Corren los años 50 antes de Cristo, y la antigua
Carthago Nova, la actual ciudad de
Cartagena, se está convirtiendo en importante colonia del poderoso
Imperio Romano de Occidente. Como podemos imaginar, la ciudad comienza a experimentar un intenso proceso de
renovación urbano que se traduce en el desarrollo de una nueva red viaria y en la construcción de los edificios que constituyen el centro neurálgico de la vida cotidiana –aparte de las domus o casas romanas- de los habitantes romanos de la época: el
Foro y el
Teatro.
Después de más de veinte siglos de estar escondido bajo parte del cerro y barrio del Molinete cartagenero, hijos y padres tenemos el
privilegio de imaginarnos cómo fue esta vida romana, de disfrutar de una jornada entre nuestros antepasados, de vivir la Historia de una manera inmediata y cercana.
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Barrio del Foro Romano
Las
excavaciones de los años 2008 y 2009 permitieron sacar una parte más –suponemos que no la última- de una manzana completa de la
Cartagena romana, formada por dos edificaciones: Un
complejo termal del siglo I d. C. y un edificio destinado a celebrar banquetes de carácter religioso,
el edificio del atrio, datado a finales del siglo I a. C. Sin duda un descubrimiento que dice mucho del
sentido ciudadano y de reunión en sitios públicos del antiguo romano: Por una parte, la terma es el lugar de ocio, de esparcimiento, de
vida sana; por otra, el atrio destinado a banquetes religiosos indica el carácter ritual del ciudadano romano.
Entre los restos descubiertos destacan, por su buen estado de conservación, los ciclos pictóricos, que decoraban las salas de banquetes del edificio del atrio, y el suelo de opus spicatum - ladrillos dispuestos en espina de pez - del peristilo o plaza porticada, espacio que servía de acceso a las termas. De igual modo, se pueden contemplar muros de hasta cuatro metros de altura y la reconstrucción de algunas columnas del edificio del atrio y del peristilo de las termas.
Termas y peristilo
El complejo termal, construido en el siglo I d. C., estaba compuesto por una característica sucesión de espacios: el
frigidarium o sala fría, también utilizado como vestuario (apodyterium), que preserva su suelo de mármol; los
tepidaria o salas templadas, donde aún pueden verse sus sistemas de calefacción; la
sauna; el
caldarium o sala caliente, que se encontraba bajo la actual calle Honda; y los
hornos localizados en el
Decumano.
Un peristilo o plaza porticada daba acceso al complejo termal, además de servir como espacio de reunión o autorrepresentación para los miembros de la mencionada corporación. Su
pavimento, en muy buen estado de conservación, fue construido con ladrillos dispuestos en espina de pez (opus spicatum). En este espacio fue hallado un cuerno de la abundancia o cornucopia en
mármol de Luni-Carrara.
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Augustem | Fuente: Cartagena Puerto de Culturas[/caption]
Edificio del Atrio
El Edificio del Atrio, construido a
finales del siglo I a.C., pudo ser otro edificio de la corporación semipública. Pudo dedicarse a celebrar
banquetes rituales en honor de dioses de origen oriental, quizás
Isis o
Serapis, que pudieron recibir culto en un santuario anexo.
Estaba organizado en torno a un patio o atrio con cuatro columnas desde el cual se accedía a las cuatro amplias salas para banquetes (triclinia). Tabernas y estancias de servicio completaban el conjunto. Destacan sus decoraciones pictóricas y los imponentes alzados de sus muros, y
columnas de más de cuatro metros de altura.
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Museo | Fuente: Cartagena Puerto de Culturas[/caption]
Proteger los restos y convertirlos en museo
Sin duda, hay que reconocer el esfuerzo y el buen sentido cultural que han tenido todas las administraciones implicadas en recuperar estos importantes restos arqueológicos y en ponerlos en valor. El resultado de esta preservación ha sido la construcción de una
cubierta quebrada, obra de los arquitectos
Atxu Amann, Andrés Cánovas y Nicolás Maruri, de la que pende una pasarela que permite la circulación y la visión del yacimiento desde arriba, y además posibilita el acceso a las
Termas y al Edificio del Atrio, incluyendo en su recorrido los recursos interpretativos del espacio. Además, realizan talleres escolares y visitas guiadas individuales y para grupos.
Cartagena Puerto de Culturas es
la marca turística de la ciudad fruto del desarrollo de un ambicioso plan de actuaciones concluidas en el estudio sobre el producto cultural en el núcleo histórico de Cartagena.
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