Establece expectativas razonables
Un niño curioso que interrumpe no está tratando deliberadamente de romper tu concentración ni de molestarte. Simplemente, no dispone de las herramientas necesarias para controlar sus impulsos. Para ellos todo es espontáneo porque su cerebro se está formando; así que enfadarte no te va a llevar a ningún sitio. El primer paso es hacerte a la idea de que tus niños no están intentando volverte loco a propósito. Incluso con educación específica en este ámbito, es imposible esperar que un niño de 3 o 4 años no interrumpa de vez en cuando. Así que controla tus expectativas. Por mucho que los intentes enseñar, tus hijos no van a conseguir tener las habilidades sociales de una persona de 25 años.Establece turnos para hablar y escuchar
Los niños no van a aprender a mantener una conversación normal si no hablas con ellos. Y si ya lo haces, es probable que no lo hagas lo suficiente. Los datos apuntan a que muchos padres pasan un máximo de 10 minutos a la semana conversando con sus hijos. Así que, si quieres que tus hijos aprendan a conversar con educación, empieza por convertirte en un modelo de conducta conversando habitualmente con ellos. Los expertos recomiendan convertir esta práctica en un juego en el que cada persona tiene un turno para hablar y otro para escuchar. Se puede poner un cronómetro durante, por ejemplo, dos minutos, y dar ese tiempo a cada miembro de la familia mientras todos escuchan sin hablar o interrumpir. Este juego se puede practicar en cualquier momento: en la mesa, en el coche, en un museo… El objetivo es enseñar a los niños a controlarse cuando sientan el impulso de interrumpir. Cuanto más lo practiquéis, más entrenados estarán los niños en esta forma de comportarse.
Practica gestos para ese momento
De cualquier manera, por mucho tiempo que pases enseñando a tus hijos a dejar de interrumpir, lo seguirán haciendo. Por eso es útil trabajar en gestos que puedan utilizar en lugar de interrumpir la conversación, como levantar la mano o los dedos, o apretarnos la mano cuando quieran hablar. Otra idea es que, mientras estéis ocupados y no podáis hablar con ellos, les enseñéis que pueden desahogarse con sus muñecos o con la mascota y contarles a ellos eso que os quieren decir. Cuando podáis atenderlos, os lo pueden contar de nuevo a vosotros. Si era importante para ellos compartirlo con sus padres, aún se acordarán. Recuerda que no puedes esperar que un niño en edad preescolar mantenga un mismo pensamiento sin contarlo durante mucho tiempo, por lo que, si te es posible, en cuanto haga el gesto que hayáis pactado (y si no abusa de él), debes pausar por un momento tu conversación, escucharle, y apreciar que no hayan interrumpido. Al fin y al cabo, no importa la técnica que utilices, siempre y cuando os sea lo menos molesta posible a los padres y permita al niño indicar que quiere deciros algo.
Prueba
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