Cuando
un matrimonio se termina, se cierra una etapa vital, pero no tiene por qué suponer un final traumático. Un divorcio amistoso es posible y, además, muy recomendable, ya que
tiene varias ventajas prácticas y muchos beneficios personales a medio y largo plazo.
En España cada vez son más las parejas que consiguen divorciarse de forma amistosa. Según los datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), en el último trimestre de 2021, se registraron 14.416 divorcios consensuados, frente a los 9.777 no consensuados. En ambos casos, las cifras fueron inferiores a las del mismo periodo del año anterior.
Pero es cierto que algunas parejas tienen dificultades para pactar los términos en algún aspecto, o en varios, de la negociación. En estos casos,
la mediación se plantea como el proceso más recomendable, dado que facilita que alcancen un acuerdo totalmente legal sobre aquello que les preocupa, y que lo hagan de manera dialogada y personalizada.
Ventajas del divorcio amistoso
Esta manera de acabar con una
relación matrimonial tiene varias ventajas prácticas con respecto a la vía contenciosa.
En el corto plazo, ahorra tiempo y dinero. A medio y largo plazo, el divorcio amistoso —o de mutuo acuerdo—
ayuda a superar el proceso de cambio con menos estrés y sentimientos negativos, lo cual redunda en una mayor calidad de vida y en una actitud más positiva con la que afrontar el futuro.
Si hay hijos (o mascotas) en común, esta opción permite gestionar mucho mejor las situaciones futuras comunes y evita que la toxicidad propia de los que se resuelven judicialmente afecte al entorno familiar más directo.
Mediación para divorciarse de forma amistosa
Las parejas que deciden acabar con su relación deben pactar sobre muchos y muy variados temas, dependiendo de cada situación. Si no lo consiguen, tendrán que afrontar un divorcio contencioso, es decir, el que acaba en juicio.
Por lo general, los caballos de batalla habituales suelen ser
el reparto de la vivienda común y la custodia compartida de los hijos y de la mascota.
Si no pueden llegar a un acuerdo sobre qué hacer con la vivienda común o cómo compartir la crianza de sus hijos o la tenencia de su peludo, pero tampoco quieren acabar judicializando las discrepancias, pueden acudir a mediación.
A diferencia de una negociación por cuenta propia, en este caso, la pareja no está sola, sino que cuenta con la ayuda de un mediador de conflictos.
Estos profesionales están formados para dirigir negociaciones y facilitar el diálogo a través una serie de técnicas específicas.
Al no sentirse implicados en el enfrentamiento, los mediadores
mantienen una posición neutral e imparcial, lo que distingue su intervención de la que puedan realizar amigos o familiares.
Esto significa que
estos profesionales trabajan para las dos personas que han decidido acabar con su relación, no solo para una de ellas, y se debe mantener en todo momento ese equilibrio para que el acuerdo satisfaga a ambas partes, no a una sola.
Más beneficios de esta opción para negociar
1. Ahorra tiempo y dinero
Hay otras ventajas importantes a la hora de valorar la mediación como método para conseguir un divorcio amistoso. En primer lugar, permite ahorrar tiempo y dinero, ya que comienza cuando la pareja lo desea y los gastos se reparten entre ambos.
2. Atenúa las hostilidades
Además, este recurso ayuda mucho a cerrar la etapa matrimonial
de una forma dialogada, lo que rebaja las tensiones y contribuye a empezar el siguiente período con una ‘mochila emocional’ menos cargada.
3. Tiene el valor de un contrato
También hay que tener en cuenta otro aspecto muy relevante, y es que
un acuerdo de mediación siempre figura por escrito y tiene el mismo carácter vinculante que un contrato. Esto significa que su cumplimiento es obligatorio, lo que lo refuerza sustancialmente respecto a cualquier tipo de pacto verbal al que se pueda llegar de manera particular.
4. Pone las cosas más fáciles en caso de incumplimiento
Además,
el acuerdo alcanzado se puede elevar a escritura pública ante notario. Esta acción facilita que, en caso de incumplimiento, se pueda solicitar un juicio por un procedimiento más rápido que el habitual.
5. Un recurso eficaz incluso en caso de juicio
Otra ventaja de seguir el camino no contencioso es que
puede recurrirse a él incluso cuando el juicio por divorcio
haya comenzado, siempre que los dos miembros de la pareja lo deseen.
Suponiendo que la mediación finalizara en acuerdo, el juicio no se retomaría. Si no fuera así, el procedimiento judicial se reiniciaría y podrían dirimir sus diferencias ante un tribunal.
Así pues, todas las parejas que tengan dificultades para arreglar las cosas por su cuenta al terminar su vida conyugal pueden acudir a un mediador de conflictos, ya sea para negociar todo lo relacionado con el divorcio o solo algún aspecto concreto.
Prueba
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