Hay padres que se preocupan cuando observan que los niños hablan solos, pero
este comportamiento es bastante habitual durante buena parte de la infancia. Así que no, no debes agobiarte si tu pequeño mantiene conversaciones consigo mismo mientras juega o realiza alguna otra actividad. Este hábito, lejos de ser negativo,
favorece el desarrollo lingüístico, les ayuda a expresar emociones y les permite practicar el pensamiento reflexivo. Estas son algunas de las ventajas, pero hay más.
De acuerdo con los expertos entrevistados por el portal
Today’s Parent, es perfectamente normal que los niños pequeños hablen para sí mismos en voz alta, y no hay que interpretarlo como algo extraño ni preocupante. Este tipo de diálogos suele ser más intenso
entre los 3 y los 5 años, aunque en algunos casos puede prolongarse más allá de esa etapa.
https://youtu.be/J4n-C_WgN3k
Por qué los niños hablan solos
Con sus soliloquios, tu hijo ejercita sus habilidades lingüísticas y aprende a expresar lo que piensa. Lo más frecuente es que verbalicen experiencias recientes o que reproduzcan emociones internas. “Podrían decir frases como ‘no tengas miedo a la oscuridad. Todo está bien, yo te protejo’.
Probablemente, estén imitando algo que les dijeron sus padres u otro cuidador”, argumenta la psicóloga canadiense Ester Cole.
¿Qué beneficios tiene este hábito?
[caption id="attachment_264493" align="aligncenter" width="1200"]

Es un signo de buen desarrollo cognitivo | Fuente: Canva[/caption]
Os explicamos a continuación qué supone que los pequeños hablen solos y cuáles son las ventajas más destacadas de este comportamiento:
1. Reflejo de inteligencia
Se ha observado que los menores que tienen conversaciones consigo mismos tienden a ser más inteligentes, ya que muestran
un mundo interior muy rico y la capacidad de realizar procesos reflexivos complejos. Según recoge el Colegio Oficial de Psicología de Madrid, el juego simbólico, en el que muy a menudo se incluye la práctica de hablar sin un interlocutor (al menos humano), es
clave para la correcta evolución cognitiva y emocional infantil.
2. Un indicio de un buen desarrollo
Cuando los niños hablan solos,
repasan conceptos aprendidos de su entorno, lo que evidencia que avanzan de forma adecuada.
3. Expresan sus sentimientos y emociones
Los soliloquios frecuentes son un indicador de que los niños están desarrollando
aptitudes comunicativas que favorecen su
autoestima y seguridad personal.
Kimberly Day, profesora de psicología en la University of West Florida, señala que, gracias a esta costumbre, consiguen gestionar mejor sus emociones y su conducta en momentos difíciles.
Por su parte,
Adam Winsler, profesor en la Universidad George Mason, en Virginia, descubrió que los menores de 5 años rendían mejor en tareas motoras cuando hablaban en voz alta, ya fuera de manera espontánea o inducida, en comparación con las ocasiones en las que permanecían en silencio.
4. Entrenan su memoria
Verbalizar lo que tienen en mente les ayuda a entrenar la memoria, una habilidad que resultará muy valiosa en su rendimiento escolar y en su vida diaria.
5. Organizan su pensamiento
Con esta práctica, los niños obligan a su cerebro a
ordenar las ideas y a encontrar la forma adecuada de expresarlas, lo cual les permite activar diversos procesos cognitivos relacionados con el análisis y la expresión verbal.
Tipos de diálogos internos
[caption id="attachment_264495" align="aligncenter" width="1200"]

Los soliloquios toman distintas formas | Fuente: Canva[/caption]
Existen diferentes clases de conversaciones íntimas propias de los tiempos de juego en la infancia:
1. Monólogos
Son expresiones individuales en las que no se dirigen a nadie más. Normalmente, se relacionan con
experiencias vividas o actividades de juego. Es común escucharlos decir cosas como “esta moto se queda aparcada y me llevo el camión de bomberos”, “me voy a comer un helado de chocolate muy grande” y otras por el estilo.
2. Monólogos colectivos
Aunque no estén acompañados, también es habitual que incluyan a
personajes imaginarios en sus relatos, como si respondieran a preguntas o compartieran anécdotas.
Es importante que los padres no le transmitan al niño que esta conducta es anormal, entre otras cosas, porque no lo es. Esta forma de expresión les permite
aprender a interactuar con otros y a comprender mejor el entorno.
3. Repetición
Ocurre cuando repiten frases que han escuchado de boca de algún adulto. Y es lógico: ellos escuchan atentamente, graban las palabras en su memoria y luego las reproducen en sus soliloquios.
Qué deben hacer los padres
[caption id="attachment_264496" align="aligncenter" width="1200"]

En los juegos simbólicos es muy normal que hablen con sus muñecos | Fuente: Canva[/caption]
Los especialistas coinciden en que
no se debe reprimir este hábito, ya que contribuye significativamente al desarrollo emocional e intelectual infantil.
“El juego y el aprendizaje ocurren simultáneamente. Si ves a un niño de 3 años interactuando con sus peluches y haciendo juegos de rol y le dices ‘¿por qué estás charlando con tu dinosaurio?, no es real’,
podría ser un mensaje confuso para su mente”, explica Cole.
La respuesta correcta sería hacerle un comentario distendido, de modo que vaya asumiendo gradualmente la diferencia entre lo real y lo imaginario. Por ejemplo, dile a tu hija algo como “¿le decimos a la muñeca que es hora de irse a la cama?”.
De esa manera no se sentirá atacada por el hecho de hablar sola, sino que lo asumirá como algo normal.
¿Cuándo podría ser preocupante?
No es de extrañar que los niños hablen
con sus peluches, juguetes o con sus mascotas, o que repitan frases que escucharon de sus padres. Esto responde a su deseo de aprender y de explorar el mundo que les rodea.
Sin embargo, si notas que tu hijo repite una misma frase de manera obsesiva durante mucho tiempo, podría ser motivo de atención. Según advierte la
Asociación Española de Pediatría, la repetición constante y rígida de frases puede ser uno de los signos iniciales de
trastornos del espectro autista (TEA). Si, por ejemplo, observas que pequeños cambios en la rutina provocan que tu hijo se altere y empiece a decirse cosas a sí mismo en voz alta para calmarse, conviene que consultes con un profesional.
De todos modos, es importante
no sacar conclusiones precipitadas. El simple hecho de que hablen solos o repitan frases no constituye un diagnóstico en sí mismo. En la gran mayoría de los casos, los menores que lo hacen gozan de buena salud y este hábito les brinda muchos beneficios para su desarrollo cognitivo y lingüístico.