¿Qué es la inflamación de bajo grado?
Se trata de un estado de inflamación constante, pero de baja intensidad, que puede pasar inadvertido durante años. A diferencia de la aguda, que es evidente (por ejemplo, la hinchazón tras un golpe), la de bajo grado no siempre presenta síntomas claros. Puede manifestarse a cualquier edad, pero es mucho más frecuente y evidente a partir de los 40 o 50 años, y aumenta considerablemente en la tercera edad. Sus efectos a largo plazo son peligrosos: se ha relacionado con enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, la obesidad, el alzhéimer, patologías autoinmunes y cardiacas. La inflamación crónica, de la que hablamos, tiene estrecha relación con el estilo de vida y la exposición a factores como el estrés, una mala alimentación, el sedentarismo o la exposición a toxinas ambientales, entre otros.El importante papel de la dieta
La dieta es uno de los factores más importantes que podemos controlar para reducir la inflamación de bajo grado. Los productos que consumimos pueden actuar como desencadenantes o como moduladores de este estado.1. Alimentos que promueven la inflamación
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- Azúcares y carbohidratos refinados: Los alimentos ricos en azúcares y harinas refinadas (como panes blancos, pasteles y refrescos) aumentan rápidamente los niveles de glucosa en sangre, lo que provoca una respuesta inflamatoria.
- Grasas trans y grasas saturadas: Presentes en los productos procesados, fritos y algunas carnes rojas, estas grasas aumentan los niveles de colesterol LDL (colesterol ‘malo’) y contribuyen a su desarrollo.
- Comida ultraprocesada: También lo hacen los aditivos, conservantes y colorantes artificiales presentes en los ultraprocesados, ya que pueden irritar el sistema inmunológico.
2. Alimentos que reducen la inflamación
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- Frutas y verduras: Ricas en antioxidantes y fitoquímicos, como los polifenoles, neutralizan los radicales libres y reducen el estrés oxidativo, una de las principales causas de la inflamación de bajo grado.
- Ácidos grasos Omega-3: Presentes en pescados azules (como el salmón, la caballa y las sardinas), las nueces y las semillas de chía, los Omega-3 tienen propiedades antiinflamatorias poderosas que contrarrestan los efectos de las grasas saturadas y trans.
- Fibra: Alimentos ricos en fibra, como las legumbres, los cereales de granos enteros y las frutas, ayudan a regular los niveles de glucosa en sangre y mejoran la salud intestinal, ambos factores cruciales para reducir este problema.
- Especias y hierbas: Ingredientes como la cúrcuma, el jengibre y el ajo tienen propiedades antiinflamatorias naturales. La cúrcuma, en particular, gracias a la curcumina que contiene, ya que es un compuesto que ha demostrado ser tan eficaz como algunos medicamentos antiinflamatorios.
La suplementación como apoyo
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- Omega-3: Además de obtenerlos de los alimentos, los suplementos de aceite de pescado pueden ser una forma efectiva de aumentar la ingesta de este tipo de ácidos grasos, especialmente en personas que no consumen pescado regularmente.
- Curcumina: Para aquellos que no incluyen la cúrcuma en su dieta diaria, los suplementos de curcumina pueden ser una opción, aunque es importante asegurarse de que tengan una buena biodisponibilidad.
- Probióticos: La salud intestinal está directamente relacionada con esta alteración crónica. Los suplementos probióticos pueden ayudar a mantener un equilibrio saludable de bacterias en el intestino, y reducir la inflamación sistémica.
Cómo implementar estos cambios en la dieta familiar
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- Planifica comidas coloridas: Cuantos más colores haya en el plato, mayor será la variedad de antioxidantes y nutrientes. Anima a los niños a elegir frutas y verduras de diferentes colores para cada comida.
- Elige grasas saludables: Sustituye las grasas saturadas por grasas insaturadas. Usa aceite de oliva en lugar de mantequilla y agrega aguacate a las ensaladas.
- Reduce el consumo de alimentos procesados: Opta por los frescos y naturales. Prepara bocadillos caseros, yogur natural con frutas y frutos secos o hummus con vegetales frescos.
- Experimenta con especias: Introduce a la familia a nuevos sabores utilizando especias como la cúrcuma y el jengibre en sopas, guisos y marinados.
Un enemigo silencioso
La inflamación de bajo grado es un enemigo silencioso, pero la alimentación es nuestra mayor aliada para combatirla. Al adoptar una dieta rica en alimentos antiinflamatorios y al reducir el consumo de aquellos que la promueven podemos proteger la salud de toda la familia, prevenir enfermedades crónicas y fomentar un bienestar duradero. Implementa estos cambios con pequeños pasos y observa cómo cada bocado cuenta para mejorar la salud de quienes más amas.
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