Para este año que empieza nos hemos propuesto tomarnos las cosas con más calma y unirnos a la tendencia de
slow parenting. Cada vez se escucha más el término ‘slow’ antes de palabras como
food (comida),
life (vida) o
love (amor). Por eso este año tenemos la intención de educar ‘a fuego lento’, lejos de las prisas del día a día, para conseguir ser más felices.
Queremos retomar el control de nuestro tiempo, pensando bien a qué lo dedicamos y rechazando todo aquello en lo que lo malgastamos. No queremos depender del móvil y debemos tomarnos en serio el horario de trabajo y saber cuándo parar para aprovechar al máximo el tiempo que pasamos con nuestros hijos como un lugar de encuentro y conexión.
Estos ocho sencillos pasos nos ayudarán a poner en práctica el
slow parenting, a ser más felices y a afrontar temas que nos preocupan con el objetivo de empezar 2019 con muy buen pie.
Cómo ser más felices en ocho pasos
1. Viajar y vivir nuevas experiencias
Nuestro primer propósito para este año es salir del tedio en el que nos sumerge la rutina viajando y probando cosas nuevas que dejen recuerdos imborrables a nuestros hijos.

Retrocedamos en el tiempo e intentemos recordar las mejores vacaciones de nuestra infancia, la fiesta de cumpleaños más divertida, la primera vez que fuimos a esquiar o el restaurante favorito al que íbamos con nuestros padres. ¿Con qué recuerdos se quedarán nuestros hijos de nuestro tiempo de ocio juntos? Según un estudio realizado por la Universidad Emory, en Atlanta,
los niños comienzan a borrar sus primeras memorias a partir de los siete años, de modo que
su cerebro
se comporta como un colador de grandes agujeros que deja pasar muchos recuerdos. Por eso es tan importante que de vez en cuando hagamos cosas con ellos que nos saquen de la rutina y nos permitan disfrutar de nuestro tiempo de ocio juntos, que les sorprendan y que provoquen en ellos el impacto suficiente para no olvidarlo nunca.
Para inspiraros os recomendamos visitar nuestra sección de
Viajar en familia.
2. Conectar con la naturaleza
Uno de los objetivos más importantes que nos hemos marcado para el próximo año pasa por estar más en contacto con la naturaleza y educar a nuestros hijos en
el respeto del entorno y el cuidado del medioambiente. Combatamos el
Trastorno por Déficit de Naturaleza. Sí, eso existe.
Nuestro organismo y nuestra salud dependen y están creados para vivir en estrecho contacto con la naturaleza, la vida urbana realmente acaba de llegar. Son muchos los estudios que han comprobado el efecto beneficioso que tiene pasear, hacer deporte o estar en simple contacto con la naturaleza de forma regular para la salud de niños y adultos. Por eso, este año nos daremos unos buenos baños de bosque caminando mientras abrimos los cinco sentidos, sin móvil, y desconectando de todo.
En Sapos y Princesas encontraréis
las mejores rutas y excursiones para hacer con niños.
3. Cuidar cuerpo y mente
Entre los propósitos para 2019 no puede faltar hacer ejercicio de manera habitual, desarrollar la inteligencia emocional y pasar más tiempo con amigos para mejorar las habilidades sociales.
La Organización Mundial de la Salud define el término ‘salud’ como un estado completo de bienestar físico, mental y social. Siguiendo sus recomendaciones, los niños y jóvenes de 5 a 17 años deben invertir como mínimo
60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa.
A estas edades, la actividad física consiste en juegos, deportes, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados y debería ser, en su mayor parte, aeróbica. Estas aportan efectos psicológicos beneficiosos en los jóvenes gracias a un mejor control de la ansiedad y la depresión.
Uno de los factores principales para cuidar nuestra salud mental es el autoconocimiento. En 2019 aprenderemos a conocernos mejor.
4. Leer más
Con el propósito de
fomentar el hábito de la lectura, os desvelamos la receta y los ingredientes que harán las
delicias de nuestros futuros lectores. Los verdaderos lectores, aquellos que disfrutan realmente con la lectura, se forman en el ámbito familiar. Los libros desarrollan la imaginación, fomentan la empatía y la resolución de conflictos, nos enseñan a identificar emociones y ayudan a afrontar retos y miedos con una visión más amplia. En definitiva, nos ayudan a ser más felices.

Los padres somos los responsables de
crear el clima adecuado para fomentar el hábito de la lectura en casa. Leer con nuestros hijos antes de dormir, visitar una librería o ir a la biblioteca en familia son comportamientos que pueden ayudar a convertirlos en ávidos lectores. Pero es muy difícil pedirles que lean si no nos ven a nosotros hacerlo, por eso,
lo más importante es dar ejemplo y nunca forzarlos a leer ni hacer de ello un castigo o una obligación.
Os ayudamos a escoger
las lecturas más adecuadas para cada edad.
5. Soltarnos con el inglés
Este año nos enfrentamos de una vez por todas a nuestra asignatura pendiente y, seguramente, la de nuestros hijos: el inglés.
Desde casa podemos ayudar a nuestros hijos a familiarizarse con el inglés, mientras de paso nosotros lo refrescamos, de una manera tan sencilla como ver siempre la televisión y las películas en este idioma, algo que con la TDT está ya al alcance de todos. También podemos inculcarles el amor a la lectura en otro idioma utilizando libros bilingües adaptados a su edad, buscar en Internet actividades sencillas y divertidas con las que acompañar al niño en su día a día o
descargar apps en otros idiomas. Otra opción es escoger planes de ocio, como espectáculos, talleres o visitas a museos, en inglés.
La realidad es que
cada vez hay métodos más novedosos y eficaces para aprender el ansiado idioma, por lo ya no hay excusa para no aprenderlo. El famoso método japonés Kumon, ha presentado recientemente en España Kumon English, su programa para aprender inglés a través de la lectura, dirigido a
niños a partir de los 2 años. Empieza con la comprensión auditiva, continúa con la
lectoescritura, la
escritura oracional, la
gramática, la
comunicación básica del día a día, la
capacidad auditiva para finalizar con la
comprensión lectora de textos originales de gran complejidad. Os animamos a probarlo.
6. Jugar más y saber desconectar
Nos proponemos jugar más con nuestros hijos con juegos que desarrollen su imaginación y hacer un uso responsable de la tecnología.

Todos queremos conectar con nuestros hijos, pero un ritmo de vida inundado por la tecnología, la inmediatez y el exceso de información no nos lo pone fácil. Mientras estamos permanentemente conectados al móvil, vamos perdiendo el contacto con nuestras relaciones más valiosas. Por eso, este año nos proponemos
desarrollar conexiones emocionales duraderas con nuestros hijos, dejando el teléfono a un lado y poniendo en marcha tareas tan sencillas como jugar con ellos, escucharlos de manera activa, dar ejemplo en el uso responsable de la tecnología y poner a su alcance herramientas que desarrollen su creatividad, fomenten el aprendizaje y transmitan valores.
Os damos muchas
ideas para jugar dentro y fuera de casa con nuestros hijos.
7. Hacer las cosas con tiempo
En la era de las prisas, la pausa es nuestra mejor aliada, por eso en 2019 nos proponemos dedicar más tiempo y cariño a lo que de verdad importa y a los que más queremos.

Los padres debemos aprovechar todos los momentos que podamos para estar con nuestros hijos y dedicarles cariño y atención, porque cualquier actividad cotidiana nos puede ayudar a establecer vínculos con ellos. Un estudio de la Universidad de Washington ha demostrado que
tener unos padres cariñosos favorece el desarrollo de un área concreta del cerebro llamada hipocampo, que es una estructura cerebral crucial en el aprendizaje, la memoria y la respuesta emocional al estrés de los niños. Hagamos una reflexión sobre cómo invertimos nuestro tiempo y cómo podemos optimizarlo, para cuidar los aspectos que de verdad importan de nuestra vida y para ser más felices.
Os ayudamos a ponerlo en práctica con
10 pequeñas cosas que significan mucho para nuestros hijos.
8. Ser más solidarios
Enseñar a nuestros hijos a ser solidarios, más que un propósito es una obligación, pero solo lo aprenderán si nos ven actuar en consecuencia.

Los niños aprenden por imitación y los primeros a los que copian en sus acciones y actitudes son a los padres y a los familiares que les rodean.
Hablar con ellos de temas como la solidaridad, la paz, la empatía, el respeto o la resolución de conflictos es necesario, pero de nada les servirá lo que les digamos si no ven que nosotros seamos solidarios.
La solidaridad consiste en dar apoyo de manera incondicional a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles. En ese sentido, es importante centrar la atención en
el desarrollo de la empatía y los comportamientos prosociales, así como enseñar a los niños a compartir desde pequeños. Deben saber reconocer cuándo un amigo o un compañero necesita ayuda y aprender a tender la mano cuando haga falta.
También deben conocer las diferentes realidades y situaciones a las que se enfrentan otros niños para tomar conciencia de la posición de privilegio en la que se encuentran y de qué manera pueden ayudar.
¡Feliz 2024 a todos!
Prueba
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