La educación tal y como la concebimos está cambiando y
muchos son los centros que se adscriben a implementar en su sistema educativo
nuevos métodos de enseñanza menos convencionales y más participativos. Pedagogos y profesores se afanan constantemente en buscar nuevas formas de mejorar los resultados educativos de sus alumnos en un país líder de Europa en fracaso escolar. Su papel principal consiste en convertir a los alumnos pasivos en alumnos activos, curiosos y deseosos de aprender.
Las tecnologías y los
innovadores métodos educativos han cambiado la forma de impartir las clases y de estudiar. Prácticamente todos los colegios introducen ya dispositivos electrónicos en las aulas o, al menos, se sirven de la tecnología para que los niños hagan los deberes en casa. Pero, a la vez, y a veces en contraposición, crece el interés por descubrir el entorno y experimentar con la naturaleza en los propios centros, incidiendo en la sostenibilidad y en la necesidad de proteger y cuidar el Planeta.
La nueva educación busca la formación integral de los alumnos
Además, los padres y formadores demandan
métodos alternativos de enseñanza más volcados en el desarrollo integral de los alumnos que, exclusivamente, en su formación curricular. Esto es, formar a personas en valores, potenciar su autoestima, impulsar su espíritu crítico y desarrollar su empatía e inteligencia emocional.
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Fuente: Canva[/caption]
En este sentido, uno de los sistemas de referencia en formación integral es el famoso
Método Waldorf, que basa el aprendizaje en la imitación, la imaginación y la búsqueda de la verdad y lo real. En él no utilizan libros de texto para enseñar a los alumnos, sino que ellos mismos crean los contenidos y sus propios libros, potenciando la creatividad e iniciativa de los niños desde que son pequeños.
Otro método innovador, nacido en Estados Unidos y cada vez más extendido, es el
Flipped Classroom, en el que los profesores dan las instrucciones de las clases online y los deberes se hacen en clase. De esta manera los alumnos se familiarizan con los contenidos en casa mientras que los profesores afianzan los conceptos en clase.
En los últimos años se ha demostrado también cómo
programas de educación socio-emocional refuerzan a su vez otras competencias. Ejemplo de ello son los beneficios de introducir prácticas de meditación en las aulas como alternativa a los castigos. Así, consiguiendo unos resultados óptimos en los alumnos.
Programas de educación socio-emocional refuerzan a sus vez otras competencias
En definitiva, la educación del futuro no busca niños con conocimientos, sino formar y preparar a personas íntegras que hagan del mundo un lugar mejor.
Prueba
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