Una de las características más típicas de la adolescencia es la preocupación por la apariencia, tanto que a veces llega a afectar al estado de ánimo de los menores. Dicho vínculo entre autoimagen y autoestima, si no es gestionado de un modo saludable, no solo puede repercutir en la propia felicidad del individuo, sino también en aspectos como el rendimiento académico o las relaciones con los demás.
Por eso hay tres preguntas básicas que debemos hacernos y que trataremos de responder: ¿Qué factores resultan decisivos para que nuestros hijos se acepten a sí mismos? ¿Por qué es tan importante para ellos su físico? Y ¿de qué maneras podemos ayudarles a tener mayor seguridad al respecto?
Qué influye en la aceptación de la imagen de uno mismo
Según la Organización Mundial de la Salud, se considera adolescentes a las personas con edades comprendidas entre 12 y 18 años. A lo largo de ese periodo, se producen intensos cambios físicos, psicológicos y sociales, que comienzan con la pubertad y terminan cuando finaliza el crecimiento. Esta complicada etapa de transformación provoca dudas internas derivadas de la dificultad de conocerse a uno mismo.
Como consecuencia de tales circunstancias, los niños empiezan a enfocar gran parte de su atención a su aspecto corporal y la opinión de quienes les rodean sobre el mismo adquiere una importancia desmedida. El principal motivo es que todavía no disponen de un concepto sólido sobre su apariencia, dudas que les llevan a buscar respuestas en su entorno.
La autoimagen o imagen mental propia, como explica la Asociación Española de Pediatría, se ve influida por varios factores. Entre ellos destacan las relaciones con otras personas, las opiniones de los conocidos y las experiencias vitales propias. Desde luego, juega un papel fundamental en la autoestima de los adolescentes. Durante esa época es, de hecho, un pilar esencial para experimentar un desarrollo psicosocial adecuado. Y es que, cuando las reacciones externas son positivas, refuerzan el valor de los menores y contribuyen a que sientan mayor seguridad en sí mismos.
La relación entre autoimagen y autoestima es positiva si un adolescente se siente aceptado
Fuente: Canva
Por qué es tan importante el aspecto físico para los adolescentes
En las diferentes etapas de la infancia, el niño va recibiendo estímulos de forma constante y los va interiorizando. Al llegar la adolescencia, la presión por parte de la sociedad para conseguir un aspecto bello y saludable se vuelve más intensa. Este es un hecho patente en las revistas, los anuncios en la vía pública, la televisión o las películas y las series, que evidencian a diario una tendencia que intensifica aún más sus exigencias con las mujeres.
Bajo tales influencias, los menores comienzan a comparar su aspecto con los cánones predominantes, a pensar cómo les gustaría ser y a percibir cómo son en realidad. Dichas preocupaciones llevan a convencerles de que su apariencia es esencial para alcanzar la felicidad. Cuando no están contentos con ella, se genera un gran sufrimiento psicológico provocado por el miedo a no ser aceptados. En ocasiones es tan intenso que llega a provocar que enfermen.
El estrecho vínculo entre autoimagen y autoestima puede generar problemas
Fuente: Canva
La relación entre autoimagen y autoestima, un fenómeno temporal que no debemos desatender
Afortunadamente, lo más normal es que la mencionada inquietud sea transitoria y vaya disminuyendo con el paso de los años hasta desaparecer cuando alcanzan la edad adulta. Antes de llegar a ese punto, no es extraño observar actitudes en las que los niños prioricen su autoimagen sobre otros contextos más importantes como el académico.
No obstante, por muy evidente que resulte su error de apreciación, no debemos menospreciar los sentimientos de nuestros hijos. En su lugar, resulta esencial establecer unos límites que les estimulen a seguir evolucionando y les impidan estancarse, abandonar actividades beneficiosas para su porvenir o caer en conductas que puedan perjudicar su salud.
Los padres deben mostrar apoyo a sus hijos y hacerles ver sus fortalezas
Fuente: Canva
Qué podemos hacer para que nuestros hijos adolescentes estén más seguros de sí mismos
La prevención para evitar esos supuestos debe ejercerse desde etapas previas, en las que haríamos bien empezando a preocuparnos por estos asuntos. Desde la AEP, aconsejan hablar con los niños acerca de sus virtudes físicas de una manera constructiva. El objetivo es prepararlos para la intensa presión social a la que serán sometidos en el futuro. Asimismo, sería positivo reforzar el seguimiento de unos hábitos saludables, basados en una dieta equilibrada y en la práctica de ejercicio físico en el día a día.
Llegado el momento, es inevitable que a los adolescentes les inquiete su aspecto. Pero podemos emplear tal circunstancia para guiarles a que mantengan una vida más sana. Si, de paso, eso les ayuda a sentirse bien con su cuerpo, conseguiremos un doble objetivo. Afrontarán esos años tan complicados armados de una mayor cantidad de recursos con los que defenderse y fortalecerán su autoestima.
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Una de las características más típicas de la adolescencia es la preocupación por la apariencia, tanto que a veces llega a afectar al estado de ánimo de los menores. Dicho vínculo entre autoimagen y autoestima, si no es gestionado de un modo saludable, no solo puede repercutir en la propia felicidad del individuo, sino también en aspectos como el rendimiento académico o las relaciones con los demás.
Por eso hay tres preguntas básicas que debemos hacernos y que trataremos de responder: ¿Qué factores resultan decisivos para que nuestros hijos se acepten a sí mismos? ¿Por qué es tan importante para ellos su físico? Y ¿de qué maneras podemos ayudarles a tener mayor seguridad al respecto?
Qué influye en la aceptación de la imagen de uno mismo
Según la Organización Mundial de la Salud, se considera adolescentes a las personas con edades comprendidas entre 12 y 18 años. A lo largo de ese periodo, se producen intensos cambios físicos, psicológicos y sociales, que comienzan con la pubertad y terminan cuando finaliza el crecimiento. Esta complicada etapa de transformación provoca dudas internas derivadas de la dificultad de conocerse a uno mismo.
Como consecuencia de tales circunstancias, los niños empiezan a enfocar gran parte de su atención a su aspecto corporal y la opinión de quienes les rodean sobre el mismo adquiere una importancia desmedida. El principal motivo es que todavía no disponen de un concepto sólido sobre su apariencia, dudas que les llevan a buscar respuestas en su entorno.
La autoimagen o imagen mental propia, como explica la Asociación Española de Pediatría, se ve influida por varios factores. Entre ellos destacan las relaciones con otras personas, las opiniones de los conocidos y las experiencias vitales propias. Desde luego, juega un papel fundamental en la autoestima de los adolescentes. Durante esa época es, de hecho, un pilar esencial para experimentar un desarrollo psicosocial adecuado. Y es que, cuando las reacciones externas son positivas, refuerzan el valor de los menores y contribuyen a que sientan mayor seguridad en sí mismos.
La relación entre autoimagen y autoestima es positiva si un adolescente se siente aceptado
Fuente: Canva
Por qué es tan importante el aspecto físico para los adolescentes
En las diferentes etapas de la infancia, el niño va recibiendo estímulos de forma constante y los va interiorizando. Al llegar la adolescencia, la presión por parte de la sociedad para conseguir un aspecto bello y saludable se vuelve más intensa. Este es un hecho patente en las revistas, los anuncios en la vía pública, la televisión o las películas y las series, que evidencian a diario una tendencia que intensifica aún más sus exigencias con las mujeres.
Bajo tales influencias, los menores comienzan a comparar su aspecto con los cánones predominantes, a pensar cómo les gustaría ser y a percibir cómo son en realidad. Dichas preocupaciones llevan a convencerles de que su apariencia es esencial para alcanzar la felicidad. Cuando no están contentos con ella, se genera un gran sufrimiento psicológico provocado por el miedo a no ser aceptados. En ocasiones es tan intenso que llega a provocar que enfermen.
El estrecho vínculo entre autoimagen y autoestima puede generar problemas
Fuente: Canva
La relación entre autoimagen y autoestima, un fenómeno temporal que no debemos desatender
Afortunadamente, lo más normal es que la mencionada inquietud sea transitoria y vaya disminuyendo con el paso de los años hasta desaparecer cuando alcanzan la edad adulta. Antes de llegar a ese punto, no es extraño observar actitudes en las que los niños prioricen su autoimagen sobre otros contextos más importantes como el académico.
No obstante, por muy evidente que resulte su error de apreciación, no debemos menospreciar los sentimientos de nuestros hijos. En su lugar, resulta esencial establecer unos límites que les estimulen a seguir evolucionando y les impidan estancarse, abandonar actividades beneficiosas para su porvenir o caer en conductas que puedan perjudicar su salud.
Los padres deben mostrar apoyo a sus hijos y hacerles ver sus fortalezas
Fuente: Canva
Qué podemos hacer para que nuestros hijos adolescentes estén más seguros de sí mismos
La prevención para evitar esos supuestos debe ejercerse desde etapas previas, en las que haríamos bien empezando a preocuparnos por estos asuntos. Desde la AEP, aconsejan hablar con los niños acerca de sus virtudes físicas de una manera constructiva. El objetivo es prepararlos para la intensa presión social a la que serán sometidos en el futuro. Asimismo, sería positivo reforzar el seguimiento de unos hábitos saludables, basados en una dieta equilibrada y en la práctica de ejercicio físico en el día a día.
Llegado el momento, es inevitable que a los adolescentes les inquiete su aspecto. Pero podemos emplear tal circunstancia para guiarles a que mantengan una vida más sana. Si, de paso, eso les ayuda a sentirse bien con su cuerpo, conseguiremos un doble objetivo. Afrontarán esos años tan complicados armados de una mayor cantidad de recursos con los que defenderse y fortalecerán su autoestima.
Una de las características más típicas de la adolescencia es la preocupación por la apariencia, tanto que a veces llega a afectar al estado de ánimo de los menores. Dicho vínculo entre autoimagen y autoestima, si no es gestionado de un modo saludable, no solo puede repercutir en la propia felicidad del individuo, sino también en aspectos como el rendimiento académico o las relaciones con los demás.
Por eso hay tres preguntas básicas que debemos hacernos y que trataremos de responder: ¿Qué factores resultan decisivos para que nuestros hijos se acepten a sí mismos? ¿Por qué es tan importante para ellos su físico? Y ¿de qué maneras podemos ayudarles a tener mayor seguridad al respecto?
Qué influye en la aceptación de la imagen de uno mismo
Según la Organización Mundial de la Salud, se considera adolescentes a las personas con edades comprendidas entre 12 y 18 años. A lo largo de ese periodo, se producen intensos cambios físicos, psicológicos y sociales, que comienzan con la pubertad y terminan cuando finaliza el crecimiento. Esta complicada etapa de transformación provoca dudas internas derivadas de la dificultad de conocerse a uno mismo.
Como consecuencia de tales circunstancias, los niños empiezan a enfocar gran parte de su atención a su aspecto corporal y la opinión de quienes les rodean sobre el mismo adquiere una importancia desmedida. El principal motivo es que todavía no disponen de un concepto sólido sobre su apariencia, dudas que les llevan a buscar respuestas en su entorno.
La autoimagen o imagen mental propia, como explica la Asociación Española de Pediatría, se ve influida por varios factores. Entre ellos destacan las relaciones con otras personas, las opiniones de los conocidos y las experiencias vitales propias. Desde luego, juega un papel fundamental en la autoestima de los adolescentes. Durante esa época es, de hecho, un pilar esencial para experimentar un desarrollo psicosocial adecuado. Y es que, cuando las reacciones externas son positivas, refuerzan el valor de los menores y contribuyen a que sientan mayor seguridad en sí mismos.
[caption id="attachment_490924" align="alignnone" width="700"] La relación entre autoimagen y autoestima es positiva si un adolescente se siente aceptado | Fuente: Canva[/caption]
Por qué es tan importante el aspecto físico para los adolescentes
En las diferentes etapas de la infancia, el niño va recibiendo estímulos de forma constante y los va interiorizando. Al llegar la adolescencia, la presión por parte de la sociedad para conseguir un aspecto bello y saludable se vuelve más intensa. Este es un hecho patente en las revistas, los anuncios en la vía pública, la televisión o las películas y las series, que evidencian a diario una tendencia que intensifica aún más sus exigencias con las mujeres.
Bajo tales influencias, los menores comienzan a comparar su aspecto con los cánones predominantes, a pensar cómo les gustaría ser y a percibir cómo son en realidad. Dichas preocupaciones llevan a convencerles de que su apariencia es esencial para alcanzar la felicidad. Cuando no están contentos con ella, se genera un gran sufrimiento psicológico provocado por el miedo a no ser aceptados. En ocasiones es tan intenso que llega a provocar que enfermen.
[caption id="attachment_490925" align="aligncenter" width="700"] El estrecho vínculo entre autoimagen y autoestima puede generar problemas | Fuente: Canva[/caption]
La relación entre autoimagen y autoestima, un fenómeno temporal que no debemos desatender
Afortunadamente, lo más normal es que la mencionada inquietud sea transitoria y vaya disminuyendo con el paso de los años hasta desaparecer cuando alcanzan la edad adulta. Antes de llegar a ese punto, no es extraño observar actitudes en las que los niños prioricen su autoimagen sobre otros contextos más importantes como el académico.
No obstante, por muy evidente que resulte su error de apreciación, no debemos menospreciar los sentimientos de nuestros hijos. En su lugar, resulta esencial establecer unos límites que les estimulen a seguir evolucionando y les impidan estancarse, abandonar actividades beneficiosas para su porvenir o caer en conductas que puedan perjudicar su salud.
[caption id="attachment_499363" align="alignnone" width="700"] Los padres deben mostrar apoyo a sus hijos y hacerles ver sus fortalezas | Fuente: Canva[/caption]
Qué podemos hacer para que nuestros hijos adolescentes estén más seguros de sí mismos
La prevención para evitar esos supuestos debe ejercerse desde etapas previas, en las que haríamos bien empezando a preocuparnos por estos asuntos. Desde la AEP, aconsejan hablar con los niños acerca de sus virtudes físicas de una manera constructiva. El objetivo es prepararlos para la intensa presión social a la que serán sometidos en el futuro. Asimismo, sería positivo reforzar el seguimiento de unos hábitos saludables, basados en una dieta equilibrada y en la práctica de ejercicio físico en el día a día.
Llegado el momento, es inevitable que a los adolescentes les inquiete su aspecto. Pero podemos emplear tal circunstancia para guiarles a que mantengan una vida más sana. Si, de paso, eso les ayuda a sentirse bien con su cuerpo, conseguiremos un doble objetivo. Afrontarán esos años tan complicados armados de una mayor cantidad de recursos con los que defenderse y fortalecerán su autoestima.
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