Es normal que asocies la idea de 'playa' con tu bañador favorito, largos paseos sobre la arena y un chapuzón capaz de arrasar con tu protector solar, pero en nuestro litoral encontraremos mucho más que mar y un buen rato de sol. Las
costas españolas esconden muchos relatos, y por eso te contamos cuáles son las 10 playas con historia que no puedes dejar de conocer.
1. La Herradura, Almuñécar (Granada)
Este antiguo pueblo está situado en la
Costa Tropical de Granada. Si bien hoy es ideal para disfrutar de atardeceres mágicos o hacer kayak y explorar sus aguas cristalinas, tiempo atrás fue escenario de una catástrofe. En 1562, ocurrió la
tragedia naval de La Herradura, cuando veinticinco galeras españolas de una flota de veintiocho naufragaron en la bahía, con la pérdida de hasta
5.000 personas a bordo. Un monumento en el
paseo marítimo conmemora este trágico evento.
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Una de nuestras playas con historia es La Herradura, en Almuñécar | Fuente: Canva[/caption]
2. Playa de Itzurun, Zumaia (País Vasco)
Si hablamos de playas con historia, no podemos dejar de visitar este rincón del norte. Los acantilados de la
playa de Itzurun son mucho más que un lugar para disfrutar de los paisajes. Estos majestuosos acantilados, que se alzan hasta
150 metros sobre el mar, son una ventana al
pasado geológico de nuestro planeta.
Han sido oficialmente reconocidos como
referencia geológica internacional por la
Comisión Internacional de Estratigrafía. ¿Pero esto qué significa? Que estos acantilados son un punto de referencia para los geólogos de todo el mundo.
El fenómeno geológico responsable de estos acantilados es el flysch. Durante millones de años, el mar ha golpeado implacablemente las capas de roca caliza, creando estas impresionantes formaciones. El
flysch de Zumaia es un testimonio visual de más de
60 millones de años de historia terrestre. Cada estrato, cada línea, cuenta una parte de esa historia.
¿Recuerdas la extinción masiva que marcó el final del
período Cretácico? En estos acantilados, puedes ver el estrato donde se depositaron los restos de esa
explosión catastrófica. Es como leer un libro de historia grabado en las rocas.
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Contempla el estrato de la explosión que causó la gran extinción del Cretácico | Fuente: Canva[/caption]
3. Playa Norte, Peñíscola (Castellón)
La playa Norte es la joya de
Peñíscola, una localidad que se alza sobre una península rocosa en la
costa mediterránea. Fenicios y romanos ya navegaban por estas aguas, pero su momento más emblemático llegó en el
siglo XIII, cuando el
Papa Luna,
Benedicto XIII, eligió esta ubicación para construir su
imponente castillo.
En la actualidad, desde la playa, podrás admirar sus murallas, aunque solo podrás imaginar las huellas del pasado, ya que el largo paseo marítimo que bordea la costa está salpicado de modernidad, restaurantes y cafeterías.
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Sigue los pasos del Papa Luna en Peñíscola | Fuente: Canva[/caption]
4. San Lorenzo, Gijón (Asturias)
¿Conoces las
termas romanas de Campo Valdés? Estas termas, ubicadas cerca de la estatua de Augusto, son un testimonio tangible de la habilidad de los romanos para aprovechar el agua con fines terapéuticos. Al visitar el yacimiento, podrás seguir intuitivamente el recorrido que haría un bañista de la época imperial. Tanto los ladrillos huecos que aún se conservan como algunos frescos imitando el mármol, evocan la opulencia de aquellos tiempos y te llevarán de viaje directamente desde Asturias al pasado.
Lo más interesante es que estas termas tenían una conexión directa con la
playa de San Lorenzo. Los bañistas podían salir de las termas y dirigirse a la playa, que en ese entonces era una especie de 'palestra' natural. Allí, practicaban ejercicios gimnásticos y se sumergían en las
aguas del mar Cantábrico.
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Conoce la conexión de las termas y la playa de San Lorenzo | Fuente: Canva[/caption]
5. Doniños, Ferrol (Galicia)
Cuenta la leyenda que en
Doniños existió una ciudad llamada
Valverde. Un día, un pobre llegó allí en busca de limosna, pero nadie le ofreció ayuda. En su desesperación, el pobre maldijo a Valverde, y la ciudad desapareció bajo las aguas, dejando tras de sí una
laguna costera. Esta, con una superficie de unos
dos kilómetros cuadrados y una profundidad máxima de
11 metros, es un lugar de interés ecológico y protegido por su biodiversidad. En el pasado, se creía que en el centro de sus aguas había un pozo sin fondo, similar a una versión gallega del
lago Ness.
Esta playa de
bandera azul es actualmente un imán para surfistas con ganas de desafiar sus oleajes y de mitos y leyendas, pero, aunque la maldición del mendigo tenga solo un carácter legendario, lo que sí estamos seguros es de su pasado como escenario bélico.
En el
siglo XIX, la base naval de Ferrol era un objetivo codiciado debido a su ubicación estratégica en la costa gallega. Doniños, con su extenso arenal de casi dos kilómetros, se convirtió en un punto crucial. El
25 de agosto de 1800, las fuerzas británicas llevaron a cabo un audaz desembarco en esta playa, marcando el inicio de la
batalla de Brión. Esta batalla, que este año celebra su
224.º aniversario, se recrea en la zona a finales de agosto.
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Un rincón gallego lleno de historia y leyendas | Fuente: Canva[/caption]
6. Empúries, L'Escala (Girona)
Empúries, ubicada cerca de
L’Escala, es una joya arqueológica que combina los legados de dos grandes culturas:
la griega y la romana. Hace más de 2.500 años, los griegos se establecieron en la zona. Fundaron una pequeña isla frente a la costa del golfo de Roses, conocida como Palaia Polis o 'ciudad antigua'. Sin embargo, pronto se trasladaron a tierra firme y crearon la Neápolis, la 'ciudad nueva'. Estos intrépidos colonos comerciaban, construían templos y vivían sus vidas bajo el sol mediterráneo.
Pero la historia no se detuvo ahí. En el año 218 a. C., el puerto emporitano desempeñó un papel crucial en la
Segunda Guerra Púnica. Fue el punto de entrada para las tropas romanas en su lucha contra el ejército cartaginés. Empúries se convirtió en el primer campamento romano en la
Península Ibérica, marcando un hito en su expansión.
Las ruinas que hoy podemos admirar cuentan estas historias. Al recorrer el yacimiento, encontramos los vestigios de la ciudad helenística. Allí, el
recinto de Asclepio y Serapis nos habla de que la medicina también vivió otras épocas. El Ágora, la plaza pública, resonaba con debates y transacciones comerciales. Incluso hallamos un pavimento de una sala de banquetes, con una inscripción en griego.
Eso sí, la época romana también dejó su huella. La
Domus exhibe mosaicos que decoraban el suelo, mientras que la
Insula albergaba las termas públicas.
El Foro, la Basílica, la Curia y las tabernae nos transportan a la vida urbana romana.
Cuando camines por las playas de Empúries, imagina a los antiguos griegos y romanos, sus luchas y sus risas. Las olas llevan consigo siglos de historia, y esta playa es un testigo silencioso de su legado, ¿ya la has visitado?
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Ruinas griegas en Empúries | Fuente: Canva[/caption]
7. El Pozo, Yaiza (Lanzarote)
La costa de
El Pozo, bañada por las aguas atlánticas, guarda retazos de una historia fascinante. En el
siglo XVI,
Lanzarote fue conquistada por los castellanos y, poco a poco, comenzaron a establecerse poblaciones en la isla. El pueblo de Yaiza emergió como respuesta a los constantes ataques de piratas que asolaban la ciudad rubicense en la actual costa de Papagayo. Estos ataques llevaron a la ruina y la destrucción de la primera ciudad, y así nació
Yaiza, junto con los núcleos de
Femés y Uga. Si paseas por aquí, no dejes de visitar el sitio arqueológico para descubrir cerámica aborigen y los vertederos del siglo XV.
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Uno de los primeros asentamientos de Europa | Fuente: Canva[/caption]
8. Playa de Bolonia, Cádiz
La playa de Bolonia se extiende a lo largo de
3800 metros en el sur de nuestro país con una belleza virgen y única. Sin embargo, lo que realmente la hace especial es su conexión con la antigua ciudad romana de
Baelo Claudia.
Junto a la playa, emergen sus ruinas, una ciudad romana que alcanzó su máximo esplendor en el
siglo II a. C. Esta ciudad portuaria desempeñó un papel crucial como
punto de unión entre la península ibérica y África. Su principal actividad económica giraba en torno a la almadraba, una técnica de pesca que proporcionaba abundante atún. Desde aquí, el famoso
garum, una salsa hecha con pescado, se exportaba a otros lugares del vasto
Imperio Romano.
En 1917, un arqueólogo francés descubrió las ruinas, y en 2013, estudiantes de la
Universidad de Cádiz desentrañaron la fórmula secreta del
garum. Estos pioneros en la producción y comercialización de conservas de pescado dejaron su huella en la historia. Hoy, puedes encontrar un
centro de visitantes y un museo junto al yacimiento, donde darás con todos los secretos de esta antigua ciudad.
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La de Bolonia es una de las playas con más historia del país | Fuente: Canva[/caption]
9. Playa del Faro de Trafalgar, Cádiz
Este patrimonio geológico andaluz se alza sobre
Trafalgar, testigo de algunos de los episodios más trascendentales y trágicos de la historia del país. Su faro, construido en 1860, se yergue imponente con sus 34 metros de altura y es hoy uno de los edificios más singulares de la región.
Pero vayamos atrás en el tiempo. Cerca del faro, encontramos
yacimientos arqueológicos que nos hablan de diferentes periodos. En la época romana, donde hoy se alza el faro, existía un templo dedicado a Juno. Los árabes, en el
siglo IX, construyeron una torre de vigilancia que, aunque desmantelada en el siglo XIX para dar paso al faro actual, aún muestra sus restos junto a él.
Sin embargo, el acontecimiento que catapultó a la fama a esta playa fue la
Batalla de Trafalgar en 1805. En ese trágico enfrentamiento,
5.000 soldados perdieron la vida, numerosos barcos se hundieron y la hegemonía naval española cayó ante la Armada británica. El cabo de Trafalgar, donde se libró esta batalla, es un lugar que evoca tanto la grandeza como la tragedia de aquel momento histórico.
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Arqueología y batallas: Trafalgar y su faro son guardianes de la historia | Fuente: Canva[/caption]
10. Baños de la Reina, Calpe
En la costa mediterránea, junto al mar en
Calpe, se encuentra este tesoro histórico. Su nombre proviene de una leyenda que sugiere que una reina mora utilizaba estas piscinas como su lugar de baño privado. A través de galerías subterráneas que conectaban con su palacio, la reina podía disfrutar de un baño secreto y exclusivo en el mar.
Si vamos más atrás en el tiempo, entre los
siglos I y V d. C., la civilización romana ocupó este lugar y, por supuesto, dejó su huella. La parte más conocida se encuentra sumergida en las aguas del Mediterráneo. Aquí mantenían un
vivero de peces y producían salazón y
garum. Hoy en día, es posible bucear o hacer
snorkel en esta antigua piscifactoría.
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En Calpe encontrarás yacimientos y una piscifactoría romana | Fuente: Canva[/caption]