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¡Ratas! ¡Ratas! ¡Ratas! La gramática poética del hack

¡Ratas! ¡Ratas! ¡Ratas! examina un terreno poscrisis y pospandemia en el que hackear representa nuevas posibilidades ante la realidad.

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Info práctica

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Info práctica

En 1903, Guglielmo Marconi quiso presentar al público londinense el primer mensaje enviado de forma inalámbrica. Antes de empezar, el aparato receptor emitió un mensaje en código morse que decía: "¡Ratas! ¡Ratas! ¡Ratas!", seguido de varios insultos hacia el científico y los allí presentes. La radio no era un canal privado, como Marconi lo había hecho parecer. Los mensajes inalámbricos podían ser interceptados e interferidos. Este corto e intrusivo fragmento se convirtió en el primer hack de la historia.

Aunque hackear suele hacer referencia a infiltrarse en un medio informático, cualquier dominio de la naturaleza puede introducir algo virtual, entendido como algo que tiene presencia aparente y no real. Por lo tanto, todo puede ser hackeado. Un hack es un modo de intervenir en dicha naturaleza y desvelar tanto los poderes productivos como los destructivos. El hacking genera un estado de posibilidad y hace visible un acto de imaginación. Inevitablemente, este gesto se convierte en político, pues abre una ventana hacia nuevas demandas, expectativas y deseos.

[caption id="attachment_531384" align="aligncenter" width="700"]ratas ratas ratas: a gestual history of a young worker A gestual history of a young worker, 2019, Werker Collective | Fuente: CaixaForum Barcelona[/caption]

La exposición

La exposición ¡Ratas! ¡Ratas! ¡Ratas! toma el hack como acto poético y gesto político, a partir de una selección de obras que representan múltiples medios y distintas generaciones de artistas. Entre ellos figuran Antoni Muntadas, Eve Sussman, Elena Asins y Gordon Matta-Clark, que irrumpen con gramáticas virtuales para revelar un espacio liminal donde poder imaginar alternativas a los relatos hegemónicos y formular historias en una realidad sustituta. En consecuencia, la muestra se transforma en una estructura de relectura política que propone un ejercicio a través de la evocación poética de la alteridad, la sensibilidad del código digital y los léxicos tecnológicos disidentes.

Comisariada por Bárbara Cueto, la exposición se enmarca en el programa Convocatoria de Comisariado y explora la ideal del hack como una intervención de perspectiva expandida. Examina un terreno fluido, poscrisis y pospandemia en el que hackear representa nuevas posibilidades ante la realidad.

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