Muchos padres se preocupan cuando los niños hablan solos, una práctica bastante común durante buena parte de la infancia. De modo que no debes angustiarte si tu hijo tiene diálogos internos mientras juega o al realizar cualquier otra actividad. Por el contrario, este hábito le permite potenciar el desarrollo del lenguaje, aprende a expresar sus emociones y pone en práctica el análisis reflexivo, entre otras ventajas.
Según los psicólogos infantiles entrevistados por el sitio web Today’s Parent, es habitual que los niños pequeños conversen en voz alta consigo mismos, algo que no debe ser juzgado como extraño o negativo. Por lo general, esta costumbre alcanza su punto máximo entre los 3 y los 5 años, pero a veces persiste durante más tiempo.
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Por qué los niños hablan solos
Con sus soliloquios, tu hijo ejercita sus habilidades de lenguaje y aprende a expresar sus ideas. Suelen pronunciar frases sobre las experiencias que han tenido recientemente o que proyecten sus emociones más íntimas.
“Podrían decir cosas como, ‘No tengas miedo de la oscuridad. Todo está bien, yo te protejo’. Probablemente, estén imitando algo que le dijeron sus padres u otro cuidador”, asegura Ester Cole, psicóloga de Toronto.
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Beneficios de que los niños hablen solos
Estas son algunas ventajas importantes de este hábito:
1. Demuestra inteligencia
Se considera que los que tienen conversaciones privadas consigo mismos con frecuencia son más inteligentes que aquellos que no lo hacen. Esta práctica demuestra que el menor tiene un mundo interior profundo y posee la capacidad de efectuar procesos reflexivos complejos.
2. Síntoma de un buen desarrollo
Cuando los niños hablan solos repiten los conceptos que han aprendido en el mundo real, un claro síntoma de que el desarrollo cognitivo se está realizando correctamente.
3. Ejercitan su memoria
Al transmitir la información que tienen en su mente al lenguaje verbal están entrenando la capacidad de almacenamiento de su memoria. La retentiva será de gran ayuda para sus actividades escolares y durante toda su vida.
4. Expresan sus sentimientos y emociones
Los soliloquios frecuentes de los niños suelen anticipar su evolución en personas comunicativas, capaces de expresar sus emociones. Eso favorecerá la autoestima y seguridad en sí mismos.
Kimberly Day, profesora de psicología en University of West Florida, asegura que sus estudios de la infancia sobre este particular demuestran que los menores que conversan solos pueden controlar mejor su comportamiento y emociones durante situaciones difíciles.
Adam Winsler, profesor de la Universidad George Mason, en Virginia, descubrió que los niños de 5 años se desempeñaban mejor en las tareas motoras cuando hablaban en voz alta consigo mismos (ya sea de forma espontánea o cuando se les pedía que lo hicieran) que cuando estaban en silencio.
5. Ordenan sus ideas
Al practicar este hábito, el cerebro del menor se ve obligado a ordenar las ideas y buscar la mejor manera de expresarlas. Eso le permite poner en práctica diversos procesos cognitivos relacionados con el análisis y la expresión verbal.
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Tipos de diálogos internos
Existen diferentes conversaciones íntimas propias de los niños en sus tiempos de ocio:
1. Monólogos
Son los que no incluyen a otras personas en sus comentarios. Las frases suelen estar relacionadas con algo que le haya ocurrido durante el día o con un juego. Es fácil escucharles decir, mientras juegan, cosas como “esta moto se queda aparcada y me llevo el camión de bomberos” o “me voy a comer un helado de chocolate muy grande”.
2. Monólogos colectivos
Aunque no esté hablando con nadie más, el niño incluye a otros personajes dentro de sus frases. Podría comenzar a contar algo que le sucedió, como si alguien se lo hubiese preguntado.
En todo momento debes hacer sentir a tu hijo que su conducta es normal. Esta práctica le permitirá aprender a interactuar con otras personas y comprender mejor el entorno que le rodea.
3. Repetición
Se produce al repetir una frase que ha escuchado por parte de un adulto. A medida que escucha a otras personas, graba las palabras en su mente y después las utiliza en sus discursos solitarios.
Qué deben hacer los padres
Los expertos consideran que no se debe intentar reprimir los soliloquios, ya que ayudan a los menores con su desarrollo emocional e intelectual.
“El juego y el aprendizaje ocurren simultáneamente. Si ves a un niño de 3 años interactuando con sus peluches y haciendo juegos de rol y le dices ‘¿por qué estás conversado con tu dinosaurio?, no es real', podría ser un mensaje confuso para su mente”, explica Cole.
La respuesta correcta sería hacerle un comentario distendido, de modo que vaya asumiendo gradualmente la diferencia entre lo real y lo imaginario. Por ejemplo, dile a tu hija, por ejemplo, “¿le decimos a la muñeca que es hora de irse a la cama?”. De esa manera no se sentirá atacada por el hecho de hablar sola, sino que lo asumirá como algo normal.
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Cuándo debo preocuparme
A los niños les encanta soñar despiertos y tener conversaciones con sus amigos inanimados. Son muchos los que mantienen interminables diálogos con sus mascotas, juguetes y peluches. Pero, sobre todo, repiten lo que escuchan de sus padres. Esto se debe a su curiosidad por aprender cosas nuevas e interactuar con su entorno.
Sin embargo, puede ser motivo de preocupación que tu hijo repita la misma oración una y otra vez. Hablar consigo mismo y las repeticiones van de la mano, pero si continúa haciéndolo durante mucho tiempo, podría ser un síntoma de problemas en el desarrollo.
El diálogo interno repetitivo es a veces una señal de autismo. Si notas que al hacer ciertos cambios en el horario de tu hijo, se enfada y comienza a tener conversaciones solitarias para calmarse, debes consultar a un médico.
Pero no es recomendable hacer suposiciones demasiado pronto. Decirse cosas a uno mismo y pronunciar las mismas frases repetidamente no se considera un factor concluyente para determinar si el niño padece algún trastorno del espectro autista.
En la mayoría de los casos, los menores que hablan solos no solamente gozan de una excelente salud, sino que esta práctica resulta beneficiosa para el desarrollo de sus habilidades cognitivas y de lenguaje.

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