Saltarse los castigos, hay otras alternativas
Cuando un niño actúa de una determinada manera, es muy probable que tenga sus razones. Los castigos no siempre son la solución a todo esto. Para no tener que llegar a ellos, es muy relevante establecer ciertos límites (de una forma realista), de esta manera sabrán lo que se espera de ellos. Una forma de hacer esto es ponernos en lugar del niño y si algo no le apetece, conversar con ellos y explicarles las razones por las que deben (o no) hacer algo. Todo se puede negociar en la medida de lo posible. Por ejemplo, se pueden acordar las horas de parque, de juego o de tareas, así verán cada momento de su día a día con actitud positiva.
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