Si tu hijo siente por las noches punzadas en las piernas, e incluso a veces se despierta llorando por esa razón, es posible que esté experimentando los llamados dolores de crecimiento. Estas molestias afectan principalmente a las rodillas, los muslos y los gemelos. Aunque no existe evidencia de que el crecimiento de los huesos duela, esto puede llegar a incomodar mucho a los niños.
El problema se presenta en un porcentaje de menores que varía entre el 25 y el 40 %. Se suele dar en dos etapas de la infancia: entre los 3 y los 5 años y, posteriormente, entre los 8 y los 12, según un artículo de KidsHealth revisado por el pediatra Steven Dowshen.
Cuáles son los síntomas
Las punzadas aparecen sobre todo por las noches y desaparecen por la mañana. En ocasiones pueden volver al final de la tarde. Por lo general, se ven afectadas ambas piernas y el proceso puede venir acompañado de una incomodidad en el abdomen y la cadera.
La intensidad de la molestia varía dependiendo del niño, aunque la mayoría padece los síntomas todos los días. En contra de lo que se podría pensar, las articulaciones no sufren ningún daño.
Los dolores de crecimiento son diferentes a los que aparecen durante la pubertad. Si incluyen inflamación en las piernas, las causas podrían estar en las actividades deportivas que realiza durante el día o en algún golpe.
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Por qué ocurre esto
La ciencia todavía no ha determinado la causa, ya que no existe evidencia de que el desarrollo genere dolor. Estas incomodidades se suelen agudizar cuando se produce uno de esos estirones propios de la infancia.
Los especialistas de Mayo Clinic sugieren que se podría deber a la fatiga muscular producto de las actividades físicas, como correr, saltar, escalar o montar en bici, por ejemplo.
Tratamientos
No existe un modo comprobado de prevenir estas molestias. Por suerte, no interfieren con el desarrollo ni producen enfermedades derivadas. Para aliviar los síntomas prueba con estas técnicas:
1. Masajea sus piernas
Frota sus rodillas, muslos y gemelos hasta que se sienta mejor. También ayuda flexionar sus extremidades varias veces para estimular la circulación sanguínea y oxigenar la piel.
2. Usa una almohadilla térmica
Colócala en distintas partes de la pierna antes de llevarlo a la cama o cuando empiece a quejarse. Retira la almohadilla una vez que se haya dormido. Una alternativa sería darle un baño de agua tibia por las noches para relajar sus músculos.
3. Dale un analgésico
Si el dolor es muy intenso, podrías darle ibuprofeno o paracetamol para niños. Recuerda previamente consultar al pediatra sobre los fármacos que le puedes suministrar.
4. Coloca sus pies en alto
Una técnica de gran efectividad consiste en acostarlo boca arriba y situar sus talones sobre la pared tan alto como puedas, sin que llegue a sentirse incómodo. Este ejercicio ayuda a aliviar el cansancio, favorece la circulación sanguínea y permite alcanzar un estado de calma mental.
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Cuándo llamar al médico
Mientras le das masajes o le aplicas otro tratamiento debes permanecer atento a la reacción de tu hijo. Estos dolores no suelen venir acompañados de palpitaciones ni sensibilidad extrema ante el contacto. Si esto llegara a ocurrir, debes comunicarte con el pediatra.
“Consulta con el médico si la molestia es persistente e interfiere con las actividades usuales de la infancia. Tampoco es normal que las articulaciones se inflamen, que haya fiebre ni que aparezcan sarpullidos en la piel”, se explica en un artículo de la Academia Americana de Pediatría (AAP).
Otros síntomas que deben encender las alarmas son:
- Debilidad en el cuerpo.
- Cojera.
- Pérdida del apetito.
- Enrojecimiento de la piel.
- Problemas de coordinación.
- Dolencia incesante.
Otras causas
En la mayoría de los casos, es algo temporal y desaparecen de forma natural con el paso del tiempo. Sin embargo, algunas veces estos síntomas son propiciados por una enfermedad más grave como:
1. Artritis juvenil
Aunque la artritis afecta principalmente a los adultos mayores, algunos jóvenes también pueden sufrir este trastorno inflamatorio crónico en las articulaciones. Se manifiesta al principio con un cojeo constante, acompañado de letargo y molestias en los tobillos. Cuando el pediatra se percata de estos síntomas, de inmediato remite al paciente a un reumatólogo.
2. Enfermedad de Lyme
Es una infección bacteriana transmitida por las garrapatas que produce sarpullidos en la piel, fiebre, problemas musculares y fatiga. La recuperación suele ser rápida después de recibir un tratamiento con antibióticos.
3. Enfermedades raras
Los síntomas se asemejan a los de algunas afecciones raras, como la esclerodermia, el lupus y la fibromialgia. Para diagnosticar cada una de ellas son necesarios una serie de exámenes médicos específicos que recomendarán los facultativos.
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Trastornos de crecimiento
Existen distintos trastornos que pueden alterar el normal desarrollo de tu hijo. Algunos de estos son:
1. Síndrome de Turner
Se manifiesta en las niñas que nacen con un cromosoma X afectado o ausente. Debido a esta anomalía genética no alcanzan una estatura normal y tampoco pueden reproducirse. Además, suelen tener problemas de aprendizaje y cardíacos.
2. Retraso estaturo-ponderal
El término 'retraso estaturo-ponderal' se usa para identificar a los niños con un peso y una altura considerablemente inferior a otros de su edad. Esto puede ocurrir debido a la desnutrición, problemas de alimentación y una infancia sedentaria.
3. Deficiencia de la hormona de crecimiento
Cuando el organismo es incapaz de secretar somatotrofina, el desarrollo de la persona se ve limitado o presenta anomalías físicas. Es una enfermedad que puede ser congénita o aparecer a medida que el cuerpo reduce la producción de la hormona.
4. Hipotiroidismo
Los bajos niveles hormonales de la glándula tiroides impiden la evolución normal de la estatura, el retraso en la salida de los dientes permanentes, una pubertad tardía y problemas de salud mental. Aquellos que padecen esta alteración suelen tener fatiga crónica, debilidad muscular y dolores en distintas partes del cuerpo.
Por otro lado, la AAP asegura que el crecimiento acelerado de un niño puede “indicar un tumor en la glándula pituitaria, responsable de regular las hormonas del desarrollo; dichos tumores generalmente se pueden tratar por medio de una cirugía”.
Los problemas hormonales también suelen ser los culpables de que la estatura del menor se vea limitada. Esto se puede detectar mediante ciertas pruebas sanguíneas que ordene un especialista.
