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Claves para escoger el flotador adecuado

Al elegir uno para tu hijo, deberás tener en cuenta dos cosas fundamentales: su edad y el grado de flotación que permite el dispositivo. A mayor grado será más difícil que pueda sumergirse accidentalmente, pero el arco de movimiento será menor y, por tanto, será más complicado que le permita aprender a nadar. Siendo especialmente interesantes los que se puedan regular según el niño vaya adquiriendo esta habilidad. Antes de comprar alguno, lo primero que hay que asegurarse es de que está homologado por la CE, que tiene instrucciones, que están recogidas adecuadamente las precauciones de uso y que el límite de peso inferior y superior está especificado. Es importante seguir las recomendaciones del fabricante siempre y no mediar con atajos porque nos salen más barato. Uso del flotador

¿Cuáles son los más comunes?

A partir de los 8 meses de edad (el bebé tiene que sujetar perfectamente la cabeza con capacidad de movimiento de 180 grados). Se pueden usar hasta los 2-3 años. Los recomendables son los que tengan topes 'tipo braguita o asiento' o sistemas de anclaje que impidan que el niño pueda deslizarse a través de él y tengan sistemas antivuelco. Sirven para no hundirse, pero tienen poco margen de movimiento. A partir de los 12 meses. Deben quedar ajustados al brazo y colocarse lo más cercanos al hombro para evitar que se escapen. Lo ideal es usarlos de corcho, porque no se pinchan y están compuestos de discos que se pueden ir retirando para regular el nivel de flotación. La contrapartida es que limitan el arco de movimiento, especialmente en los brazos. Son aptos a partir de los 9 kilos. Son recomendables los que tienen arnés de seguridad para pasar entre las piernas, ya que impiden que se salga el chaleco. No se pinchan y permiten un movimiento más natural al repartir la flotación en pecho y espalda. No limitan el movimiento de brazos ni piernas. También existen bañadores de neopreno similares. A partir de los 3-4 años suelen tener elementos de corcho para regular el nivel de flotación, permitiendo gran capacidad de movimiento, siendo adecuados para aprender a nadar. Lo que se conoce como 'churros'. La longitud es variable y permiten un sinfín de combinaciones como sistema. Se usa como elementos para aprender a manejarse en el agua. Y recuerda, el mejor sistema que evitará que tu hijo se pueda ahogar es que aprenda a nadar o, al menos, que sepa defenderse en el agua. Para evitar accidentes, mantén siempre el contacto visual y a un brazo máximo de distancia. ¡A disfrutar de la playa y de la piscina!

Mª Angustias Salmerón Ruiz Pediatra del Hospital Ruber Internacional y autora de Criar sin complejos  Mimamayanoespediatra.es 

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Claves para escoger el flotador adecuado

Al elegir uno para tu hijo, deberás tener en cuenta dos cosas fundamentales: su edad y el grado de flotación que permite el dispositivo. A mayor grado será más difícil que pueda sumergirse accidentalmente, pero el arco de movimiento será menor y, por tanto, será más complicado que le permita aprender a nadar. Siendo especialmente interesantes los que se puedan regular según el niño vaya adquiriendo esta habilidad. Antes de comprar alguno, lo primero que hay que asegurarse es de que está homologado por la CE, que tiene instrucciones, que están recogidas adecuadamente las precauciones de uso y que el límite de peso inferior y superior está especificado. Es importante seguir las recomendaciones del fabricante siempre y no mediar con atajos porque nos salen más barato. Uso del flotador

¿Cuáles son los más comunes?

A partir de los 8 meses de edad (el bebé tiene que sujetar perfectamente la cabeza con capacidad de movimiento de 180 grados). Se pueden usar hasta los 2-3 años. Los recomendables son los que tengan topes 'tipo braguita o asiento' o sistemas de anclaje que impidan que el niño pueda deslizarse a través de él y tengan sistemas antivuelco. Sirven para no hundirse, pero tienen poco margen de movimiento. A partir de los 12 meses. Deben quedar ajustados al brazo y colocarse lo más cercanos al hombro para evitar que se escapen. Lo ideal es usarlos de corcho, porque no se pinchan y están compuestos de discos que se pueden ir retirando para regular el nivel de flotación. La contrapartida es que limitan el arco de movimiento, especialmente en los brazos. Son aptos a partir de los 9 kilos. Son recomendables los que tienen arnés de seguridad para pasar entre las piernas, ya que impiden que se salga el chaleco. No se pinchan y permiten un movimiento más natural al repartir la flotación en pecho y espalda. No limitan el movimiento de brazos ni piernas. También existen bañadores de neopreno similares. A partir de los 3-4 años suelen tener elementos de corcho para regular el nivel de flotación, permitiendo gran capacidad de movimiento, siendo adecuados para aprender a nadar. Lo que se conoce como 'churros'. La longitud es variable y permiten un sinfín de combinaciones como sistema. Se usa como elementos para aprender a manejarse en el agua. Y recuerda, el mejor sistema que evitará que tu hijo se pueda ahogar es que aprenda a nadar o, al menos, que sepa defenderse en el agua. Para evitar accidentes, mantén siempre el contacto visual y a un brazo máximo de distancia. ¡A disfrutar de la playa y de la piscina!

Mª Angustias Salmerón Ruiz Pediatra del Hospital Ruber Internacional y autora de Criar sin complejos  Mimamayanoespediatra.es 

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Consejos

¿Es recomendable el uso del flotador? Resolvemos todas las dudas

Cada verano se da la clásica ‘discusión’ sobre si es bueno que los niños que no saben nadar usen flotador. Os damos las claves para escoger el adecuado.

  • manguito
Todos los veranos se da la clásica ‘discusión’ sobre si es bueno que los niños que no saben nadar usen o no flotador. ¿Son seguros o, por el contrario, y según sus características pueden llegar a ser una trampa mortal para ellos? El debate viene por dos motivos principalmente: En primer lugar, porque limitan el movimiento retrasando el aprendizaje natural y, por otro lado, porque dan una falsa sensación de seguridad a los padres que se confían, aumentando así el riesgo de accidentes. Mi recomendación es que se pueden usar para aumentar la seguridad, pero, y esto es lo más importante, el elemento esencial para evitar el ahogamiento siempre será la supervisión de un adulto que sepa nadar (que se encuentre a menos de un brazo de distancia del niño), es decir, con contacto visual y cercano por si hay que actuar. Los más pequeños deberían bañarse en brazos de un adulto.

Claves para escoger el flotador adecuado

Al elegir uno para tu hijo, deberás tener en cuenta dos cosas fundamentales: su edad y el grado de flotación que permite el dispositivo. A mayor grado será más difícil que pueda sumergirse accidentalmente, pero el arco de movimiento será menor y, por tanto, será más complicado que le permita aprender a nadar. Siendo especialmente interesantes los que se puedan regular según el niño vaya adquiriendo esta habilidad. Antes de comprar alguno, lo primero que hay que asegurarse es de que está homologado por la CE, que tiene instrucciones, que están recogidas adecuadamente las precauciones de uso y que el límite de peso inferior y superior está especificado. Es importante seguir las recomendaciones del fabricante siempre y no mediar con atajos porque nos salen más barato. Uso del flotador

¿Cuáles son los más comunes?

  • Roscos o flotadores clásicos
A partir de los 8 meses de edad (el bebé tiene que sujetar perfectamente la cabeza con capacidad de movimiento de 180 grados). Se pueden usar hasta los 2-3 años. Los recomendables son los que tengan topes 'tipo braguita o asiento' o sistemas de anclaje que impidan que el niño pueda deslizarse a través de él y tengan sistemas antivuelco. Sirven para no hundirse, pero tienen poco margen de movimiento.
  • Manguitos
A partir de los 12 meses. Deben quedar ajustados al brazo y colocarse lo más cercanos al hombro para evitar que se escapen. Lo ideal es usarlos de corcho, porque no se pinchan y están compuestos de discos que se pueden ir retirando para regular el nivel de flotación. La contrapartida es que limitan el arco de movimiento, especialmente en los brazos.
  • Chalecos para bebés con sistemas de flotación extraíbles
Son aptos a partir de los 9 kilos. Son recomendables los que tienen arnés de seguridad para pasar entre las piernas, ya que impiden que se salga el chaleco. No se pinchan y permiten un movimiento más natural al repartir la flotación en pecho y espalda. No limitan el movimiento de brazos ni piernas. También existen bañadores de neopreno similares.
  • Cinturones o burbujas
A partir de los 3-4 años suelen tener elementos de corcho para regular el nivel de flotación, permitiendo gran capacidad de movimiento, siendo adecuados para aprender a nadar.
  • Barras flexibles
Lo que se conoce como 'churros'. La longitud es variable y permiten un sinfín de combinaciones como sistema. Se usa como elementos para aprender a manejarse en el agua. Y recuerda, el mejor sistema que evitará que tu hijo se pueda ahogar es que aprenda a nadar o, al menos, que sepa defenderse en el agua. Para evitar accidentes, mantén siempre el contacto visual y a un brazo máximo de distancia. ¡A disfrutar de la playa y de la piscina!

Mª Angustias Salmerón Ruiz Pediatra del Hospital Ruber Internacional y autora de Criar sin complejos  Mimamayanoespediatra.es 

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