El
castillo de Albarracín o alcazaba es una de las joyas medievales que se conservan hasta la actualidad. Se alza sobre una gran superficie rocosa en lo más alto de la localidad turolense del mismo nombre.
Forma parte del conjunto histórico de la ciudad, está considerado
Bien de Interés Cultural y se trata de la única fortaleza que se puede visitar en la comarca aragonesa de
Sierra de Albarracín. Junto con la
torre de la Muela y la
torre del Andador, el castillo fue una pieza clave en el conjunto defensivo de la ciudad. En su interior destacan los restos de
casas-palacio musulmanas durante su primera etapa en el periodo islámico.
Historia del castillo de Albarracín
En sus alrededores se han encontrados
restos de la época romana. Sin embargo, la primera ocupación constatada de este lugar fue durante la expansión musulmana en el
siglo X. Se cree que este lugar estuvo colmado de lujo y riqueza. Asimismo, las excavaciones han demostrado que este castillo contaba con un gran edificio que fue la residencia principal del nuevo soberano de la
Taifa de Albarracín, tras la disgregación del califato cordobés en el
siglo XI.
Además de su pasado islámico se sabe que, más tarde, en el
siglo XII, estuvo en propiedad de los
Azagra hasta el asedio al que la localidad de Albarracín fue sometida por parte de
Pedro III de Aragón. Con su llegada, el castillo fue conquistado y reconstruido.
[caption id="attachment_624501" align="aligncenter" width="700"]

Fuente: Canva[/caption]
A lo largo de los años, ha sido rehabilitado en numerosas ocasiones. Destacan las importantes obras de reconstrucción por
Pedro IV, ya que de esta etapa son los restos que se pueden observar en la actualidad.
Visita al castillo de Albarracín
Esta construcción con tanta historia puede ser visitada actualmente. Para acceder a su interior se deben contratar
visitas guiadas que comienzan desde el
Museo de Albarracín. Las visitas suelen durar alrededor de una hora y en ellas se pueden contemplar los restos de las
casas-palacio de su primera etapa islámica, así como los
patios y las distintas
estancias que se conservan. Para acceder a su localización se debe subir por una cuesta hasta llegar a la puerta de acceso en una de las torres.
Merece la pena también visitar los alrededores del castillo para admirar su exterior. Además, desde el lugar se obtienen unas vistas panorámicas únicas de su entorno y del pueblo. Su ubicación elevada en un lugar tan estratégico lo convierte en la actualidad en un
impresionante mirador, sobre todo durante la puesta de sol.
Municipio de Albarracín
Es un
municipio que, aparte de su innegable historia, cuenta con mucha
cultura,
tradición y
festejos. Su
gastronomía también es destacable, pues gira en torno a la materia prima local y es otro de los atractivos durante la visita a la ciudad. En cualquiera de sus bares y restaurantes se pueden probar joyas de la cocina como las
sopas de ajo al perolico, las
judías con morro, los
boletus edulis o un rico
potaje de garbanzos.

Ofrece varios lugares con mucho encanto donde poder
alojarse, varios establecimientos en los que admirar los
productos artesanales de primera calidad y varias
visitas guiadas para sumergirse en sus calles y admirar su arquitectura. Además del castillo, esta localidad es un lugar con muchos más
puntos de interés turístico que merece la pena visitar y que llevan a un viaje hacia el pasado. Destacan la
catedral, el
museo diocesano, el
Museo de Albarracín, la
Torre de doña Blanca o la
ermita de San Juan.
Por sus alrededores se pueden realizar rutas para disfrutar de su entorno natural como la ruta del
paseo fluvial del Guadalquivir o la
Cascada del Molino de San Pedro. Pero, además, se pueden visitar las
Pinturas Rupestres de Albarracín, declaradas
Parque Cultural y Espacio Natural Protegido.