Diseñemos unas vacaciones para que todos hagamos algo que nos gusteEste verano debemos ser, como siempre, el mejor ejemplo para nuestros hijos. Transmitamos nuestra pasión por la lectura, hablándoles de todo lo bueno que les puede aportar un libro y proporcionando alternativas en función de sus gustos, intereses y la edad de cada uno. Insistamos y pongamos en valor la importancia de respetar el medioambiente en cada una de nuestras salidas a la naturaleza, ya sea recogiendo todos los residuos que generemos o contribuyendo al reciclaje de aquello que esté contaminando el entorno. Aprovechemos cualquier estancia vacacional para aprender algo nuevo: visitando un museo de arte o de ciencias, haciendo una ruta por algún parque natural o por un accidente geográfico, recorriendo playas kilométricas o, simplemente, informándonos sobre la historia y curiosidades del destino. Disfrutemos al máximo de la diversión que aporta un parque temático y liberemos adrenalina en alguno de ellos. Diseñemos unas vacaciones para que todos hagamos algo que nos guste. Por otro lado, seamos conscientes de que no debemos preocuparnos si no logramos tener una ocupación continua para los niños; los momentos de aburrimiento, según afirman los expertos, no resultan negativos para nuestros hijos, sino que, al contrario, ayudan a estimular su creatividad. De hecho, es más que beneficioso aprovechar esos ratos de inactividad para desarrollar su imaginación. Esto no va reñido con establecer algunas rutinas de cara a la organización de estos meses, como la hora de levantarse y acostarse, y fijar límites en el consumo de televisión y otras plataformas digitales, así como otorgarles ciertas tareas y responsabilidades. De esta forma, todos disfrutaremos de las vacaciones. Es hora de descansar, desconectar, convivir, experimentar, generar recuerdos, hacer planes en familia y coger mucha fuerza para la vuelta. ¡Que tengáis un verano de película!

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