Hay días en los que nuestro estado emocional no es el más adecuado y las tensiones llegan a impedirnos llevar una existencia normal. Los adultos tenemos diferentes herramientas para gestionar esos sentimientos, ya hablemos del yoga, el mindfulness u otras formas de meditación. Sin embargo, para los niños suele resultar más complicado concentrarse y alcanzar la relajación, algo a lo que puede contribuir decisivamente la caja de la calma.
Qué es la caja de la calma y cómo puede ayudar a los niños a liberar el estrés
Cuando nuestros hijos tienen una rabieta o se ven asaltados por la acumulación de estrés, a veces no necesitan más que tener a su alcance objetos convencionales que les ayuden a tranquilizarse. Y precisamente ese es el planteamiento que sigue este método, consistente en disponer de un recipiente lleno de artículos que, de una manera u otra, facilitan dicha misión.
Si bien suele estar enfocada a menores en edad preescolar, la caja de la calma puede ser utilizada durante etapas posteriores e incluso a edades adultas. Al fin y al cabo se trata de adaptarla a las necesidades individuales de cada persona, modificando en contenido en función de las actividades que más contribuyan a aliviar las tensiones de cada uno.
No obstante, al usarla con nuestros hijos, lo más apropiado es que permanezcamos a su lado orientándoles en el proceso, explicándoles para qué sirve cada objeto y resolviendo cualquier duda que se les pueda plantear. Además, podremos prestarles un apoyo emocional indispensable para que recuperen el pretendido estado de bienestar lo más rápido y fácilmente posible.
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En qué situaciones puede resultar útil para nuestros hijos
Es importante situar la caja de la calma en un lugar específico de nuestro hogar para que los niños lo asocien, a la larga, con el proceso de relajación que llevarán a cabo. Los escenarios más susceptibles de necesitar tal ejercicio de liberación de tensiones podrían resumirse en los siguientes:
- Frustración.
- Rabietas.
- Llantos incontrolables.
- Enfados.
- Explosiones emocionales.
- Episodios tensos.
Qué podemos introducir en el interior de la caja de la calma
Los materiales que contendrá la caja de la calma tienen una cosa en común: su poder para ayudar a los niños a relajarse y mitigar el estrés. El camino para conseguirlo, eso sí, será distinto con cada uno de los objetos, un detalle imprescindible a la hora de adaptarse a las necesidades, marcadas por su carácter y por la situación concreta que esté atravesando.
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Al tratarse de aspectos personales, tenéis la libertad de seleccionar los elementos que más se ajusten a las características de vuestro hijo, aunque os aportamos diferentes ideas que puedan ayudaros a decidir cuáles son los más apropiados en su caso:
- Soplador para controlar la respiración.
- Frasco de la calma, con el que se relajarán observando la purpurina en movimiento.
- Pelota antiestrés, que ayudará a liberar la presión cuando se apriete.
- Cuaderno de la relajación, en el que podrán apuntar cómo se sentían antes y después de aliviar su tensión.
- Mandalas, ideales no solo para relajarse, sino también para mejorar la concentración y potenciar la creatividad.
- Peluches, que podrán abrazar para calmarse con su tacto cálido y suave.
- Cartas de yoga, ilustradas con diferentes posturas e ideales para introducirles en esta beneficiosa práctica milenaria.
