Conseguir que
los niños aprendan a quererse a sí mismos es fundamental. En muchas ocasiones, los padres desean de forma inconsciente que sus hijos sean grandes profesionales, quizá un deportista de fama mundial, un medallista olímpico o un científico reconocido, por ejemplo. Sin embargo,
de este modo consiguen que solo se sientan estimados por sus logros y no por quienes son en esencia. Y el objetivo es el contrario: que sus fracasos nunca menoscaben su
autoestima.
Cuando todo depende de los resultados en cualquier área de la vida, ellos comienzan a sentir que nunca son ‘suficiente’.
Consecuencias de que todo dependa de los resultados
Este modo de proceder tiene
efectos directos en los niños. Estos son los principales:
- Sienten estrés y ansiedad generalizada.
- No se creen merecedores de las cosas buenas.
- Temen fallar.
- Interpretan el fracaso como algo negativo y no como una herramienta de aprendizaje.
- Tienen tendencia a ser perfeccionistas.
- Se creen que no son ‘suficiente’, que no basta con ser como son.
Cómo ayudarlos a alejarse de esos comportamientos poco saludables
1. Hacerse conscientes
El adulto debe reconocer aquellas acciones que no son favorables y que provocan en el menor presiones innecesarias para
transformarlas en otras más positivas.
2. Su valía esencial
Mantener conversaciones con los ellos en las que resaltemos lo importantes que son, tan solo por ser como son. Es una forma de
comunicar ese sentido de valor que no se basa en los logros que ellos consigan. Y es básica para transmitirles la relevancia de quererse a sí mismos.
3. Hazlo tú
Los padres a menudo pierden la paciencia cuando los hijos están aprendiendo algo nuevo. Pero los adultos que acompañan al menor deben tratar de ejercitarla cuando lo animan a que haga algo por sí mismo. Y comprender que
no pasa nada porque no salga bien ni perfecto a la primera; ni a la segunda ni a la tercera.
4. Mentalidad de evolución
Las personas con mentalidad de evolución y crianza saludable entienden que
cada fallo es una gran oportunidad de aprendizaje para experiencias próximas. El diálogo familiar de una forma sencilla sobre este concepto contribuirá positivamente al crecimiento del niño.
Impulsarlos a quererse a sí mismos
Cuando se sienten aceptados y apreciados tal cual son por sus referentes, refuerzan su autoestima y autoconfianza. Pero también es cierto, aunque parezca paradójico, que
el objetivo final es que no precisen de la opinión favorable exterior para sentirse valiosos.
Para ello,
los padres serán el espejo en el que los hijos se miran. De este modo, aplicarán el aprecio hacia su persona en mayor o en menor medida según lo que vean en los adultos con los que mantienen más contacto.
En la mayoría de los casos, los progenitores de hoy han crecido sin conocer su valía. Han tenido que aprender a cultivar el sentido del aprecio por sí mismos cuando se han convertido en adultos. Afortunadamente, las nuevas generaciones tienen la oportunidad de desarrollarse con el conocimiento de
saber, desde pequeños, lo preciados que son.
Cuando los niños viven aprendiendo el significado del amor a sí mismos, a sentirse seguros y queridos, llegarán a ser
adultos saludables, compasivos y amorosos. Y eso, al final, tendrá un impacto positivo en una sociedad mejor.
5 claves para potenciar su autoestima
1. Mirarlos a los ojos y escucharlos plenamente
Si quieren hablar con sus padres, es importante que, en la medida de lo posible,
se los escuche con atención y se esté genuinamente interesado en lo que están diciendo. Y para ello, lo primero que necesitamos es hacer contacto visual. Este pequeño gran gesto hará que el menor se sienta escuchado, le causará una buena impresión y sentirá que se le aprecia por sí mismo.
2. Decirles 'te quiero'
Normalmente se da por hecho que todos los padres aman a sus hijos, pero
es necesario expresarlo de forma verbal. Estas son palabras poderosas que reconfortan a cada niño durante su crianza y nunca se cansarán de escucharlas.
3. Permitirles salir de su zona de confort
Dejar que experimenten situaciones nuevas y salgan de su zona de confort les dará la confianza necesaria para convertirlo en un hábito positivo a lo largo de toda su vida. Estas experiencias enriquecedoras, junto con la seguridad para llevarlas a cabo, desarrollarán su amor propio.
4. Animarlos a que reconozcan sus fortalezas
A través de pequeñas conversaciones o del
juego en familia se puede fomentar de una manera fácil y amena el reconocimiento de las capacidades que posee cada integrante. Muchas veces se dan por sabidas, pero
cuando se exponen de esta forma, se ven más claramente. Así, será más fácil que interioricen la capacidad de quererse a sí mismos.
Una actividad practicada en familia puede ser la siguiente: cada integrante debe escribir en un papel una lista de las fortalezas que ve en el otro y luego comentarlas en voz alta. El efecto que generan estas acciones al practicarlas juntos posee un valor incalculable para el reconocimiento de los recursos humanos de cada individuo.
5. Ser un buen modelo
Es fundamental que haya una
coherencia entre lo que dicen y hacen los padres. Ya sabemos que los hijos aprenden con el ejemplo, por lo tanto, es necesario que se comience por ese paso primordial.
En el mundo actual de vorágine en el que vivimos es importante que el adulto se haga consciente de su autocuidado. Una sencilla manera consiste en tomarse 5 minutos de autoescucha con presencia plena.
Es una forma de expandir y cultivar el amor a uno mismo y desde ese punto poder inspirar a quienes los rodean.
En resumen, no existen límites cuando nos sentimos bien con nosotros mismos y recordamos lo valiosos que somos.
Prueba
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