La alimentación es una parte fundamental de nuestras vidas, pero además, está
profundamente relacionada con una buena salud. Lo que comes tiene la capacidad de
prevenir enfermedades, de cargarnos de nutrientes necesarios, o incluso,
enfermarnos. En la sociedad actual, estamos rodeados de comida procesada y productos altamente refinados (y peligrosos), lo que hace difícil la tarea de identificar los que son saludables de los que no. ¿Y cómo identificarlos si ya no tenemos contacto con el origen de los alimentos?
Poder entender de dónde proviene todo aquello que comemos desde que somos pequeños, puede ayudar a los niños a desarrollar
hábitos alimenticios, saludables y sostenibles a largo plazo. En este artículo, exploraremos los beneficios de enseñar a los chicos sobre la procedencia de los ingredientes que cocinamos y cómo ayudará a la hora de crear hábitos saludables en el futuro.
El origen de los alimentos
En un mundo cada vez más globalizado, más vertiginoso y más moderno, en el que nos acostumbramos a comprar en línea, por delivery, comer fuera o incluso comida preparada para recalentar; perdemos el
contacto con los ingredientes en sus estados más primarios. No hay culpa alguna; no es fácil tener tiempo entre tareas diarias y el cuidado de los niños, y la facilidad del acceso, inevitablemente, influye a la hora de elegir.
Sin embargo, en pos de rescatar horas a la semana para dedicarle a otras cosas, podemos caer en la tentación de
comprar mal, e incluso alimentos que perjudican la salud a largo plazo, siendo el principal motivo de varias patologías íntegramente relacionadas con lo que comemos. ¿Cómo podemos modificarlo?, o mejor dicho, ¿cómo podemos
reconectar con una mejor nutrición y enseñarles lo mismo a los niños?
¿Qué dicen los expertos?
Un estudio reciente realizado en Noruega, concluyó que los niños conocen bastante bien el origen de los alimentos comunes, pero no los compuestos por diferentes ingredientes. Sugiere que su conocimiento está más influenciado
por lo que hacen y ven, como actividades prácticas tales como
jardinería, cocina y visitas a fincas, que por conversaciones con adultos. Por lo tanto, los
enfoques pedagógicos variados son importantes para que puedan comprender desde la práctica. Esto los ayudará a tomar
decisiones éticas y explorar opciones de alimentos que sean positivas para su salud y el desarrollo sostenible.
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Realizar experiencias en el campo fortalecen la comprensión de la forma que comemos | Fuente: Canva[/caption]
Enseñar con el ejemplo y la práctica
Para que los niños (¡e incluso nosotros!) puedan aprender el origen de los alimentos, tener
contacto con las fuentes, como
el campo, puede ser una herramienta valiosa, que brinda una mayor comprensión de la forma en la que comemos. ¿Saben los chicos
cómo se cultivan, se procesan y preparan los platos que les gustan tanto? Probablemente, en la mayoría de los casos, la respuesta sea no.
Visitar
una granja, o un
mercado de agricultores, o incluso tener una pequeña
huerta en casa, te dará la oportunidad de conocer diferentes tipos de productos,
cómo se cosechan y cómo es el camino de la tierra a nuestra nevera. Este contacto fomenta además una
conexión emocional con la comida y el medio ambiente, lo que inculca en los niños un mayor interés en la
alimentación saludable y sostenible a lo largo de sus vidas.
Granjeros por un día
Aunque seáis más urbanos que el hormigón, si te genera curiosidad cómo sería
recolectar tus propios vegetales o conocer de primera mano
cómo se elabora el queso que tanto te gusta, una opción imperdible es
Rural It. Esta plataforma
te acerca el campo a la ciudad y te ofrece experiencias rurales únicas que te permitirán
oler, saborear, tocar y sentir la naturaleza para tener esa maravillosa conexión con la tierra que hemos perdido.
Gracias a pequeños productores que trabajan de forma artesanal, ofreciendo
productos ecológicos y asequibles de máxima calidad, podrás vivir una vivencia diferente e inolvidable, sin dejar de apoyar proyectos que buscan dejar un mundo mejor para todos.
Conocer de cerca la
vida de campo y
disfrutar de delicias de calidad no solo beneficiará ese vínculo emocional con la comida, sino que aprenderás el paso a paso y entenderás de primera mano los ciclos de la naturaleza. Entre las muchas propuestas de
Rural It, podrás escoger la que más te guste, con quién deseas vivirlo, y la mejor ubicación; pero ofrecen experiencias tales como
preparar tu propio queso fresco aromatizado, convertiros en granjeros por un día, alimentar a los animales, pastorear, etc.
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Cocinar todos juntos nos conecta emocionalmente con los alimentos | Fuente: Canva[/caption]
Opciones para realizar en casa
En caso de querer llevar estas prácticas a casa, podrías intentar armar
una pequeña huerta en casa con los niños, de la que incluso podrían participar todos. No es necesario cultivar grandes cosas si tenéis poco espacio; las
hierbas aromáticas, o
brotes para darle un toque extra de sabor a tus comidas, son muy fáciles de cuidar.
Cocinar junto a tus hijos e
investigar las propiedades de los ingredientes también es una forma práctica de lograr generar
conciencia nutricional. Si no tienes mucho tiempo, intenta pactar un día a la semana para preparar algo desde cero con ellos. ¡Así, los harás partícipes de la cocina! Dependiendo su edad y sus posibilidades, hay muchas cosas que pueden hacer.
Prueba
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