Pistas para diferenciar el miedo del respeto
El hecho de que un niño sienta respeto hacía algo o alguien y a la vez tenga miedo, es lo que puede llevar a confusión. Aunque los niños van a sentir esto de una manera diferente, hay algunas pistas que nos pueden ayudar a saber cuál de los dos es el protagonista. Son las emociones o sentimientos que surgen alrededor las que nos van a ayudar a distinguirlos. Ambos pueden ir acompañados de sensaciones desagradables, pero es más probable que en el respeto, a la vez, aparezcan emociones y sentimientos agradables como puede ser la admiración. Cuando veamos que el miedo es el protagonista o está ganando terreno al respeto es importante estar atentos. Si observamos que este es cada vez más intenso, se mantiene en el tiempo y vemos cambios en la conducta de nuestro hijo, puede que haya tapado completamente al respeto.Cuando un niño se encuentra ante algo que para él es peligroso, puede responder de muchas maneras. La huida, el ataque o el bloqueo suelen ser las reacciones más típicasIntenta observar si tu hijo ha cambiado su manera de actuar en las últimas semanas, si notas algo diferente o ha comenzado a tener alguna de las respuestas mencionadas en el párrafo anterior. Puede que le veamos más a la defensiva, que “salta a la mínima” o que por el contrario está más alicaído o inhibido que de costumbre. Es importante ver si esta actitud se mantiene en el tiempo. Quizá desde el colegio nos dicen que le ven más distraído, que juega menos, y nosotros desde casa nos damos cuenta de que le cuesta centrarse en los deberes y que tiene dificultades para dormir. Cuando el miedo está muy presente en la vida de un niño, esto puede suponer un desgaste de energía grande, ya que se mantiene continuamente en alerta y de ese modo no puede invertir esa fuerza en otras funciones. Es adecuado tantear en esos casos, si ha pasado algo o si hay algo que le preocupa. Quizá no nos lo quiera contar inmediatamente o vemos que le cuesta expresarlo. Démosle tiempo. En el caso de los adolescentes, puede que no quieran compartirlo con sus padres, pero sí con sus amigos. Sin embargo, intentar esa aproximación con él para que sepa que puede contar con sus padres es muy valioso. Aunque no nos cuente nada, ese acercamiento servirá para que sepan que pueden contar con nosotros. Muchas veces tienen dificultades para expresarlo verbalmente o son muy pequeños y no dominan bien el lenguaje. En esos casos, pueden aparecer síntomas físicos como dolor de tripa o de cabeza. Como se mencionaba al principio, este miedo que siente puede tener tanto causas reales (miedo a algún animal, compañero, la oscuridad) como imaginarias (monstruos, brujas, personajes de películas). Puede ser por algo que esté ocurriendo en el presente o por algo que piense que pueda suceder en el futuro. Sea lo que sea, lo está sintiendo como algo muy real y no hay que restarle importancia. Que sienta que le escuchamos y damos valor a lo que está experimentando le va a ayudar a estar más tranquilo y seguro. En conclusión, el miedo y el respeto pueden estar muy relacionados. Prestar atención a si hay cambios en la conducta de nuestro hijo, así como emociones y sentimientos desagradables, nos da una pista de que quizá está sintiendo miedo. Buscar momentos para escucharles y que puedan expresar lo que les pasa es muy importante. Si aun así, esta situación se prolonga en el tiempo, el niño no puede hablar sobre ello y continua con cambios en la conducta sería bueno pedir ayuda a un profesional.
Yolanda Carrió Ayuso Psicóloga Sanitaria. Colegiada nº: M-31742 Centro Psicológico Cepsim
