Si bien en nuestro país los raptos infantiles, fuera del contexto de separaciones o divorcios conflictivos, son infrecuentes, sin duda se trata de un hecho dramático que genera un profundo impacto, y del que es necesario alertar y prevenir. Es vital
enseñar a los hijos que no hablen ni se vayan con extraños, así como estar atentos a posibles
señales que podrían ayudar a identificar a un secuestrador de niños.
Cómo identificar a un secuestrador infantil: 9 señales que no hay que pasar por alto
Hace dos años, un policía de Logroño conmocionó a la sociedad con un experimento viral llamado
'Depredadores', con el que pretendía demostrar que
los niños son extremadamente vulnerables a los secuestros, y que cualquiera puede ganarse su confianza en pocos minutos. Las imágenes nos muestran que los raptores son capaces de hacer gala de una gran amabilidad y poner en práctica todo tipo de
artimañas para engatusar a los más pequeños en cualquier momento y lugar.
Por ello, es importante que además de educar en prevención, los padres, madres y cuidadores estén siempre atentos a sus movimientos. La vigilancia se debe extremar
de manera especial en los espacios con gran afluencia de gente como parques y jardines públicos, estaciones o en
las inmediaciones de colegios y guarderías.
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Los secuestradores pueden actuar en cualquier lugar, como los parques | Fuente: Unplash[/caption]
Analizar detenidamente el entorno y estar alerta a estos
nueve comportamientos y señales que podrían indicar un riesgo potencial de secuestro ayudará a evitar esta tragedia.
1. Interés inusual en un niño
Si una persona muestra un
interés desmedido o inapropiado en un niño, que no se justifica por su relación o circunstancias, podría indicar que
sus intenciones no son buenas. Hablamos, por ejemplo, de una excesiva atención, intrusión en la vida privada del menor o toma de fotos y vídeos sin el consentimiento paterno.
2. Intento de ganar su confianza
Con frecuencia,
los secuestradores buscan ganarse la confianza de los menores con regalos, promesas, juegos o actividades divertidas. A este modo de proceder se le denomina
grooming, y tiene como objetivo la manipulación psicológica para su posterior captura o
abuso.
3. Acercarse con juguetes o animales
Es relativamente común que utilicen
juguetes, peluches, dulces o incluso animales para atraer la atención de los más pequeños. Esta táctica se aprovecha de la curiosidad innata, inocencia y falta de cautela frente a extraños que les ofrecen algo que les gusta o les interesa.
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Un adulto que merodea por un parque y observa a los niños es un claro signo de alarma | Fuente: Canva[/caption]
4. Observación o seguimiento constante
Que una persona, sin ningún propósito aparente, merodee por los parques, inmediaciones de las escuelas o áreas de juego mientras
observa detenidamente a los niños y niñas que hay por allí, podría ser motivo de preocupación.
5. Comportamiento inapropiado
Otra señal de alerta son los
comportamientos adultos que van más allá de lo socialmente aceptado, o que no parecen normales en el contexto de una relación casual o distante con un menor. Tales serían, por ejemplo, los comentarios inadecuados, las preguntas personales raras o persistentes, el contacto físico invasivo o pedir ayuda al niño para algún fin.
6. Intentos de aislamiento
Con el objeto de no ser descubiertos o de controlar y manipular a su víctima más fácilmente, una técnica habitual es la de
separar al menor de su grupo, ya sea mediante coerción, promesas divertidas o engaños (como decirle que sus padres le han enviado a buscarlo). Así que mucha precaución si observas a un desconocido intentando interactuar de forma aislada con un menor.
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Una táctica habitual de los secuestradores es aislar al niño de su grupo | Fuente: Pexels[/caption]
7. Cambios en la conducta infantil
Si tu hijo o hija comienza a hablar sobre un nuevo amigo adulto, muestra miedo o ansiedad repentina hacia ciertas personas o lugares, o descubres que le están haciendo regalos inexplicables, es necesario que abordes el tema de manera urgente, pues podría ser un indicativo de que alguien está intentando establecer una relación inapropiada con él.
8. Vehículos sospechosos
También conviene estar atentos a las inmediaciones de las áreas infantiles para detectar
movimientos inusuales de vehículos. Es sospechoso que un coche desconocido se pare siempre en el mismo sitio, o que el conductor parezca observar o incluso intentar interactuar con los menores. También resulta extraño que alguien pida indicaciones desde el coche a un niño que camina por la acera o solicite su ayuda para algo.
Los padres deben enseñar que
este tipo de conductas tienen que darse únicamente entre adultos, y no acercarse nunca a un coche desde el que tratan de llamar su atención.
9. Interacción a través de Internet
Por último, no podemos olvidarnos del gran peligro que a veces esconde Internet. Y es que muchos
depredadores sexuales ocultan su identidad para contactar con menores a través de redes sociales, plataformas de
streaming y juegos en línea, y una vez que se han ganado su confianza, actúan.
Para evitarlo, es primordial inculcar que no deben
compartir con desconocidos sus datos personales,
información o fotos, y que den la voz de alarma en caso de sospechar de algún internauta.
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Los depredadores sexuales utilizan a menudo Internet para acercarse a los menores | Fuente: Canva[/caption]
Aunque estas
señales podrían ayudar a identificar a un secuestrador infantil, hay que recalcar que por sí solas no son concluyentes, sino que deben evaluarse dentro de un contexto general y tener en cuenta la frecuencia de los comportamientos.
Con todo ello, si como padre, madre o cuidador sospechas de alguna conducta inusual de una persona desconocida, no dudes en ponerlo en conocimiento de las autoridades.