
Pero, ¿qué es la educación Montessori?
Se la conoce como el método de la pedagogía científica, y fue desarrollado por María Montessori, una mujer adelantada a su tiempo que, al igual que Mandela, estaba convencida de que la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. Nacida en 1870, se convirtió en la primera mujer en licenciarse en Medicina en Italia, superando un gran número de obstáculos (tenía que hacer sus prácticas sola diseccionando cadáveres por las noches porque no estaba bien visto que una joven viera un cuerpo desnudo en presencia de hombres). Educadora, científica, filósofa, psiquiatra, psicóloga y antropóloga, comenzó trabajando con niños con deficiencias mentales, que en aquella época estaban abandonados por el sistema, ya que se pensaba que no merecía la pena educarlos. Fue precisamente en los manicomios donde la doctora encontró a estos menores compartiendo su día a día con adultos dementes y quiso sacarlos de aquellas instituciones para enseñarles a leer y a escribir, en definitiva, darles oportunidades que hasta entonces se les negaban. Pasaron las pruebas de primaria más importantes de Italia, superando incluso a niños “normales” frente a miradas de recelo, y fue entonces cuando su método empezó a extenderse por numerosas escuelas del mundo con impresionantes resultados. El régimen italiano de Mussolini le concedió la distinción de miembro honorario por sus investigaciones en pedagogía y psiquiatría, pero años después tuvo que exiliarse, ya que sus ideas estaban por encima de la política: estaba en completo desacuerdo con el adoctrinamiento impuesto por el dictador italiano. Vivió en España un tiempo, pero el comienzo de la Guerra Civil le obligó a partir nuevamente, en esta ocasión hacia Holanda, donde fundó la Asociación Montessori Internacional. La «dottoressa» vivió las dos grandes guerras, quedando atrapada en la India durante la segunda, donde tuvo oportunidad de conocer a Gandhi. Todos estos acontecimientos bélicos que ocurrieron en la época en la que le tocó vivir hicieron que quisiera basar su educación en el humanismo.
¿Por qué gusta tanto Montessori?
Tal y como explica Escacena, "siempre digo que cuando empiezas a conocer la pedagogía Montessori enseguida te enamora, ¡ojalá todos hubiéramos aprendido así en nuestra infancia!". "Hice mi primer curso vivencial hace unos años, quedé tan impactada que decidí formarme como Guía Montessori e incluso aceptar la propuesta de irnos a vivir a 9.000 kilómetros de nuestro hogar para darles la ocasión a nuestros hijos de formar parte de este tipo de enseñanza", explica. "Esta educación está basada en una profunda mirada de respeto a la infancia, en admirar la individualidad de cada niño, en respetar sus tiempos, confiar en sus capacidades y potenciar su autonomía". "Los materiales que diseñó la doctora son verdaderas obras de ingenio, ya que permiten que el menor construya su propio aprendizaje al manipularlos, tienen incluso un control del error implícito, y, de este modo, atrapan por completo su atención hasta que logra “solucionarlo”. Es una maravilla ver esa mirada de satisfacción, ese sentimiento de logro dibujado en su sonrisa, esas ganas de aprender más constantemente, en contra de lo que a veces ocurre en las escuelas más tradicionales que se basan en rellenar fichas o memorizar datos para aprobar un examen. ¿Realmente los niños aprenden a pensar, a tener juicio propio?", asegura. "Otra crianza es posible y mi experiencia en México (tanto en mi vertiente de madre como en la profesional), me hizo reorientar por completo mi carrera para difundir el gran legado que nos dejó María Montessori. De vuelta a España mis hijos ya no pueden ir a una escuela así, al igual que los de muchas familias, ya que la mayoría de iniciativas de pedagogías alternativas son privadas y a veces es complicado afrontar la inversión económica que suponen, pero no todo es blanco o negro, hay una escala de grises maravillosa, y es el mensaje que trato de transmitir a los padres: en casa podemos hacer mucho, empezando por tomar conciencia de la importancia del legado educativo que queremos dejar", finaliza la ingeniera y educadora. «No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma». Jiddu Krishnamurti
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