Cuando nuestros hijos aún no disponen de la suficiente autonomía, los padres debemos responsabilizarnos de que sus acciones de higiene se realicen correctamente. Esto evita la aparición de diversos problemas de salud derivados de la falta de aseo, además de otorgarnos
un escenario idóneo para incentivar la evolución de sus aptitudes y reforzar nuestro vínculo.
Para asegurar el bienestar del bebé, es importante tener en cuenta variables
como su edad, la hora del baño, la manera de llevarlo a cabo, las condiciones del agua o los productos y utensilios elegidos. El control de todos estos factores, combinado con la correspondiente vigilancia mientras se encuentra sumergido, evita la irrupción de imprevistos desagradables mientras compartís esos momentos tan necesarios como memorables.
1. Adaptar el procedimiento a su edad
En primer lugar, no hay que olvidar la etapa en la que se encuentra el niño.
Hasta los 6 meses suelen mostrar una actitud menos activa, que limitará el proceso casi exclusivamente a su higiene. A partir de entonces, la experiencia adquiere
una dimensión lúdica muy útil, como veremos, para estrechar nuestros lazos y fomentar su autonomía. Una iniciativa propia que comenzaremos a observar a partir de los 12 meses de vida y se hará aún más patente desde los 2 años.
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Las acciones de higiene han de adaptarse a la fase del desarrollo del bebé | Fuente: Canva[/caption]
2. Fijar una hora del baño aproximada
Es conveniente establecer, de forma aproximada, la misma hora del baño cada día. La opción más adecuada, no obstante, dependerá de nuestras circunstancias concretas, de manera que nos permita cubrir sus necesidades sin prisas ni interrupciones. Dicho eso, podemos situar la rutina
en cualquier parte de la jornada, siempre y cuando evitemos aquellos periodos en los que el bebé esté haciendo la digestión.
3. Elegir productos de calidad
También es crucial la elección de elementos como los paños o las toallas, que deben ser suaves al tacto para no causar irritaciones cutáneas. Del mismo modo,
el jabón a emplear ha de ser eficaz en las tareas de higiene y, al mismo tiempo, respetuoso con la piel del niño. Pero, dentro de este tipo de productos, ¿cómo saber cuál es la mejor opción para nuestros hijos?
La pista más fiable al respecto nos la proporciona el
premio VICTORIA DE LOS MÁS PEQUEÑOS Top Innovación 2025, galardón que ha recibido Ricitos de Oro por 2º año consecutivo (específicamente, por sus dos líneas: Manzanilla y Lavanda & Lechuga)
. Se trata del único sello de calidad en España del sector de la belleza basado, exclusivamente, en las
valoraciones de los consumidores, que
han premiado su eficacia, su aroma y textura.
Los factores decisivos del premio residen en las
fórmulas del gel-champú 2en1, suaves e hipoalergénicas, testadas dermatológicamente, sin siliconas y alcohol, elaboradas a base de ingredientes naturales. A ello hay que sumar el valor añadido que aporta el
tapón sonajero dosificador de sus envases, que ayuda a entretener al bebé y estimular sus sentidos, haciendo del baño un
momento de diversión que reforzará el
vínculo con el niño.
Ambas líneas pueden utilizarse a cualquier edad, incluso de adultos, y, además, cuentan con sus
correspondientes lociones corporales ideales para hidratar la piel después del baño.
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Un premio que reciben por segundo año consecutivo, ¡por algo será! | Fuente: Ricitos de Oro[/caption]
Todos los productos de Ricitos de Oro pueden adquirirse en la sección de perfumería de
El Corte Inglés, Arenal y Clarel, así como en los
supermercados de El Corte Inglés y Supercor, en los hipermercados Hipercor, Carrefour y Eroski, o, vía
online, a través de
Amazon. Para conocer más puntos de venta, consulta
su web.
4. Comprobar las condiciones del agua y el ambiente
Por otro lado, es recomendable proporcionar un ambiente cálido a nuestros hijos, de manera que no sientan frío al entrar o al salir del agua. Esta ha de tener una temperatura similar a la corporal,
entre 36 y 38 °C, que podemos comprobar al tacto con el codo o el dorso de la mano si no disponemos de un termómetro.
5. Fomentar la conexión paternofilial
Tal y como anticipábamos, la hora del baño no debe limitarse única y exclusivamente a las acciones de higiene. Sobre todo
a partir de los 6 meses de edad, etapa en la que los niños comienzan a interactuar de manera más clara y frecuente y en la que se abre una ocasión perfecta para reforzar los vínculos paternofiliales.
Ricitos de Oro busca
reforzar la conexión paternofilial y convertir la hora del baño en el "momento de oro del día", donde la diversión y el juego ayudarán a reforzar el vínculo con el niño o niña, además de contribuir a que pierda cualquier miedo relacionado con este escenario.
6. Impulsar su autonomía
Aunque, especialmente durante los primeros años de vida, no debemos desviar nuestra atención del niño mientras está en la bañera, sí es conveniente que nos esforcemos por incentivar su autonomía.
Haríamos bien, por tanto, en fomentar conductas independientes que sean asumibles para su fase del desarrollo hasta que, poco a poco, terminen siendo capaces de encargarse de todas las acciones de aseo.
7. Proceder siempre con delicadeza
Los elementos adicionales, como paños y toallas, han de ser suaves, así como manipulados de forma delicada. Cuando usemos solo las manos, las operaciones de limpieza deben ser firmes pero cuidadosas. Tanto en la presión aplicada sobre el cuerpo del bebé como en la aplicación del agua o el jabón, que impediremos que puedan entrarle abundantemente en los ojos, la nariz o la boca.
8. Asegurarnos de secar bien todo el cuerpo
Unos cuidados aplicables, por último, al minucioso secado de toda la superficie cutánea, que
se aconseja llevar a cabo con ligeros toques con la toalla en lugar de restregándola. Tras prestar especial atención a la eliminación de la humedad en todos los pliegues del organismo, podemos aplicar una loción hidratante que impida que la piel se reseque o aparezcan eccemas.