Uno de los principales hitos en la infancia es el de aprender a leer y escribir. No lo adquirimos de manera espontánea, sino que necesita de alguien que nos instruya. Pero,
¿qué pasa cuando los métodos tradicionales no son suficientes para culminar satisfactoriamente el proceso didáctico?
Algunos niños y niñas se enfrentan a dificultades que, por mucho esfuerzo que dediquen tanto ellos como los padres, no se resuelven a base de más repeticiones o ejercicios mecánicos. Para ellos diseñé el
Método Villacampa LEM (Lectura, Escritura y Movimiento), una propuesta que integra el cuerpo y el movimiento en la interiorización de la lectoescritura.
Por qué el sistema convencional no es suficiente a veces
El aprendizaje de la lectura y la escritura suele abordarse con métodos fonéticos, silábicos o globales. Si bien funcionan para la mayoría, existe un porcentaje de alumnos que no logra progresar al ritmo esperado. Aunque no se aprecie ninguna dificultad añadida, se observa que lo que asimilan hoy mañana lo han olvidado. Un fenómeno que
puede deberse a diferentes aspectos como:
1. Un déficit en habilidades prelectoras
Para leer y escribir, primero es necesario desarrollar
la conciencia fonológica. Es decir, deletrear, silabear palabras y reconocerlas de manera oral. También se requiere tener
una lateralidad bien establecida y una coordinación visomotora. Capacidades que algunos niños con dificultades no son capaces de consolidar.
2. La desconexión entre cuerpo y mente
Aunque se da por hecho que el aprendizaje es un proceso puramente mental,
el movimiento juega un papel clave. Si un alumno no ha desarrollado adecuadamente
habilidades motoras básicas, su capacidad de atención, percepción y procesamiento del lenguaje se verá afectada.
3. La falta de individualización de las herramientas aplicadas en el aula
Los métodos tradicionales suelen aplicar estrategias homogéneas sin considerar que
cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje. Y ahí es, precisamente, donde surge la necesidad de localizar esos casos para poder comenzar a trabajar con ellos.
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La individualización marca las diferencias al aprender a leer y escribir | Fuente: Pexels[/caption]
Cómo detectar si existen problemas para aprender a leer y escribir
En ocasiones, existen predictores que pueden indicar qué estudiantes encontrarán dificultades para aprender a leer y escribir en el primer ciclo de Educación Primaria. Unos problemas que, si no se abordan a tiempo, llegan a generar desmotivación, baja autoestima e incluso rechazo al ámbito escolar. Para evitarlo, es imprescindible detectar determinadas señales de alerta como:
- Incapacidad para identificar ciertos sonidos dentro de las palabras.
- Deficiencias en la interiorización de las letras y en la asociación con sus sonidos.
- Escritura en espejo o inversión de letras persistente más allá de los 6 años.
- Torpeza motriz o dificultad en tareas como recortar, abotonarse o saltar con un pie.
- Cansancio o frustración al leer o escribir, lo que deriva en terminar evitando dichas actividades.
En qué consiste el Método Villacampa LEM
El Método Villacampa LEM surge de la necesidad de dar respuesta a estos niños y niñas y a sus familias. Su fundamento es sencillo. Está englobado en el método fotosilábico mixto aunque, como novedad,
integra movimiento en el inicio de las sesiones de enseñanza de la lectoescritura. Algunas de sus claves son:
1. La hidratación
Primero hidratarnos,
beber unos sorbos de agua antes de comenzar la actividad.
2. Las actividades motoras previas al aprendizaje de letras
Antes de sentarse a escribir, los niños trabajan con
ejercicios de lateralidad, coordinación y ritmo, esenciales para organizar el cerebro para la lectura.
3. El uso de patrones rítmicos y corporales
A través de juegos motores
se fortalecen conexiones cerebrales clave para el procesamiento del lenguaje.
4. Los materiales manipulativos
Se emplean materiales manipulativos, concretamente
cartas fotosilábicas, para el reconocimiento de sílabas que también se utilizarán posteriormente para la escritura sobre la mesa.
5. El aprendizaje en movimiento
No solo se lee y escribe sentado. Al estar en movimiento o de pie, se incorporan desplazamientos, saltos y cambios posturales que
refuerzan la memoria y la comprensión lectora.
6. Ritmo individualizado
Se adapta la enseñanza al nivel de cada niño, sin forzar aprendizajes para los que aún no está preparado.
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La motivación es esencial para evitar la frustración y el rechazo | Fuente: Canva[/caption]
Cómo se afrontan las dificultades más comunes
El material del Método Villacampa LEM consta de dos niveles. En cada uno, nos encontramos
láminas de movimiento con imágenes, así como con sílabas y palabras en mayúsculas y minúsculas. Además, se emplean otros elementos como
cartas fotosilábicas, una cartilla y un cuadernillo de trabajo.
Apoyándonos en tales recursos adicionales, la falta de fluidez lectora se afronta utilizando
secuencias de movimiento coordinado. Al mismo tiempo,
se van repitiendo las sílabas o palabras, reforzando así la automatización de la lectura.
Por su parte,
el rechazo hacia la escritura se combate transformando la actividad en una más lúdica y kinestésica. Algo que puede conseguirse dejando a un lado el lápiz y el papel en los primeros momentos con el fin de aliviar la frustración. En su lugar, se recurre a las cartas fotosilábicas o a pizarras para escribir.
Un método adicional para aprender con el cuerpo y la mente
El Método Villacampa LEM ha demostrado que, cuando el aprendizaje de la lectura y la escritura se trabaja desde el movimiento, los niños y niñas con dificultades pueden avanzar con mayor facilidad y confianza. No se trata de reemplazar la enseñanza tradicional, sino de complementarla con estrategias que respeten su desarrollo natural.
Porque aprender a leer no solo es cuestión de letras y sonidos, sino de todo el cuerpo en acción.