El ciberacoso sexual que sufren los menores se ha convertido en un fenómeno global y en una preocupación generalizada en todo el mundo. La muestra de que
esta forma de hostigamiento se está generalizando peligrosamente la tenemos en el reciente estudio
Violencia sexual contra la infancia y la adolescencia en el ámbito digital, realizado de febrero a mayo de 2024 por la
Fundación Mutua Madrileña y la Guardia Civil. Según dicha investigación,
tres de cada cuatro menores (el 75,4 %), incluyendo a adolescentes, pero también a niños de entre 8 y 12 años, se han visto envueltos en una situación de violencia sexual a través de dispositivos electrónicos.
¿Qué es el ciberacoso?
Se trata de un tipo de intimidación que pretende
asustar o humillar a otros a través de mensajes ofensivos, amenazas o de la difusión de información personal. Cuando se da en un entorno digital —en redes sociales, en telefonía instantánea o plataformas de videojuegos—, se habla de ciberacoso o
bullying en línea. Suele realizarse de manera recurrente, y puede debilitar la salud mental de los afectados. Según un
estudio del Consejo General de la Psicología (COP),
el 90 % de las víctimas desarrollan problemas psicológicos como ansiedad,
depresión o miedo. Estos estados repercuten en todas las áreas de la vida de los niños, como, por ejemplo, en su asistencia a la escuela. Según el
estudio U-Reporters de Unicef,
uno de cada cinco estudiantes ha faltado a clase tras ser víctima de acoso virtual.
Seguimos con las cifras: en el informe
Violencia viral de Save the Children se asegura que
el 33 % de los jóvenes de todo el mundo sufre acoso online. Independientemente del país del que hablemos, pocos niños son impermeables a esta clase de hostigamiento. María Páez, de 16 años, nos cuenta que, de pequeña, “no quería ir al colegio” porque una compañera se burlaba de ella. Al igual que ella, otros como Olympia Calcaterra, de Suiza, Samten, de Nepal o Naome Isidore, de Estados Unidos, afirman haber sentido malestar e inseguridad tras una situación de acoso.
Cómo saber si un menor sufre bullying sexual
Cualquier
alteración en la conducta de un niño o niña puede ser
un indicador de que está viviendo algún tipo de abuso. Por ello, debemos conocer a nuestros hijos, o alumnos, en el caso de los profesores, y observar su conducta. Algunos indicios de que podrían estar siendo víctima de ciberacoso sexual son los siguientes:
- Diferencias en su estado de ánimo y comportamiento.
- Evidencias de un descenso de su rendimiento escolar.
- Evitación de la escuela o de alguna actividad social.
- Nerviosismo tras conectarse a alguna plataforma digital.
- Alteraciones en los hábitos del sueño.
- Cualquier tipo de regresión en su conducta.
Como adultos, es nuestra responsabilidad entender la causa de dichos cambios y saber si está siendo víctima de algún tipo de intimidación.
Cómo proteger a los menores del ciberacoso sexual
Para que los niños y las niñas se aprovechen los beneficios de la tecnología sin poner en riesgo su salud mental y emocional, debemos llevar a cabo las siguientes acciones:
1. Prevenir
Abordar este reto requiere de una
actitud proactiva y no solo una reactiva. En esta línea, la
prevención es clave para evitarlo.
2. Empoderar
La
educación en valores y en habilidades sociales, como la
empatía digital, es un pilar fundamental para promover una convivencia pacífica y respetuosa en el mundo virtual. La formación en el uso de las tecnologías o alfabetización digital facilita que los menores naveguen de manera segura.
3. Influir con el ejemplo
Los niños tienden a imitar el comportamiento de los adultos. Por ello, debemos practicar
un uso responsable de la tecnología.
4. Construir confianza
Los padres y docentes debemos construir
una relación de confianza con los niños y los adolescentes para que puedan compartir opiniones e inquietudes sobre el ciberacoso sexual.
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Debemos procurar que nuestros hijos sientan confianza para hablar | Fuente: Canva[/caption]
5. Concienciar
Según el
Consejo General de la Psicología, el 75 % de los menores que son acosados
no informa a sus familiares por vergüenza, falta de confianza o porque no saben cómo abordar el tema. En otros casos, la razón es que estiman que no es un asunto tan grave como para comentarlo. Esta pasividad banaliza el acoso y lo normaliza. Para evitarlo, es necesario trasladarles la importancia de explicar lo sucedido a un adulto.
6. Denunciar
Según el
National Crime Prevention Council,
el 29 % de los adolescentes no hace nada tras ser víctima de ciberacoso. Respecto al de tipo sexual en concreto, solo un 20 % denuncia. Urge normalizar, entre los más jóvenes, la denuncia ante cualquier tipo de delito.
7. Colaborar
Padres y maestros, y la sociedad en general, debemos
cooperar para proteger a los más jóvenes de cualquier forma de violencia o de violación de sus derechos y asegurar su bienestar.
Todo esto permitirá que niños y niñas naveguen en línea de una manera más sana y segura. Algo indispensable para salvaguardar su bienestar y su rendimiento escolar.
Cómo actuar ante el acoso en línea
En ocasiones, el ciberacoso puede considerarse
un delito; por ejemplo, cuando se invade la privacidad del menor tomándole una foto sin su consentimiento. Como adultos, debemos encargarnos de saber si se trata de un delito, para
emprender las acciones legales necesarias en caso de que así sea. Para saberlo, puedes consultar las leyes, contactar con un profesional o recurrir a organizaciones como
AEPAE (Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar) o
NACE (Asociación No al Acoso Escolar).