- A los 12 meses no balbucea ni hace gestos para comunicarse (como señalar o decir adiós con la mano).
- A los 18 meses no dice palabras sencillas.
- A los 24 meses no dice frases espontáneas de dos o más palabras.
- Pérdida de habilidades adquiridas con anterioridad.
Antes de los 12 meses
- Escaso contacto ocular.
- No muestra anticipación cuando se le va a coger en brazos.
- Falta de interés en juegos interactivos simples (como el “cucú-tras”).
Entre los 12 y los 18 meses
- No responde a su nombre.
- No mira hacia donde otros señalan.
- No señala para pedir algo.
- No muestra objetos.
- Tiene una respuesta inusual ante determinados estímulos auditivos.
Entre los 18 y los 24 meses
- Retraso en el desarrollo del lenguaje.
- Falta de imitación (gestos, acciones).
- Formas repetitivas de juego (alinear cosas o abrir y cerrar).
- Ausencia de juego funcional o simbólico.
- Falta de interés por relacionarse con otros niños.
La importancia del diagnóstico precoz
A la hora de identificar estas señales para la detección del TEA hay varios actores que juegan un papel fundamental. Además de los padres, que son quienes más tiempo pasan con sus hijos, hay otras personas que pueden relacionarse con ellos en diferentes contextos, como los equipos profesionales de las escuelas infantiles o pediatría. Pero, en muchos casos, estos profesionales carecen de la suficiente formación específica sobre el TEA para reconocer estas señales de alerta en el desarrollo. Por otro lado, en el caso de los pediatras, existe una regulación heterogénea de procedimientos de detección en función de cada Comunidad Autónoma. Todo esto provoca diagnósticos tardíos y, con ello, un retraso en el acceso a una atención temprana adaptada a las necesidades del menor y de su familia, a cargo de profesionales cualificados, con formación en modelos de intervención especializados y basados en la evidencia. Está demostrado que esta atención temprana es esencial para favorecer el desarrollo y la calidad de vida de los niños y niñas con autismo, por lo que, desde Autismo España, consideramos imprescindible que se mejoren los procesos de detección del TEA en el seguimiento ordinario del desarrollo infantil. Se promoverá así la capacitación de los profesionales y se garantizará el acceso a una valoración diagnóstica especializada en manos de un equipo interdisciplinar. Todo ello ayudará a que el plan de intervención individualizado pueda llevarse a cabo lo más pronto posible.Beatriz García
