Es muy probable que hayas oído hablar del método Montessori. Se trata de un sistema educativo basado en dejar libertad a los niños, dentro de unos límites, para que sean ellos quienes decidan qué les provoca inquietud, con el objetivo de fomentar su desarrollo personal. Para ello, es fundamental la estimulación de sus habilidades innatas mediante el juego en un ambiente preparado.
Aunque a priori pueda parecer difícil trasladar las enseñanzas de Montessori a tu hogar, en realidad, es más sencillo de lo que crees. En este caso, menos es más. Aquí te vamos a ayudar a convertir tu casa en un espacio Montessori adaptado a tus hijos.
1. La seguridad
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Cambia la mentalidad para adaptar tu casa al método Montessori. Olvídate de limitar al niño en sus acciones y evita los peligros eliminando aquellos objetos que sean un riesgo para él y puedan dañarle.
Por ejemplo, protege los muebles bajos para que no tenga dificultades a la hora de acercarse. Es más fácil comprar unos protectores de esquinas para una mesa, que estar diciendo no cada vez que se acerca. Nuestra negativa coartará la libertad de nuestro hijo, además de generarnos una buena ración de estrés.
Lo mismo ocurre con las cunas o las camas de primera infancia. En lugar de apostar por los barrotes, prueba a utilizar una cama Montessori apoyada directamente sobre el suelo. Con este tipo de mobiliario podrá acostarse o levantarse solito sin necesidad de un adulto y sin ningún riesgo.
2. Organiza la casa
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En el método Montessori es importante afianzar la autonomía de los niños. Para eso necesitas tener cada cosa en su lugar. De este modo tu hijo sabrá dónde dirigirse cada vez que quiera localizar un objeto y comenzará a responsabilizarse del mantenimiento del orden.
Aunque resulte decorativo tener sus juguetes expuestos en la habitación, para él es más práctico tenerlos agrupados en cestas o cajas en estantes a su alcance. Agrúpalos por temáticas y así sabrá qué contiene cada uno. Además, la tarea de recoger será mucho más efectiva.
3. A su altura
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Asimismo, es importante facilitar, en lo posible, la independencia del niño. Coloca sus cosas en las partes bajas de las estanterías: materiales creativos, papel, lápices, juguetes, libros y otros objetos de su interés. Así será él quien decida qué quiere hacer en cada momento. Prueba a proceder igual con su ropa; le gustará sentirse autónomo a la hora de vestirse y de elegir lo que quiere ponerse.
Coloca taburetes en la cocina y en el baño para que pueda ir solito a lavarse las manos o a llenar su taza de agua. También son muy útiles las torres de aprendizaje, que, sin perder seguridad, le permiten colaborar en algunas de las tareas en la cocina.
4. Mobiliario a escala
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Cuando pensamos en la habitación de los más pequeños buscamos una estancia con muebles de tamaño reducido, a su medida. Esto provoca que, con el tiempo, dejen de ser útiles. Y como crecen muy deprisa, antes de que te des cuenta, se les habrán quedado chicos.
Para adaptar tu casa el método Montessori trata de buscar muebles evolutivos, es decir, de esos que van creciendo con los niños y se transforman o se hacen más grandes. Mesas y sillas de su altura que se puedan agrandar a medida que aumenten de estatura y cunas que se convierten en camas bajas, por ejemplo.
Además, coloca baldas que no sean demasiado altas para que tengan todo a su alcance o librerías donde los volúmenes estén a la vista y sean fáciles de sacar y colocar sin necesidad de ayuda.
5. Mejor cuanto más sencillo
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No te empeñes en llenar la casa de estímulos. Es mejor tener una decoración en tonos neutros y materiales naturales que no sean una fuente de excitación continua para el niño. Además, los colores neutros transmiten la calma que ellos necesitan para centrarse en las actividades que hacen.
6. Naturaleza en casa
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El contacto con la naturaleza y sus elementos es muy importante en la enseñanza Montessori. Se promueve el cuidado del entorno y se potencian las experiencias sensoriales que el medioambiente proporciona a los niños. Si no dispones de un jardín, una terraza o un patio donde puedan estar en contacto con plantas y árboles, introduce algunos elementos en el interior para adaptar tu casa al método Montessori.
Un recurso es preparar cestas sensoriales con elementos de temporada. En primavera añade flores de distintos tamaños y colores, hierba, espigas verdes y frutas de temporada como las fresas. En verano pon conchas, estrellas de mar y esponjas naturales, en definitiva, elementos relacionados con el mar. En el otoño prueba con hojas secas, castañas, palitos y deja las ramas de abeto, las nueces y las piñas secas para el invierno.
También puedes hacer un minihuerto casero o simular una zona de plantación en una bandeja con algunas hortalizas.
7. Aprender en la cocina
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A muchos niños les encanta pasar el rato con juguetes relacionados con la cocina. Si es tu caso, prueba a aplicar la metodología Montessori en casa y disfruta con ellos haciendo algunas recetas fáciles. En este caso es importante que accedan con seguridad a los utensilios —según su edad— y a una mesa o encimera donde puedan manipular los alimentos.
Echa mano de los taburetes o de las torres de aprendizaje, son de mucha utilidad. Empieza por proponerles hacer juntos su desayuno o un tentempié para media tarde. Recurre a frutas fáciles de pelar, frutos secos, cereales, zumos o lácteos. También puede ayudarte a amasar; manipular la masa con las manos seguro que les gusta. Además de empezar a cocinar es importante que, después, les enseñes a recoger para mantener todo en orden.
