
1. El Charco de los Clicos
Conduciendo hasta cerca del extremo sur de Lanzarote encontraréis una extraña muestra de hidrovulcanismo. El agua del mar ha ido erosionando la pared de un volcán costero hasta llegar a formar un lago en su mismo cráter. Aunque su nombre oficial es la Laguna del los Clicos, los isleños le llaman el Lago Verde por el color de sus aguas. Os llamará la atención su particular color verde intenso, y es que se debe a las algas que habitan en él. El acceso al lago es gratuito y se puede visitar a cualquier hora del día, tiene un amplio parking a unos 50 metros del lugar. También hay un mirador situado sobre el lago desde el que se observa una bella estampa, producida por el contraste del verde sobre el negro de la arena de la playa, el ocre de las rocas y el azul del mar. [caption id="attachment_280201" align="aligncenter" width="700"]
2. Los Hervideros
De vuelta en el coche, unos kilómetros más adelante se encuentran Los Hervideros. Su nombre se debe a que el agua del mar parece que está en ebullición al chocar fuertemente contra las cuevas submarinas y los acantilados volcánicos. Estas cuevas y acantilados son consecuencia de la erupción del Timanfaya en 1730. Os sorprenderá la fuerza del oleaje, el contraste entre la piedra oscura y la espuma blanquecina del mar, un lugar magnífico para hacer una sesión de fotos. Lo que más nos sorprenderá será el sonido del agua al chocar con las rocas. [caption id="attachment_280212" align="aligncenter" width="700"]
3. Salinas de Janubio
La última parada de esta ruta será en las Salinas de Janubio. Un lugar muy recomendable para enseñar a los más pequeños cómo se realiza la extracción de sal marina.
Se trata de una de las estampas paisajísticas más impresionantes de Lanzarote. Su incalculable valor natural y cultural se va engrandeciendo gracias a su entorno. Rodeadas de los últimos coletazos volcánicos del Timanfaya, aparece esta laguna natural, imprescindible para la elaboración de sal y la famosa playa de arena negra de Janubio. Una explosión fascinante de colores repletos de sutilezas.
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Salinas de Janubio, Lanzarote | Fuente: Turismo de Lanzarote[/caption]
Llaman la atención las montañas blancas de sal, las albercas cargadas de agua salada y el contraste de colores: el azul intenso del océano, el negro de las playas de arena, el blanco de la sal y el rosado del agua salada.
Para obtener la sal hacen falta los llamados cocederos. Estos se llenan con el agua salada para que el sol la vaya calentando y su concentración salina aumente. Una vez que dicha cantidad es la adecuada, pasa a unos cuadrados de piedra donde la altura del agua no supera los 10 o 15 centímetros.
El sol vuelve a actuar evaporando el agua, lo que hace que en las albercas se vaya quedando la sal. Tras haberse recogido, se crean montañas a los lados en los paseos para, una vez esté seca, se pueda refinar, utilizar tal y como está o empaquetarla.
