La psicóloga, pedagoga y formadora Beatriz Alonso nos habla aquí de las
habilidades sociales, de cómo y cuándo se van alcanzando en la infancia y de la costumbre de obligar a los niños a saludar, que, a pesar de estar tan extendida, no resulta muy conveniente.
Las habilidades sociales son un conjunto de hábitos que nos permiten comunicarnos y relacionarnos con otras personas de manera eficaz. Requieren un aprendizaje, y
los niños adquieren y perfeccionan sus aptitudes a medida que crecen. A este respecto, saludar a los conocidos es uno de los recursos más básicos, pero si tu hijo no quiere hacerlo,
¿debes insistir? Y si así lo crees, ¿cómo puedes hacerlo de manera respetuosa? ¿Cómo enseñarles recursos de interacción con los demás y
buenos modales sin que se sientan mal? El papel de la familia y el profesorado es aquí, como en otros casos, esencial.
Principales hitos en la conquista de habilidades sociales
Hablaremos a continuación de algunas de
las habilidades que nos capacitan para vivir en sociedad y de la etapa de la vida en la que se adquieren:
1. En la primera infancia (de 0 a 6 años)
Su evolución en este periodo es realmente significativa, pues es la
fase en la que aparecen más cambios. A lo largo de estos años los niños aprenden a mirar a los ojos y mantener la mirada, sonreír, buscar la atención de las personas de referencia (principalmente a través del llanto, pero también mediante sonidos, comportamientos o gestos), imitar, a ampliar su vocabulario emocional y a interaccionar en el juego con sus iguales.
2. En la niñez (de 6 a 11 años)
A partir de los 6 años, además de perfeccionar las habilidades conquistadas en la etapa de infantil,
los menores se muestran más pendientes de las personas que hay a su alrededor y tratan de comprender mejor las emociones y las conductas ajenas.
Poco a poco van forjando de una manera más clara su identidad y, cuando aparecen conflictos, van
desarrollando más estrategias para solucionarlos. En este aspecto, los adultos de referencia cumplen un rol esencial, pues les corresponde enseñar
asertividad (poner límites) sin recurrir a la violencia.
3. En la adolescencia (de 12 a 18 años)
El
papel de las relaciones sociales cobra en este periodo una enorme importancia y, a veces, se otorga más valor a las opiniones ajenas que a las propias. Algunas de las habilidades que conviene potenciar en esta etapa son
la escucha, la negociación y la modulación de la expresión emocional, entre otras.
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En este periodo sus habilidades sociales crecen con ellos | Fuente: Canva[/caption]
No obstante, hay que aclarar que, pese a que existen momentos vitales en los que es más común emplear determinadas aptitudes sociales, lo cierto es que su desarrollo depende de muchos otros factores, aparte de la edad. Algunos de los
aspectos que determinan, en gran medida, la forma en la que una persona se desenvuelve en su relación con los demás son:
- El temperamento de cada cual.
- Las posibles dificultades en el desarrollo.
- La educación que se recibe en casa.
- Los valores familiares.
¿Qué puedes hacer si tu hijo no quiere saludar?
Volviendo al tema que nos ocupa, expondremos a continuación cinco pautas que te ayudarán a encontrar alternativas para no tener que obligar a los niños a saludar:
1. No emplees etiquetas
Para excusar el hecho de eludir el saludo, es habitual hacer comentarios del tipo ‘es que es muy tímida’. Pero
etiquetar nunca es un buen recurso, porque es posible que tu hija
acabe interiorizando esa característica y convenciéndose a sí misma de que es así, lo cual podría suponer más dificultades para un futuro cambio.
En vez de hacer eso, mejor habla con ella, y solo de la conducta, sin poner adjetivos. Dile algo como “me he fijado en que cuando te saludan te escondes. ¿Lo haces porque es un juego para ti o porque quieres que te dejen tranquila? Si es por lo segundo, recuerda que le puedes decir que ahora no te apetece hablar”.
Al ofrecer una alternativa al comportamiento, aunque en el corto plazo igual no consigas que cambie, sí
estás enseñando ciertas habilidades a las que podrá recurrir en siguientes ocasiones.
2. ¿Es realmente un problema?
Intenta ponerte en la piel de tu hijo y observa si realmente lo está viviendo como un problema o no. A determinadas edades, principalmente en infantil, ni ellos ni sus compañeros lo ven como algo malo, puesto que no suelen prestar tanta atención a las costumbres sociales.
3. No fuerces las cosas
Al principio, su negativa puede obedecer a su propio temperamento o a que no disponga de bastantes recursos para hacerlo con seguridad. Pero cuando optamos por obligar a los niños a saludar, con el tiempo podríamos acabar generando una lucha de poder. En estos casos quizá decidan no hacerlo únicamente
como forma de ejercer un dominio pasivo. En otras ocasiones también es un medio para
llamar la atención. Sea como fuere, es preferible que no salude y hacerlo tú.
4. Hay alternativas válidas que le puedes enseñar
No solo disponemos de la palabra para interactuar con las personas. Tenemos
el recurso de la comunicación no verbal: decimos lo mismo moviendo la mano, sonriendo o haciendo un leve gesto con la cabeza. Ofrece alternativas de este tipo a tu hijo o hija, y aprovecha el juego simbólico (usando muñecos, por ejemplo) para entrenar esas otras opciones.
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No te preocupes, poco a poco tu pequeña adquirirá más recursos | Fuente: Canva[/caption]
5. No lo sobreprotejas
Tampoco es aconsejable
responder por tu hijo siempre que se dirijan a él. Si alguien le ofrece chocolate, por poner un caso, y no contesta, no leas su pensamiento y lo hagas por él. Espera a que se den situaciones en las que sienta la necesidad de hablar y se acostumbre a pedir.
Por lo general, los niños
van aprendiendo paulatinamente las normas para la socialización y las integran en sus vidas. Pero si observas que van pasando los años y apenas tiene trato con sus iguales, o
si ves conductas atípicas en la forma en la que se relaciona para su edad, lo mejor es
consultar con un profesional, puesto que es posible mejorar las habilidades sociales con entrenamiento.