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¿Conectamos? Jugamos, el primer paso para una buena comunicación

El juego es una herramienta importante que reúne a la familia y refuerza los vínculos afectivos. Conectar y comunicar juntos.

  • Conectamos, jugamos
Muchas veces nos preguntamos ¿Cómo podemos ayudar a nuestros hijos para que crezcan sanos y felices? La respuesta es simple, fortaleciendo nuestros vínculos con una buena comunicación. En la búsqueda de estrategias que permitan favorecer y mejorar las relaciones familiares, los especialistas recomiendan realizar una actividad supuestamente sencilla pero útil y beneficiosa: jugar.  El juego es una herramienta importante que reúne a la familia y refuerza los vínculos afectivos. Es el medio que permite la interacción familiar. Compartir y jugar con los hijos no solo favorece la comunicación y la cohesión familiar, sino que es uno de los principales hilos conductores del amor entre padres e hijos. Al jugar expresamos emociones, sentimientos y afecto. En él fortalecemos los lazos de unión entre los que participan. El juego estimula la creatividad, la socialización y es un medio relevante de comunicación para los niños. Si observamos el juego de nuestros niños podremos conocer sus habilidades, sus gustos, preferencias, capacidades y sentimientos. El juego es la manera por la cual el niño se comunica y canaliza sus emociones; pero estas características que han sido delegadas al juego infantil también son aplicables a nosotros. Si logramos meternos en el juego nos sentiremos relajados, nos divertiremos y hasta por un momento nos olvidaremos de nuestras preocupaciones. Si es que existe en la familia falta de comunicación, de interacción, apoyo y unión, el juego puede ser el pretexto perfecto que necesitamos para establecer y fortalecer las relaciones familiares. Al jugar con nuestros hijos desarrollamos aspectos de vital importancia, nos acercamos y comunicamos más, mostramos nuestras emociones y afectos. Además, todo esto se produce en un ambiente de diversión y espontaneidad. Recordemos que para jugar solamente se necesita de nuestro tiempo y las ganas de hacerlo. Dedicar tiempo al juego, provocará un placer eterno a nuestros hijos y para nosotros será como volver a ser niños, aunque sea un rato. Si no se nos ocurre qué hacer, podemos apoyarnos en juguetes o juegos con reglas ya establecidas, y si no tenemos ninguno a mano, seguro que nuestros hijos tienen muchas sugerencias. Con el juego creamos una conexión única e irrepetible. ¿Jugamos?
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