La empatía es la capacidad de percibir lo que siente otra persona y, como todas las emociones, tiene una importante función que desempeñar con nosotros: la de despertar nuestra voluntad de ayuda y sobrevivir así como especie, ya que, como animales sociales que somos, nos necesitamos los unos a los otros para trabajar en equipo y superar las adversidades. Es decir, si nos ayudamos, nos convertimos en comunidades mucho más fuertes y cohesionadas, y, por tanto, más capaces de luchar, por ejemplo, contra los enemigos. Pero, como veremos a continuación, esta no es la única razón para trabajar la empatía con los niños.

Un ‘contagio emocional’ que nos impulsa a conectar con el otro

Esta habilidad tan importante nos produce bienestar porque nos ayuda mucho que nos abracen cuando nos sentimos mal, que alguien nos entienda cuando algo nos preocupa o que se congratule de nuestros éxitos o alegrías, y nos lo haga saber, por lo que es la base de las relaciones sanas; es decir, los buenos amigos son los que demuestran empatía por nosotros. Además, al reflexionar sobre ella, nos damos cuenta de un aspecto muy curioso que nace de su propia esencia, y es que estamos ante la única emoción a través de la cual ¡puedes sentir todas las emociones! Si tu hijo está triste, tú sentirás su tristeza casi al instante, y aunque esa emoción sea suya (no tuya), tú también la sentirás. [caption id="attachment_600148" align="aligncenter" width="700"] Alegrarse de las alegrías de otro y hacérselo saber es una grata forma de empatía | Fuente: Canva[/caption] Recordemos que todos nacemos con empatía, de hecho, una persona que no la siente es técnicamente un psicópata. Pero somos biológicamente depredadores, por ello, desarrollarla intencionadamente mediante la educación resulta vital para las relaciones humanas. Laia, una niña de 9 años, tras hacer la actividad de 'Trabajo en equipo con el caballo', dijo: “La empatía es el primer paso del camino hacia los demás”. Y con mucha razón, porque esta emoción es la autopista que conecta a las personas, pero por dentro. Los niños tienen el poder de ver la esencia de las cosas con una facilidad pasmosa, ¿verdad?

Pautas que nos ayudan a trabajar la empatía con nuestros hijos

1. Sacudirnos el temor

Esta capacidad nos produce vulnerabilidad emocional, ya que sentir lo que sienten los demás nos asusta, porque nos hace percibir que estamos indefensos. Pero debemos ser conscientes de que es esencial para relacionarnos y encontrarnos bien, por lo que el primer paso es quitarnos el miedo; que no te asuste la empatía porque nos hace humanos.

2. Hacernos tres preguntas clave

El segundo paso es hacerte tres preguntas cuando te dispongas a escuchar a tu hijo o hija:

1. ¿Desde qué emoción me está hablando? Te ayudará a juzgarlo menos y a entenderlo más.
2. ¿Desde qué emoción le estoy escuchando? De este modo entrenarás la consciencia emocional y tu estilo comunicativo será más empático y positivo.
3. ¿Qué me está diciendo con lo que no me está diciendo? Este planteamiento te servirá para conectar con tu hijo o hija y reducir los malentendidos.

3. Jugad a adivinar emociones

Cuando vayas en coche y pares en un semáforo, por ejemplo, juega a adivinar lo que siente cada persona que cruza la calle. ¿Quién es más rápido averiguando, tu hijo o hija o tú? Desarrollaréis así la observación del lenguaje gestual, imprescindible para percibir lo que sienten los demás. ¿Quieres desarrollar la empatía en casa? Descárgate aquí la dinámica 'Lazos', que os será de gran ayuda.

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