
Excepcional testigo de los acontecimientos de su tiempo, Capa fue, sobre todo, un gran contador de historias. Sus fotografías bélicas no se limitaron a registrar los momentos de conflicto sino que también se centraban en las personas, civiles y soldados, antes, durante y después de la batalla. Le interesaba comprender la situación con las gentes del lugar, con quien establecía una fuerte conexión: las conocía, hablaba con ellas y era invitado a sus casas.
Esta concepción del oficio fotográfico, de gran implicación con sus temas y de prodigiosa capacidad narrativa, está también detrás de la galería de fotos en color que Capa dedicó a la vida animada y de ocio en los años de la posguerra.
