¿Qué podemos hacer los padres para mejorar la confianza de los niños en sí mismos?
1. Aceptarles incondicionalmente
Esto es, querer y apoyar a nuestro hijo, sea él como sea. Todos nos imaginamos como será nuestro hijo antes de tenerlo en brazos por primera vez, fantaseamos con la idea de un niño ideal que cumpla con todos nuestros sueños. Pero la realidad es que es una persona y que como tal no será un sueño, si no una realidad. Aceptémosle tal y como es.2. Apoyarles en sus dificultades
El apoyo es otro de los valores que ayudará a mejorar la confianza de los niños y a superar sus talentos y dificultades. Hemos de acompañarles para facilitar el desarrollo de los primeros y el avance en las segundas, utilizando los recursos adecuados para gestionar las situaciones más difíciles. Tenemos que confiar en sus posibilidades. Uno llega hasta donde cree que puede llegar, y esa creencia es inculcada en gran medida por los padres.
3. No les etiquetemos
No pongamos el énfasis en las características que le hacen destacar de manera negativa. Si nuestro hijo tiene un problema con su motricidad gruesa, y le cuesta seguir el ritmo de los demás en Educación Física por ejemplo, no le marquemos como “torpe”. Será un título que llevará de por vida y que le hará comportarse como tal siguiendo la ley de la profecía autocumplida. Además, le hará sentirse a disgusto con ese aspecto de su desarrollo, que por otro lado es modificable, a diferencia de los motes que perduran para siempre.4. Cultivar el sentido de la valentía
Para mejorar la confianza de los niños, los padres tenemos que ofrecer la posibilidad a nuestros hijos de descubrir el mundo con nuestro apoyo. Esto no significa que les lancemos insensiblemente a vivir experiencias angustiosas sin que les ofrezcamos nuestra mano como sostén.5. Dar ejemplo
No hablamos de ser los padres más “lanzados” del colegio, pero sí de mostrarles a nuestros hijos cómo nos enfrentamos al mundo superando nuestras propias dificultades. Hablando con ellos y haciendo con ellos. Confiándoles nuestros propios miedos y nuestra forma de resolver situaciones que nos dan vergüenza. Porque lo importante no es ser el padre perfecto, lo importante es confiarles nuestra vulnerabilidad y a la par, nuestro coraje al ponernos frente a situaciones que nos “pediríamos” evitar. Los nuevos estudios en el ámbito de la neuroplasticidad neuronal apoyan el enfoque de que los padres podemos moldear el crecimiento del cerebro de nuestros hijos, y por tanto de su desarrollo general. Por tanto, si como padres queremos ayudar a nuestros hijos a enfrentarse al mundo de la manera más adecuada posible, las experiencias que les ofrezcamos desde su infancia tienen que ir en concordancia con esta idea. Animarles a enfrentarse a la vida sin miedo es un importante primer paso.Nuria Llorente Sáez Psicóloga y pedagoga Unopsicologos.es
