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10 Poemas para acercar la lectura en verso a los niños

Más allá de los cuentos, la poesía tiene excelentes beneficios en los niños. Descúbrelos con esta selección de poemas para niños que hemos preparado.

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Cuando pensamos en literatura infantil, lo que rápidamente nos viene a la cabeza son los cuentos. Sin embargo, la poesía también es un excelente recurso del que los niños podrán obtener muchos beneficios. Su musicalidad y ritmo son un bonito reclamo para que estos fomenten su hábito por la lectura, estimulen su imaginación y aumenten su vocabulario, al tiempo que estimulan su desarrollo emocional. Además, recitar poesía ayuda a que mejoren su expresión corporal y la dicción. De igual manera, la poesía también ayuda a reforzar el vínculo entre padres e hijos. Imagina los momentos tan divertidos y agradables que pasaréis leyendo juntos. Para ayudaros, hemos preparado esta selección de poemas para niños:

Cómo se dibuja un señor

Se dibuja un redondel, y ya está la cabeza de Don Miguel. -¡Ya tenemos la cabeza! Ahora las orejas, después las dos cejas, ojos redondones, boca, sonriente (con un diente), nariz prominente, bigote imponente -mucho bigote- y un lacito en el cogote. Para el pelo, rayas tiesas... ¡Ya tenemos la cabeza! Ahora el cuerpo, la chaqueta, los botones, la cadena, la corbata, una manga, otra manga una mano, otra mano. Una pernera, otra pernera, una bota, otra bota, un pie, otro pie. El juego del dibujo ¡qué bonito es! ¡Atención, niños, atención! Que le falta un detalle, ¡el corazón! Gloria Fuertes Puedes encontrar este poema en el libro Poemas de la oca loca.

La cigarra y la hormiga

Cantando la cigarra pasó el verano entero, sin hacer provisiones allá para el invierno. Los fríos la obligaron a guardar el silencio y a acogerse al abrigo de su estrecho aposento. Viose desproveída del precioso sustento: sin mosca, sin gusano, sin trigo y sin centeno. Habitaba la hormiga allí tabique en medio, y, con mil expresiones de atención y respeto la dijo: -"Doña Hormiga, pues que en vuestros graneros sobran las provisiones para vuestro alimento, prestad alguna cosa con que viva este invierno esta triste Cigarra que, alegre en otro tiempo, nunca conoció el daño, nunca supo temerlo. No dudéis en prestarme, que fielmente prometo pagaros con ganacias, por el nombre que tengo". La codiciosa Hormiga respondió con denuedo, ocultando a la espalda las llaves del granero: -"¡Yo prestar lo que gano con un trabajo inmenso! Dime, pues, holgazana, ¿qué has hecho en el buen tiempo?" -"Yo -dijo la Cigarra-, a todo pasajero cantaba alegremente, sin cesar ni un momento". -"¡Hola! ¿Con que cantabas cuando yo andaba al remo? Pues ahora, que yo como, baila, pese a tu cuerpo". Félix María de Samaniego Puedes encontrar este poema en el libro Fábulas de Samaniego

La plaza tiene una torre

La plaza tiene una torre, la torre tiene una balcón, el balcón tiene una dama, la dama una blanca flor. Ha pasado un caballero -¡quién sabe por qué pasó!- y se ha llevado la plaza, con su torre y su balcón, con su balcón y su dama, su dama y su blanca flor. Antonio Machado Puedes encontrar este poema en el libro Antonio Machado para niñas y niños.

Un desfile numeral

Con este desfile terminamos ya. Marchando, deprisa, los números se van. Primero va el Uno, que es el general, porque de los números es el mandamás. El Dos es un cabo, y el Tres, capitán. El Cuatro y el Cinco desfilan detrás. El Seis con el Siete no paran de hablar. El Ocho está cojo y no puede andar. El Nueve les dice: -¡Más formalidad! Y el Cero, enfadado, rodando se va. Carlos Reviejo Puedes encontrar este poema en el libro Versos para contar.

El lagarto está llorando

El lagarto está llorando. La lagarta está llorando. El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos. Han perdido sin querer su anillo de desposados. ¡Ay, su anillito de plomo, ay, su anillito plomado! Un cielo grande y sin gente monta en su globo a los pájaros. El sol, capitán redondo, lleva un chaleco de raso. ¡Miradlos qué viejos son! ¡Qué viejos son los lagartos! ¡Ay, cómo lloran y lloran! ¡Ay, ay, cómo están llorando! Federico García Lorca Puedes encontrar este poema Poemas para niños chicos.

Canción de tomar el té

Estamos invitados a tomar el té, la tetera es de porcelana pero no se ve, yo no sé por qué. La leche tiene frío y la abrigaré, le pondré un sobretodo mío largo hasta los pies, yo no sé por qué. Cuidado cuando beban se les va a caer la nariz dentro de la taza y eso no está bien, yo no sé por qué. Detrás de una tostada se escondió la miel, la manteca muy enojada la retó en inglés, yo no sé por qué. Mañana se lo llevan preso a un coronel por pinchar a la mermelada con un alfiler, yo no sé por qué. Parece que el azúcar siempre negra fue y de un susto se puso blanca tal como la ven, yo no sé por qué. Un plato timorato se casó anteayer, a su esposa la cafetera la trata de usted, yo no sé por qué. Los pobres coladores tienen mucha sed porque el agua se les escapa cada dos por tres, yo no sé por qué. María Elena Walsh Puedes encontrar este poema en el libro El reino del revés.

Sopa de risas

Echa un poco de alegría, con bromas alrededor, añádele buen humor y ponla al baño María. Esta receta precisa un montón de carcajadas, mas no pongas demasiadas o te morirás de risa. Carmen Gil Puedes encontrar este poema en el libro Recetas para el corazón.

Piececitos

Piececitos de niño, azulosos de frío, ¡cómo os ven y no os cubren, Dios mío! ¡Piececitos heridos por los guijarros todos, ultrajados de nieves y lodos! El hombre ciego ignora que por donde pasáis, una flor de luz viva dejáis; que allí donde ponéis la plantita sangrante, el nardo nace más fragante. Sed, puesto que marcháis por los caminos rectos, heroicos como sois perfectos. Piececitos de niño, dos joyitas sufrientes, ¡cómo pasan sin veros las gentes! Gabriela Mistral Puedes encontrar este poema en el libro Rondas, poemas y jugarretas.

Llega el invierno

El señor invierno se viste de blanco, se pone el abrigo porque está temblando. Se va a la montaña, se mete en el río, y el parque y la calle se llenan de frío. Se encuentra a la lluvia llorando, llorando, y también al viento que viene soplando. ¡Ven amigo sol! Grita en el camino, pero el sol no viene porque se ha dormido. Marisol Perales Puedes encontrar este poema en el libroVersos con pijama para meterse en la cama.

La termita

La termita en un principio no era nada pero después fue termita. Y como fue termita decidió que sería una pequeña, pero gran escultora. Tomó sus herramientas y subió por ramas, troncos, ventanas. Y en cada sitio que se detuvo talló: Aquí un pequeño planeta de canelo, ahí una nube de sándalo, ahí una jirafa de ciprés. Y la pequeña termita que en un principio no era nada pero después fue termita hizo pequeños universos de madera, poblados de diminutas obras de arte que viven quietas y silenciosas en ramas, troncos, una que otra ventana. María José Ferrada Puedes encontrar este poema en el libro El baile diminuto.
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