A medida que crecemos, vamos aprendiendo cómo funcionan las emociones e incrementando nuestra capacidad
para dominar los impulsos más primarios.
Cada uno de esos sentimientos genera respuestas inconscientes que, en algunos casos, pueden ser el origen de conflictos con otros o de problemas personales de gravedad. Las personas capaces de controlar y gestionar esas reacciones tienen menos probabilidades de verse envueltas bajo tales circunstancias. Se trata algo que puede empezar a aprenderse desde la infancia, dentro de un proceso en el que los padres han de desempeñar un papel protagonista.
Las formas más básicas, las primeras en hacer acto de aparición
Durante las etapas iniciales de la vida, los niños comienzan a tener reacciones a determinadas sensaciones elementales.
Resulta positivo que aprendan a identificar pronto cada una de ellas, una labor a la que podemos contribuir los adultos mediante explicaciones sencillas y concisas adaptadas a su nivel de desarrollo.
1. Alegría
Una de las emociones primarias es
la alegría, desencadenada por estímulos agradables que promueven la risa e incrementan las ganas de compartir diferentes experiencias con los seres más cercanos.
2. Tristeza
La tristeza aparece cuando, entre otras posibilidades, algo nos hace sentir pena, frustración o desasosiego. Los efectos más inmediatos son la apatía, las ganas de llorar y la tendencia a permanecer aislados del resto.
3. Miedo
El
miedo suele desencadenarse
cuando percibimos que una situación implica algún tipo de peligro para nosotros o nuestras personas cercanas. Las primeras reacciones suelen limitarse a huir o esconderse, aunque también cabe la opción de generar respuestas violentas.
4. Ira
Tras sentirnos indignados por algo o alguien, puede surgir la
ira. Normalmente,
se traduce en diferentes actos agresivos, ya sea a nivel verbal o físico.
5. Asombro
Cuando, repentinamente,
ocurre algo que no entraba en nuestras previsiones, no podemos evitar que el asombro se apodere de nosotros. En función del carácter de la sorpresa puede desatar alegría, decepción o, entre otros supuestos, curiosidad.
6. Rechazo
Las emociones de rechazo se producen al toparnos con algo que nos parece desagradable o asqueroso. Las respuestas más habituales son las de poner distancia con aquello que desata esa sensación y evitarlo en ocasiones sucesivas.
[caption id="attachment_223857" align="aligncenter" width="700"]

El acompañamiento emocional de los padres, básico para su bienestar | Fuente: Canva[/caption]
Saber gestionar y controlar los impulsos influye en la salud y la vida en sociedad
Por un lado, saber cómo funcionan y pueden controlarse las emociones resulta beneficioso para conservar la salud mental. Las personas capaces de gestionarlas corren, de hecho, menos riesgos de atravesar dificultades anímicas o de desarrollar problemas psicológicos. En concreto,
las principales amenazas al respecto son la depresión, la ansiedad o, entre otras conductas peligrosas, la adicción a sustancias psicotrópicas.
Pero eso no es todo. Del mismo modo que los impulsos primarios ayudaron a sobrevivir a los humanos en plena naturaleza, pueden tener el efecto opuesto a la hora de coexistir en sociedad. En este último contexto, las reacciones extremas suelen dificultar la convivencia con nuestros amigos, conocidos e incluso nuestros familiares.
Cómo ayudar a los niños a identificar y controlar sus emociones
Enseñar a los niños cómo funcionan las emociones y de qué manera pueden controlar incluso aquellas de mayor intensidad no es una tarea excesivamente complicada.
Exige, eso sí, sendas buenas dosis de dedicación y paciencia, a partir de las que podremos iniciar un proceso que,
según los expertos de la Asociación Española de Pediatría, se fundamenta en
las siguientes acciones:
1. Conocer a nuestros hijos
Antes de nada, es importante que seamos conscientes del estado madurativo de nuestros hijos y, por tanto, de sus capacidades.
A partir de ahí, podremos evitar las consecuencias negativas de establecer expectativas demasiado altas o bajas.
2. Empatizar
También debemos esforzarnos por comprender su punto de vista,
independientemente de que estemos de acuerdo con él o no.
3. Comprender lo que sienten y ayudarles a entenderlo
Tras entenderlas, haríamos bien en
explicarles cómo funcionan las emociones que están experimentando, validándolas y resolviendo cualquier duda que puedan tener al respecto.
4. Enseñarles formas de expresión apropiadas
La siguiente recomendación de la AEP consiste en
mostrar a los niños formas de comunicación adecuadas y socialmente aceptadas. Confiar en sus opiniones y sentirse legitimados para expresarlas puede ser muy positivo, siempre y cuando no vulneren los derechos de los demás ni les falten al respeto.
[caption id="attachment_223858" align="aligncenter" width="700"]

Enseñar cómo funcionan las emociones previene problemas psicológicos | Fuente: Canva[/caption]
5. Poner límites a su conducta
Además, es aconsejable que aprendan a basar sus actos en ciertas habilidades sociales como el trabajo en equipo, la capacidad de escucha o la empatía. Y, sobre todo, que interioricen que
cualquier forma de violencia, aparte de ilegal, es perjudicial para la convivencia y para su propio bienestar mental.
6. Ofrecerles alternativas
Durante las primeras etapas de la infancia, resulta conveniente ofrecer alternativas válidas de conducta. A partir de los 4 o 5 años, es preferible pasar a hacerles preguntas abiertas para que ellos mismos razonen y determinen qué acciones son más apropiadas en cada situación.
7. Mostrarles cariño
Independientemente de que, en un momento dado, podamos estar molestos con nuestros hijos,
siempre deben ser conscientes de que les queremos de forma incondicional.
8. Dedicarles tiempo de calidad
Si pretendemos que el acompañamiento en la gestión emocional de los niños sea eficaz, resulta esencial cuidar nuestra relación.
Jugar con ellos, escucharlos, otorgarles protagonismo y dejarles que se expresen sin juzgarles puede elevar, si se lleva a la práctica de manera cotidiana, su calidad.
Prueba
Lorem ipsum dolor, sit amet consectetur adipisicing elit. Nobis dolorum modi dolores beatae atque eaque. Quia necessitatibus veritatis tempora quibusdam tenetur quas, dignissimos atque id modi eveniet, dolores harum eos!
¿Te ha resultado útil este artículo?